Antropoceno[1] se le ha denominado a la era actual en que el planeta se encuentra ante uno de sus más grandes retos: garantizar la subsistencia de la vida. Esto implica, entre otras cosas, reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), producto de la actividad humana que a su paso deja como huella ese gas.

Por ese motivo, el 28 de enero de cada año se conmemora el Día Mundial de la Reducción de las Emisiones de CO2, con el fin de hacer conciencia sobre el impacto que nuestras actividades tienen en la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y la concentración de estos en la atmósfera.

El efecto invernadero es un fenómeno natural que permite mantener la vida en la tierra por asegurar la permanencia de temperaturas habitables, el efecto invernadero se da de forma natural por ciertos gases que se encuentran libres en la atmósfera como: vapor de agua, metano, CO2, entre otros.

El aprovechamiento de la energía para producir bienes y servicios a partir de la revolución industrial se ha basado en la quema de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, esto ha generado que el carbono contenido en dichos hidrocarburos se libere a la atmósfera contribuyendo a la concentración de estos compuestos que tienen un efecto radiativo y concentran o guardan calor. Antes de la Revolución Industrial se tiene registro de que la concentración en la atmósfera era de 280ppm.

Al respecto, el secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Peteri Taalas, advirtió que no se había registrado una concentración superior a las 400 partes por millón (ppm) de CO2 desde hace millones de años, la cual en 2018 se encontraba en 407.8 ppm y en 2021 ha alcanzado 415ppm.

Según el Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPCC), para limitar el aumento de la temperatura media global por debajo de 2°C (la temperatura en la que existe una alta probabilidad de impactos ambientales catastróficos), se necesitan cambios profundos en la manera en que la sociedad hoy en día satisface sus necesidades de energía para la producción de bienes y servicios.

Este mismo organismo ha destacado la importancia de buscar opciones que vinculen a la mitigación y a la adaptación para potenciar los esfuerzos de reducción de emisiones e incrementar el nivel de vida y el bienestar de las personas. Es así que destaca la relevancia de conservar y restaurar los sumideros de carbono para incrementar la acción climática y el importante papel de las soluciones basadas en la naturaleza, el manejo sustentable de las tierras y el papel fundamental de los océanos para regular el clima del planeta.

México es un actor clave reconocido por la comunidad internacional en la lucha contra el cambio climático, fue el primer país en desarrollo en contar con una Ley General de Cambio Climático que reconoce la corresponsabilidad del sector público y de la sociedad para actuar frente a este fenómeno global, esta legislación desarrolla el derecho a un medio ambiente sano como un derecho humano, reconocido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

México es un estado parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el Protocolo de Kioto y más recientemente del Acuerdo de París. Para la implementación de este último, en 2015 México fue el primer país en desarrollo en incluir un componente de Adaptación en su Contribución Nacional Determinada (NDC) y en proponer compromisos condicionados y no condicionados para la Mitigación, así como para la Adaptación.

En 2020, México reafirma su compromiso de reducir 22% de GEI y 51% de Carbono Negro (CN) de manera no condicionada, que se podría aumentar hasta un 36% de GEI y 70% de CN de manera condicionada a la transferencia de tecnología y financiamiento entre otros requisitos y condiciones; para aumentar la ambición en los ocho sectores que contribuyen a la reducción de emisiones: Transporte, Generación de Energía Eléctrica, Petróleo y Gas, Residuos, Industria, Residencial y Comercial, Agricultura y Ganadería y Uso de Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura (USCUSS).

Adicionalmente, México considera temas multisectoriales como: Economía Circular, Electromovilidad, Carbono Azul, Refrigerantes (HFCs), Política de Reducción de Emisiones de Metano del Sector Hidrocarburos, Eficiencia Energética, Generación Distribuida.

Para avanzar en la atención de la Adaptación en México, en la actualización de la NDC de 2020 considera los siguientes 5 ejes: A. Prevención y atención de impactos negativos en la población humana y en el territorio, B. Sistemas productivos resilientes y seguridad alimentaria, C. Conservación, restauración y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, D. Gestión integrada de los recursos hídricos con enfoque de cambio climático, E. Protección de infraestructura estratégica y patrimonio cultural tangible, y 27 líneas de acción.

La Semarnat realizará la hoja de ruta para contar con las metas, mecanismos, costos, identificación de responsables, indicadores para su adecuado seguimiento, así como una estrategia de financiamiento para su implementación, para ello participarán también las entidades subnacionales, siendo de vital importancia la colaboración de autoridades y sociedad, en coordinación con la academia.

[1] https://link.springer.com/article/10.1007/s00048-016-0146-3

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