Bañado por las cálidas aguas del Golfo de California, en 1930 se le consideró como embarcadero, pues sólo contaba con una población de 300 habitantes; pero hacia 1939, se le registró como pesquería. Y, para 1980, con 6197 habitantes, se le dio la categoría de puerto.

La historia de San Felipe comienza poco después con las expediciones de Francisco de Ulloa, uno de los capitanes de Hernán Cortés, quien navegó su bahía en septiembre de 1535. Actualmente, desde ese mismo lugar, los días de buen tiempo, zarpan ocho embarcaciones para localizar ejemplares de la vaquita marina, el cetáceo más pequeño del mundo y endémico de México.

Se trata del Programa VaquitaCPR, sin precedentes de conservación de una especie, liderado por el Gobierno de la República. Más de 60 científicos de 9 países, los mejores en su campo, están concentrados, aportando su conocimiento y experiencia para la protección y recuperación de la también llamada marsopa del desierto.

El faro, el malecón, el campo 1, el muelle, son algunos de los puntos obligados en San Felipe, cuyas mareas son únicas en el planeta, ya que pueden descender hasta 9 metros; cuando el mar se retira y se puede caminar sobre la costa hasta 2 kilómetros.

A inicios del siglo XXI el ingreso económico de San Felipe dependía, en orden de importancia, del turismo, de la flota camaronera y de la pesca en general, esta última, una actividad que poco a poco está transitando a la sustentabilidad, con mejores artes de pesca a favor de la biodiversidad.

Es un lugar de interés turístico a nivel internacional, por encontrarse a 200 Km de la frontera México-EE.UU. El turismo que arriba a puerto, generalmente procede de California, Arizona, Oregón, Washington y de los municipios de Mexicali, Tecate, Tijuana, Ensenada, y San Luis Río Colorado.

El clima en San Felipe es caluroso y húmedo, pero la oscilación térmica hace las noches frías que incluso pueden haber heladas en invierno. Es aquí, en este paradisiaco lugar, donde la vaquita marina tiene un santuario. Un centro de atención terrestre y un refugio marino, a 1.5 millas naúticas, conocido como “El nido”. San Felipe, el buen puerto de la marsopa mexicana.

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