Manglares, pastos marinos y marismas salobres son tres ecosistemas costeros a los que hasta hace poco no se había concedido la importancia que revisten, pero que pese a representar menos de 0.5% de la superficie marina mundial almacenan más de 50% del total de carbono contenido en los sedimentos oceánicos, y en un año secuestran una cantidad de carbono equivalente a casi la mitad de las emisiones generadas por el transporte mundial.

Lo anterior lo documenta la Dirección de Estrategias de Cambio Climático de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en un reporte que destaca también que los ecosistemas de carbono azul captan un volumen de carbono de dos a cuatro veces mayor que el de los bosques tropicales maduros y almacenan entre tres y cinco veces más carbono por área.

Aunque el valor de estos ecosistemas es incuestionable, crecen las tasas de su degradación y pérdida con graves afectaciones a la biodiversidad y la población humana, porque al reducirse su capacidad para captar carbono, el que tienen almacenado va a la atmósfera y aumenta la acidificación de las aguas de los litorales, señaló la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) en el documento El carbono azul en América del Norte (2014).

El mismo estudio, actualizado en 2015, refiere que América del Norte –México, Canadá y Estados Unidos-- cuenta con 24 mil 200 km2 de lechos de pasto marino, 13 mil 500 km2 de marismas y 10 mil 100 km2 de manglares, según los datos cartografiados, aun cuando quedan por registrarse numerosos hábitats de praderas marinas y marismas.

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