Tal es el caso de Simón. Así le llamaremos a quien pidió anonimato para evitar conflictos con otros compañeros que aún no creen en la existencia de la marsopa mexicana.

Oriundo de San Felipe, con oficio de pescador, Simón decidió participar en las acciones para salvar a la vaquita marina, con la colocación de hidrófonos y en la extracción de los CPODs que contienen la información de las señales acústicas de ejemplares del cetáceo más pequeño del mundo.

Además, desde hace 6 años colabora con las autoridades haciendo pruebas de todo tipo de arte de pesca para conocer cuál es el más sustentable. Otros 40 pescadores de la organización Pesca Alternativa de Baja California también se han sumado en la extracción de redes de enmalle fantasmas.

Para Simón, la conservación de la vaquita es importante pues dice que se la están acabando con las artes de línea o shango como le llama. Además, él es testigo fiel de la existencia del también llamado panda del mar.

“Mucha gente que tiene rato pescando dice que no ha visto a la vaquita, pero yo desde que estoy aquí con los aparatos me ha tocado verlas”, afirma.

Está claro que Simón es ejemplo de la pesca sustentable: obtuvo el permiso para extraer camarón y para ello cambió la red de línea por la red de arrastre, la cual no atrapa tortugas ni delfines, “es una alternativa para no pescar otro tipo de especies y dejarlas libres en el mar”, concluye convencido.

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