La composición gráfica que ofrece el escudo mexicano aporta como ningún otro emblema elementos naturales que aluden a la diversidad biológica de México: el nopal, el águila, la serpiente, caracoles y ramas de encino y de laurel, al tiempo que representa los grandes valores culturales y épicos encarnados en un ave llamada “águila suprema” por los antiguos mexicanos.

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Los primeros cuatro elementos pertenecen a la cultura prehispánica; la guirnalda de encino y laurel, a la cultura española del siglo XVIII que a su vez los absorbió de las milenarias civilizaciones de Grecia y Roma. El nopal, percha sobre la que, según el mito fundacional de México, apareció un águila devorando a una serpiente, es junto con el ave el elemento permanente en las sucesivas versiones del escudo nacional a lo largo de la historia.

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Una de las primeras representaciones de la fundación de Tenochtitlan es el Teocalli de la Guerra Sagrada, monolito hallado en las inmediaciones de lo que hoy es el Palacio Nacional y que data de la época de Moctezuma Xocoyotzin (1502-1520). Se trata de un bajorrelieve donde aparece un águila dorada devorando una serpiente de cascabel parada sobre un nopal que emerge del cuerpo de una deidad y,  a manera de tunas, ostenta corazones.

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Varios códices novohispanos incluyen diversos elementos de la fundación; algunos de ellos se perpetúan en el emblema nacional mientras que otros desaparecen. El nopal permanece. Hace 20 mil años, aproximadamente, cuando los primeros pobladores llegaron a la cuenca de México y vivían como nómadas cazadores y recolectores encontraron varios géneros de cactos de los cuales se alimentaban. Del nopal son los mayores y más antiguos registros que se tienen.

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Este vegetal habría sido domesticado hace 9 mil años y, junto con el maguey, el maíz y el frijol, fue el alimento principal de los grupos chichimecas. Ellos lo llamaron nohpalli, voz náhuatl que se transformó en nopal a la llegada de los españoles.

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La cuenca de México, donde se fundó la Gran Tenochtitlan, es actualmente el hábitat de más de una docena de especies de nopales. Una de ellas, la Opuntia Streptacantha o nopal cardón, es identificado por algunos historiadores como la que aparece en las primeras representaciones del escudo, por sus tunas rojas y por ser endémico del centro y norte de México. Otros opinan que es del género Opuntia-ficus-indica, de tunas verdes y amplia distribución, pero también se menciona al nopal chamacuelo (Opuntia tomentosa) y al de espinas lacias (Opuntia lasciacantha), de flores naranja y tunas rojas, mientras otros sostienen que se trataba de la chumbera, Opuntia dejecta, de distribución más tropical, por sus flores largas y con pistilo y estambres sobresalientes.

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Al colonizar estas tierras los españoles se sorprendieron al encontrar el nopalli, que en náhuatl quiere decir árbol que lleva tunas. Fray Bernardino de Sahagún describió como  “monstruoso” al vegetal cuyo tronco se compone de las hojas y las ramas se hacen de las mismas hojas que son anchas,  gruesas y comestibles. 

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El nopal y el águila representan además las dos fuentes principales de la economía mexica. Por un lado, la agricultura, simbolizada por el nopal, es la especie más antigua y constante utilizada como alimento de los pueblos chichimecas. Por otro lado, la guerra sagrada, representada por el águila, con la que se expandía el imperio y obtenía gran cantidad de tributos.

La familia de los cactos –biznagas, tetechos, nopales y choyas– se originó en el continente americano y se distribuye naturalmente desde el sur de Canadá hasta la Patagonia, en Argentina. De las 1,400 especies de cactos, 670 viven en México, y de estas, 508 son endémicas. El territorio mexicano se considera el centro de mayor diversidad de cactos del continente, pero también es centro de la diversidad de nopales.

Los nopales conforman el grupo vegetal con más especies y más amplia distribución de los cactos; algunos especialistas los dividen en dos grupos: Opuntia y Nopalea. Aunque los tallos de ambos grupos son muy similares, la forma de las flores es distinta. Las del género Opuntia parecen copas con pétalos pequeños y son polinizadas por insectos, las de Nopalea son elongadas y con pistilo y estambres largos y sobresalientes, y las polinizan los colibríes.

De aproximadamente 200 especies de nopales, 101 (93 de Opuntia y ocho de Nopalea) viven en México. De las noventa y tres especies de Opuntia, sesenta y dos son endémicas del país y de las ocho especies de Nopalea, seis son endémicas, según la botánica Leia Scheinvar.

En México, nación multicultural, es tan extenso el uso del cacto llamado nopal en la alimentación, la ganadería, el arte, la construcción, la ciencia, la estética y mucho más, que la planta con forma de raqueta espinada impacta transversalmente a todos los mexicanos. 

El nopal aparece en el centro de nuestro escudo nacional junto con el águila real, la serpiente de cascabel y los caracoles ornados con una rama de encino y otra de olivo. Y este conjunto al centro de la bandera nacional de colores verde, blanco y rojo, le han merecido ser reconocida como la bandera más hermosa del mundo.

(http://www.20minutos.es/noticia/395114/0/mexico/lista/banderas/ )