El Día Mundial del Medio Ambiente cumple este año su 50 aniversario y mantiene su objetivo de ser una de las plataformas mundiales de mayor alcance en favor de las causas ambientales.

Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972 esta celebración se reúne a 150 países cada 5 de junio, y decenas de millones de personas, comunidades, corporaciones, organizaciones no gubernamentales, gobiernos y celebridades de todo el mundo participan de manera virtual y presencial en actividades, eventos y todo tipo de iniciativas alrededor del mundo, coordinados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Desde 1973, cuando comenzó a conmemorarse el Día Mundial del Medio Ambiente, la efeméride ha sido el principal vehículo de las Naciones Unidas para fomentar la conciencia mundial y la acción por el medio ambiente, y hoy es una plataforma vital para promover el progreso en los aspectos ambientales mediante los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En 2023 se enarbola un tema crucial: la contaminación por plásticos, uno de los grandes flagelos que amenazan la vida en el planeta.

Bajo el auspicio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el lugar de la cita para el evento central este año es Costa de Marfil, cuyo ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Jean-Luc Assi, sostiene que el plástico “representa un peligro visible que afecta a todas las comunidades del mundo”.

De acuerdo con Naciones Unidas, “más de 400 millones de toneladas de plástico se producen en el mundo cada año, la mitad de estas se conciben para una vida útil de un solo uso y menos del 10% se recicla. Se estima que entre 9 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares”.

Asimismo, agrega el organismo multilateral, “los microplásticos (partículas cuyo diámetro es inferior a 5 mm) invaden los alimentos, el agua y el aire. Se calcula que las personas ingieren más de 50,000 partículas de plástico cada año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas”.

Los productos plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente perjudican la salud humana y la biodiversidad, sino que igualmente contaminan todo tipo de ecosistemas, desde los picos más altos de montaña hasta el lecho marino.

“La contaminación por plásticos y sus efectos perjudiciales en la salud, la economía y el medio ambiente no pueden ser ignorados. Se requiere tomar medidas urgentes. Asimismo, este problema nos exige soluciones verdaderas, firmes y eficaces”, declaró Vivianne Heijnen, ministra de Medio Ambiente de los Países Bajos, nación que ha impulsado gran número de políticas en materia de productos plásticos, en tanto que la Comunidad Europea en general se ha comprometido firmemente a “reducir la producción y el consumo de plásticos de un solo uso, que puede y debe ser reemplazado por alternativas duraderas y sostenibles”.

Además, esa nación europea adoptó el Compromiso Global por la Nueva Economía del Plástico, integró la Alianza Mundial sobre la Basura Marina y forma parte de la Coalición de Alta Ambición que pretende elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante para combatir la contaminación por plásticos.

A su vez, en 2014 Costa de Marfil prohibió el uso de bolsas plásticas y apoya la transición hacia envases, envolturas y embalajes reutilizables.

Para crear el instrumento jurídico que abordará todo el ciclo de vida del plástico con un enfoque integral, en diciembre de 2022 sesionó en Uruguay el Comité Intergubernamental de Negociación (CIN-1), y se prevé que la segunda reunión se celebre en París en 2023.

Como bien ha expresado Inger Andersen, directora Ejecutiva del PNUMA: “Debemos aprovechar toda oportunidad que se presente y cooperar con todas las partes interesadas para resolver el problema de los plásticos en su totalidad”.

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