Este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, la Conferencia de la ONU sobre el Agua se propone lograr el compromiso de los 193 países que conforman el organismo multilateral para mantener un control más exhaustivo sobre el uso del agua y su saneamiento, lo que representa una enorme oportunidad para buscar soluciones a la sed global.

Desde la proclamación de esta efeméride por la Organización de las Naciones Unidas en 1992, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en Río de Janeiro, la mayoría de los gobiernos del mundo han perseguido el sueño de asegurar para todas las personas el acceso a agua limpia y segura.

A siete años del cierre de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, se recuerda el Objetivo 6 de Desarrollo Sostenible: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, porque, principalmente en áreas rurales, miles de millones de personas carecen de estos servicios básicos, una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable salubre, dos de cada cinco personas no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón, y más de 673 millones de personas aún defecan al aire libre.

Datos recientes de la ONU muestran que los gobiernos deben trabajar en promedio cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS 6 a tiempo, situación que no puede resolver un solo un actor o grupo, porque el tema del agua nos afecta a todos y se necesita que todos nos aboquemos a tomar medidas suficientes para atenderla .

A la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) le preocupa cómo aumentar la producción de alimentos, y está cierta de que usar menos agua es uno de los grandes desafíos. Asume que la escasez del líquido, los problemas de calidad del mismo y el saneamiento inadecuado afectan la seguridad alimentaria, la nutrición y las oportunidades educativas y económicas para los más pobres del planeta.

La FAO indica que los cultivos y la ganadería representan el 70% de todas las extracciones de agua y hasta el 95% en algunos países en desarrollo, pero advierte que el recurso para riego y ganado seguirá mermando a medida que el crecimiento poblacional y el desarrollo económico impulsen la demanda de alimentos, más aún cuando las tendencias dietéticas apuntan a un mayor consumo global de alimentos cuya producción requiere más agua.

En 2023, al cumplirse 30 años de la primera celebración del Día Mundial del Agua, los gobiernos se reunirán para alcanzar acuerdos que aceleren el proceso para dotar del preciado recurso natural a todas las personas, entre otros objetivos relacionados con este tema. A partir de los pactos que acuerden se integrará la Agenda de Acción del Agua, un plan ambicioso que pretende involucrar activamente a todos y todas mediante la campaña global “Sé el cambio”.

Los ciudadanos habremos de sumarnos para reconocer “La importancia del agua”, lema del año que convoca a darnos cuenta de lo imprescindible de este elemento para el desarrollo y la permanencia de la vida humana y la biodiversidad, por lo que es de capital relevancia defender la gestión sostenible de los recursos hídricos.

El Día Mundial del Agua es una iniciativa de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Consejo Mundial del Agua, que insisten en recordar que en el planeta 2,200 millones de personas aún no pueden acceder a este recurso, y que debemos enfocarnos en obtener esa cobertura de la que aún estamos lejos.

Este año también es parte del Decenio "Agua para el Desarrollo Sostenible" 2018-2028, lo que remarca la idea de la ONU de que el agua es fundamental para el desarrollo y la paz mundial. En este contexto se recuerda que el acceso al agua potable y el saneamiento es imprescindible para la vida y también es un derecho humano reconocido desde 2013 por la Asamblea General de la ONU, porque el “oro líquido” es de vital importancia para el desarrollo sostenible, desde la salud, la nutrición, la igualdad de género y la economía.

Sin embargo, se prevé que durante los próximos años los problemas relacionados con los recursos hídricos serán más urgentes. El aumento de las demandas de una población cada vez más numerosa y una economía mundial que evoluciona rápidamente, combinado con los efectos del cambio climático, exacerbarán la dificultad del acceso al agua y al saneamiento para usos domésticos, por lo que muchos expertos sostienen que un suministro impredecible de este recurso podría reducir el avance socioeconómico en el futuro.

La Unesco considera que hay suficiente agua dulce en el planeta para satisfacer las necesidades de una población mundial de siete mil millones de personas. Sin embargo, afirma, su distribución es desigual tanto en el tiempo como en el espacio, y mucha de ella es desperdiciada, contaminada y manejada de manera insostenible.

Podemos decir con la Unesco que la escasez de agua representa para muchos países el desafío más acuciante para el desarrollo socioeconómico y humano en general, por lo cual 2023 se observa como el año para adquirir compromisos con respecto al uso del agua y su saneamiento.