Se estima que la demanda mundial de energía seguirá creciendo a un ritmo constante, considerándose un incremento del 37% para el periodo que va de 2012 a 2040. Sólo con una mayor eficiencia energética se podrá disminuir esa demanda.

De ahí la importancia de evaluar la eficiencia energética en las ciudades, pues estas consumen alrededor de dos terceras partes de la energía mundial y son responsables del 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

En el caso de México, el 72% de la población vive en ciudades. Para 2050 se espera que la cifra aumente al 84%. Los sectores residencial, comercial y de servicios son los consumidores del 37% de esa energía, con 73.6 Giga watts hora (GWh) reportada en 2013.

La eficiencia energética debe ser rentable para que pueda satisfacer la creciente demanda en las ciudades. Además de la reducción de costos, la eficiencia energética proporciona entre otros beneficios los de reducir la contaminación ambiental, tanto local como global, así como los de contribuir a la seguridad energética y al desarrollo económico.

Es importante mencionar que la eficiencia energética representa también importantes ahorros presupuestarios, los cuales pueden ser invertidos en mayor cobertura de servicios públicos y en infraestructura prioritaria para la ciudad, generando empleos y crecimiento económico local.