Los océanos, esas imponentes masas de agua que al verlas desde una playa nos maravillan, cubren tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, contienen el 97% del agua del planeta y, en volumen, representan el 99% del espacio vital, generan la mayor cantidad del oxígeno que respiramos, absorben alrededor del 30% del dióxido de carbono, ofrecen comida y nutrientes, regulan el clima y son económicamente importantes para el comercio, el turismo y la pesca.

La biodiversidad marina y costera da sustento a más de 3 mil millones de personas al ser la fuente de proteínas más grande del mundo, y los recursos e industrias marinas y costeras tienen un valor de mercado mundial aproximado de 3 billones de pesos anuales, alrededor del 5% del Producto Interno Bruto global.

Hoy, 8 de junio, se celebra el Día Mundial de los Océanos, el ecosistema más importante del planeta, que aporta recursos naturales: alimentos, medicinas, materiales, sustancias, energía. Simplemente, los pastos marinos son los campeones climáticos ocultos, ya que capturan carbono hasta 35 veces más rápido que el bosque tropical.

Sin embargo, ni el incalculable valor que representa su biodiversidad ni su inmensidad ha librado a los ecosistemas marinos de varias calamidades, entre ellas: la contaminación, el cambio climático y la sobreexplotación.

Las soluciones a tan enormes problemas están al alcance de la mano de todos los habitantes del planeta si optamos por una pesca sostenible, el uso racional de los manglares, el tratamiento adecuado de las aguas residuales y otros desechos; si evitamos que la basura plástica llegue al mar, si hacemos una gestión cuidadosa y una restauración constante y activa de los arrecifes de coral, manglares y pastos marinos para que sigan sustentando miles de millones de medios de vida en todo el mundo.

El 5 de diciembre de 2017, la ONU proclamó el Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible 2021-2030 y lo lanzó oficialmente el 5 de febrero de 2021, con el propósito de establecer un marco común capaz de garantizar que la ciencia apoye plenamente los esfuerzos de los países por alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

El secretario general de la ONU, António Guterres, puso los puntos sobre las íes: “Si no se toman medidas, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar, y los arrecifes de coral (que literalmente mueren hervidos) desaparecerán este siglo. A pesar de la urgencia y la importancia de los océanos que además regulan la temperatura mundial”, y lamentó que “los países sólo inviertan un 2% de su presupuesto de investigación en las ciencias oceánicas”.

Sostuvo que el COVID-19 ha demostrado la fragilidad y vulnerabilidad de las sociedades y que, para recuperarse con fuerza y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es imperativo frenar la degradación del medio ambiente porque de él depende la humanidad.

La ciencia y la investigación son vitales en este esfuerzo, agregó, pero “más del 80% de nuestro océano no está cartografiado ni explorado, a pesar de que las ciencias oceánicas representan una cantidad minúscula de financiación. La restauración del medio marino requiere conocimientos, una revolución de las ciencias oceánicas”, explicó el funcionario de la ONU.

Durante el Decenio de las Ciencias Oceánicas, se busca abordar el desafío definitivo de restaurar la capacidad del océano para nutrir a la humanidad y regular el clima, lo que influirá en el resultado de los esfuerzos mundiales para detener la pérdida de biodiversidad, implementar el Acuerdo de París y cumplir la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, afirmó Guterres.

Pidió “hacer las paces con la naturaleza para lograr un mundo próspero y equitativo para todos, sin dejar a nadie atrás. Juntos construyamos un nuevo y más valiente océano”.

Dos años antes, el 5 de diciembre de 2017, la directora ejecutiva de la Unesco, Audrey Azoulay, recordó que los océanos constituyen un bien humano común, y un activo ecológico global porque los pulmones azules del planeta absorben más del 90% del exceso de calentamiento del cambio climático, “capacidad que está llegando a la saturación. El océano es una reserva de biodiversidad excepcional, pero en gran parte desconocida”, dijo.

En la misma ocasión, líderes de 14 países, que representan más del 40% de las costas del mundo, se comprometieron con la gestión sostenible de los océanos para 2025, a través de una nueva agenda de acción que podría contribuir a sacar de la pobreza a millones de personas y alcanzar el 20% de nuestros objetivos de reducción de gases de efecto invernadero.

“En esta década debemos revertir el deterioro de la salud de nuestros océanos mediante el desarrollo de conocimientos para brindar un asesoramiento más eficaz y coordinado, apoyando una preservación ética, junto con la agenda 2030, el Acuerdo de París y el nuevo marco global de biodiversidad que será adoptado a finales de 2021”, explicó Audrey Azoulay.

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