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  • México, pionero en América en la creación de estos sitios de conservación
  • El rey poeta Nezahualcóyotl construyó seis jardines en el reino mexica
  • Se festeja el Día Nacional de los Jardines Botánicos

La creación de jardines botánicos revela sensibilidades extraordinarias que encuentran el sentido profundo de la vida desde sus orígenes hasta su extinción. El rey poeta Nezahualcóyotl preside ese distinguido conjunto de mexicanos que, a veces de manera solitaria y otras buscando sinergias, han dedicado su existencia al servicio de la naturaleza.

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Desde 2006, los jardines botánicos son celebrados entre el 22 y el 29 de abril en el Día Nacional de los Jardines Botánicos. Estos sitios constituyen pequeñas muestras de la diversidad vegetal de una región, de un país o del mundo, y son también centros de cultura ecológica enfocados principalmente a rescatar y reproducir especies raras o en peligro de extinción para una posible reintroducción a su medio natural.

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Es bien sabido que México destaca entre los 12 países megadiversos del mundo por el alto número de especies que alberga, muchas de ellas endémicas. Para fortalecer la protección de esta riqueza biodiversa y contrarrestar la deforestación, la comunidad científica botánica de México propone dos soluciones: la creación de más áreas protegidas en zonas de alta biodiversidad y la creación de más jardines botánicos.

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Los científicos botánicos que en la actualidad generan estos espacios de biodiversidad vegetal en el país impulsan la Estrategia de Conservación de los Jardines Botánicos con base en el Convenio de la Diversidad Biológica; han tejido una robusta red de apoyo recíproco en la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, organismo que celebra reuniones anuales para intercambiar información, ofrecer asesorías y capacitación; promover la interacción con instituciones gubernamentales nacionales e internacionales y, desde 2006, realizar una evaluación con 22 jardines botánicos que desarrollan programas de educación ambiental, educación y concientización sobre la diversidad vegetal, así como investigación y conservación de la misma.

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Estos espacios verdes exigen de sus hacedores pasión, sabiduría y, sobre todo, un gran amor por el entorno, como sucedió en 1430 con los Jardines de Nezahualcóyotl o Tetzcotzinco, lugar de descanso del soberano de Texcoco, quien ideó un ingenioso sistema hidráulico para el riego de las plantas medicinales del altiplano mexicano que ahí cultivaba.

Tetzcotzinco o Jardín Botánico de Anáhuac fue el primero en su tipo en América. Funcionaba hace más de 600 años como centro de intercambio de información entre los médicos tradicionales, lo que podemos constatar hoy con los vestigios arqueológicos que se conservan y constituyen un centro de atracción ecoturística y deportiva. Pero este no fue el único jardín creado por el tlatoani azteca; se tienen noticias de seis más de su autoría dentro de los dominios mexicas que abarcaban desde lo que es hoy el estado de Utah, Estados Unidos, hasta donde comienza Nicaragua.

En el Valle de México, el emperador Moctezuma Xocoyotzin protegió el Bosque de Chapultepec y creó un jardín en El Peñón; en Atlixco, Puebla, estableció jardines y otro más en Oaxtepec, Morelos (aunque éste también se le atribuye a Moctezuma Ilhuicamina), según refiere Javier Castañeda Rincón, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo en su artículo Las áreas naturales protegidas de México. De su origen precoz a su consolidación tardía. (http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-218-13.htm )

Aunque poco se sabe de ellos, México cuenta hoy con más de 60 de estos espacios de verdes. Los hay principalmente en el centro y sureste del territorio nacional, aunque el Norte cuenta con singulares ejemplos de estos vergeles, lo que habla de una vocación florística generalizada que trascendió desde la época precortesiana.

Existen ejemplos sobresalientes de este tipo de jardines en México:

El Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM, el segundo más antiguo y el más importante de México, que mantiene una relación permanente con sus pares de diversas latitudes del mundo y alberga una colección de siete mil plantas de mil 200 especies biológicas, muestra que representa apenas una pequeña porción de la vasta diversidad biológica de nuestro país y que exhibe la riqueza cultural sobre el uso, manejo y percepción de los mexicanos acerca de su flora.

Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero, de Xalapa, Veracruz,  es un arboreto y jardín botánico de 38 hectáreas totales de las cuales 30 son de bosque preservado en una antigua plantación de café y ocho de exposiciones botánicas propiamente dichas. Cuenta con siete colecciones científicas públicas, distribuidas en ocho hectáreas y exhibe unos 6 mil ejemplares de 700 especies de plantas nativas y foráneas. Mantiene una colección científica de plantas vivas que permite estudiar y conservar la flora regional. Fomenta la conciencia del público hacia el mantenimiento de la diversidad biológica. Exhibe cerca de 6 mil ejemplares pertenecientes a 700 especies de plantas, entre las cuales predominan especies de bosque de coníferas.

Jardín Etnobotánico de Oaxaca, instalado en 2.3 hectáreas del Centro Cultural Santo Domingo, en la ciudad de Oaxaca. Resguarda 7 mil 330 ejemplares vegetales de 915 especies, 11% de la flora del estado, las cuales aportaron comunidades y ejidos, lo mismo que la piedra y tierra para el jardín. Entre sus atractivos hay varias cícadas, plantas que evolucionaron hace más de 230 millones de años y florecieron durante el Jurásico; además de ejemplares hallados en la cueva de Guilá Naquitz, cerca de Mitla, restos de plantas usadas por los antiguos cazadores y recolectores, como semillas de calabaza cultivadas hace diez mil años, los indicios más tempranos de agricultura conocidos hasta ahora en América. Una planta que más atrae la atención de los visitantes del Jardín es una gran biznaga de la especie Echinocactus platyacanthus, que pesa más de cinco toneladas y ha crecido a lo largo de mil años.

El Charco del Ingenio, en San Miguel de Allende, Guanajuato, es un jardín botánico que en su parte poniente descubre un amplio paisaje que abarca San Miguel al pie del cerro, el valle del río Laja y el horizonte lejano de la Sierra de Guanajuato. Su belleza se la imprime un monumento natural extraordinario, una imponente cañada, donde se observan, entre peñascos y matorrales, vestigios de acueductos y obras hidráulicas de los tiempos de la Conquista. Una poza natural nace al fondo. El jardín alberga una extensa colección de cactáceas y otras plantas suculentas mexicanas, muchas de ellas raras, amenazadas o en peligro de extinción. Su acervo es una de las colecciones más completas del país y corresponden a zonas de matorral, humedal y cañada.

El Jardín Botánico de Chapultepec, inaugurado el 12 de octubre de 2006, permite apreciar la biodiversidad del Altiplano en sus cuatro hectáreas de extensión. Resguarda plantas domésticas (de ornato, medicinales y alimentarias de clima templado), de humedal, de pastizales y llanuras, de agaves y suculentas, además de cactáceas y plantas de zonas áridas y con flor. Consta de un Arboretum y un Orquidario que sorprende con sus 200 especies de estas flores. 

El Jardín Botánico Regional “Roger Orellana”, A.C.,  del Centro de Investigación Científica de Yucatán, en sus 2.5 hectáreas de extensión se aboca a la conservación de la flora yucateca desde hace más de 30 años. Registrado ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales como Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, es refugio para una gran diversidad de aves, insectos, reptiles y otras especies de fauna.

La tradición botánica de México florece así en estos centros de conservación que abonan la semilla de una nueva cultura para que las generaciones por venir puedan disfrutar también de la riqueza biológica de nuestra nación.