Dolería al mundo perder especies tan preciadas como las de los pingüinos que con su belleza, gracia al caminar y sociabilidad se ubican entre los animales más carismáticos. No obstante, más de la mitad se encuentra en peligro de extinción a causa de la contaminación, el mal manejo de las pesquerías comerciales, la contaminación marina y el cambio climático.

Aves palmípedas del orden sphenisciformes, viven en colonias, pesan hasta 25 kg y llegan a vivir hasta 20 años, se alimentan de peces y una buena ración de plancton y habitan las zonas más frías del Hemisferio Sur, principalmente las costas de Australia, Nueva Zelanda, Ecuador, Chile, Argentina, islas Malvinas y Perú.

Algunas de las 18 especies existentes son de aguas más cálidas, como las de islas Galápagos, Sudáfrica y América del Sur, en el área de la corriente de Humboldt.

Sus alas, que funcionan como aletas, no están adaptadas para el vuelo, pero las convierte en magníficas nadadoras y buzas, gracias a la fuerza de unos huesos que les permiten iNmersiones de hasta 18 minutos y desplazamientos de hasta 60 km/h.

Su sistema de calentamiento en una de las regiones más frías del planeta consiste en una gruesa capa de grasa y tres de plumaje apretado, impermeable y resistente.  

Pero las amenazas agobian al 55% de los pingüinos del mundo, que reúnen una población total cercana a los 21 millones de individuos, según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), dados a conocer durante el 9º. Congreso Mundial de Pingüinos en 2016.

Este 25 de abril, en el Día Mundial del Pingüino, se recuerda el movimiento por la protección de su entorno que surgió el reciente 18 de enero en el seno de la sociedad civil, para proponer al planeta la promoción y el cuidado de estas aves marinas no voladoras.

En este contexto se exige a la Comisión del Océano Antártico de la ONU la creación del santuario oceánico más grande del mundo, con el objetivo de asegurar la preservación de los pingüinos y demás especies de la Antártida.

Es posible la recuperación de estas especies, como lo prueba la de los Adelies y Gentoos, en la Antártida y Australia, respectivamente, a consecuencia de sendas las declaratorias de áreas naturales protegidas.

El mundo debe estar atento ante la fragilidad del hábitat terrestre y marino de los pingüinos, aves que con su elegante plumaje, porte erguido y torpe caminar, nos arroban y enternecen.

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