México es un país con grandes contrastes en sus climas y régimen de lluvias lo cual afecta a los procesos productivos y a las actividades de sus habitantes.

Diversos estudios coinciden en sugerir que entre el 2013 y 2030 las variaciones de temperatura y precipitación en el territorio mexicano se intensificarán. Tales modificaciones traerán como consecuencia diversas afectaciones al sector hídrico, entre ellas variaciones en la disponibilidad del agua —tanto superficial como subterránea— para los diferentes usos.

Ante esta situación el Programa Nacional Hídrico 2014-2018 de la Comisión Nacional del Agua desde el principio de esta Administración contempló el establecimiento de reservas de aguas nacionales superficiales para la protección ecológica.

Estas reservas representan una garantía de conservación, no solo para sistemas acuáticos, sino también para los terrestres y la biodiversidad en su conjunto, coadyuvando a la adaptación al cambio climático.

De acuerdo con el Programa, el establecimiento de un sistema de reservas permite mejores condiciones de resiliencia en cuencas, regiones y en el país, lo que representa una importante medida de adaptación mundial ante este fenómeno.

Para ello recientemente el gobierno de la República publicó 10 decretos de reservas de agua que se suman a los tres ya publicados en esta administración y que integran un total de 274 cuencas que abarcan 20 estados de la República.

Lo anterior permitirá reservar volúmenes de agua suficiente para mantener el desarrollo de los ecosistemas y el abastecimiento de las necesidades básicas para las siguientes generaciones durante los próximos 50 años.

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