El 4 de octubre de 1929 se declaró Día Mundial de los Animales, por iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal en un congreso celebrado en Viena. El objetivo principal era generar una solución al problema de las especies en peligro de extinción.

Con esta conmemoración se recuerda también a San Francisco de Asís, conocido como el santo o patrono de los animales, quien nació en 1182 en Italia y dejó como enseñanza a la humanidad que debemos comprender cuál es nuestro lugar en la Tierra, ya que el bienestar de nosotros está integrado al bienestar de todos los animales y el medio ambiente.

Posteriormente, tras la 3ª Reunión sobre los derechos del Animal, en Londres, en septiembre de 1977, la Liga Internacional de los Derechos del Animal y las Ligas Nacionales afiliadas adoptaron la Declaración Universal de los Derechos del Animal, la cual fue proclamada y aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y, posteriormente, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1978.

La Declaración contiene 14 artículos, de los que citamos las siguientes proclamaciones:

Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia; todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre; todo animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir en libertad en su propio ambiente natural terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse; ningún animal será explotado para esparcimiento del hombre; los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, al igual que los derechos del hombre.

Asimismo, señala que todo acto que implique la muerte innecesaria de un animal es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida; todo acto que implique la muerte de un gran número de animales salvajes es un genocidio, es decir, un crimen contra la especie, la cual es provocada por la contaminación y destrucción de sus ambientes naturales.

Precisamente, la pérdida y deterioro de los hábitats es la principal causa de pérdida de biodiversidad. Al transformar selvas, bosques, matorrales, pastizales, manglares, lagunas, y arrecifes en campos agrícolas, ganaderos, granjas camaroneras, presas, carreteras y zonas urbanas destruimos el hábitat de miles de especies.

La edición 2018 del Informe del Planeta Vivo, de WWF, que monitorea las tendencias en la abundancia mundial de vida silvestre, indica que las poblaciones globales de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles disminuyeron en promedio un 60% entre 1970 y 2014, el año más reciente con datos disponibles.

Señala que América Latina ha sufrido la disminución más dramática de vertebrados en el mundo con un 89% de pérdida. Estas poblaciones han tenido un declive de 4.8% anual en un área que corresponde a la región biogeográfica del Neotropical, que se extiende desde el centro de México hasta la Patagonia y donde se encuentran tres de los países más biodiversos del mundo: Brasil, Colombia y México.

En detalle, el Índice Planeta Vivo (IPV) es un indicador del estado de la biodiversidad global y de la salud de nuestro planeta. Se publicó por primera vez en 1998 y durante estas dos décadas viene haciendo seguimiento de la abundancia de poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios de todo el mundo. Usa las tendencias que emergen como medida de cambios en la biodiversidad.

Los índices de 2018 incluyen datos desde 1970 –establecido como la línea base de muchos indicadores– hasta 2014, porque no se tiene suficiente información anterior a 1970 o posterior a 2014 para generar un índice más sólido y significativo.

Por otra parte, en materia legislativa, de acuerdo con los investigadores Antón Aguilar y Beatriz Vanda, diversos Estados han promovido leyes encaminadas a salvaguardar el bienestar de los animales, acción que se extendió por la Unión Europea, y para 2009 quedó plasmado en el Tratado de Lisboa que “los Estados Miembros de la U.E. tienen la obligación de tratar a los animales como ´seres sintientes´ en sus legislaciones internas.

A diferencia de lo que ocurre en la Unión Europea, en América Latina no se ha encontrado regulación relativa al bienestar animal a nivel regional, solo a nivel interno, es decir, dentro de la legislación de cada país, como es el caso de Argentina, Bolivia, Perú, Colombia, Honduras, República Dominicana y Chile. En el caso de México, la mayoría de las entidades federativas cuentan con una ley de protección animal, pero están más bien enfocadas a los animales de compañía y no contemplan todos los aspectos que incluye el bienestar animal.

Algunas legislaturas locales han comenzado a mostrar avances significativos al reformar sus códigos penales con el propósito de tipificar los crímenes de zoofilia, maltrato, crueldad animal y abandono, castigando dichos delitos con multas y, en algunos casos, hasta con años de prisión. Como ejemplo de ello, Veracruz y Colima prohibieron las corridas de toros y el maltrato animal está tipificado como delito en más de la mitad de las entidades de la República.

En el ámbito federal, la Ley General de Vida Silvestre, decretada en el año 2000, responde al objetivo de conservar la vida silvestre mediante su protección y aprovechamiento sustentable. Contempla la sanidad de la vida silvestre, el manejo de ejemplares y poblaciones exóticas, trato digno y respetuoso a la fauna silvestre, unidades de manejo para la conservación de fauna silvestre, entre otros aspectos.

Los investigadores ya mencionados hacen referencia a una encuesta de parametría, en la que se muestra que el porcentaje de la población mexicana que considera que las personas que maltratan a los animales deben ser sancionadas ha aumentado de 74% en 2007a 95% en 2013. Lo que parece un indicador positivo; no obstante, de acuerdo con datos de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados, México ocupa el tercer lugar mundial en cifras de maltrato animal. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que al año mueren aproximadamente 60,000 animales por maltrato.

Lo último registrado es la Iniciativa con proyecto de Decreto por el que se adicionan diversas disposiciones a la Ley Federal de Sanidad Animal, la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y el Código Penal Federal, en materia de bienestar animal, presentada el 2 de marzo de este año en el Senado.

Sin duda, queda mucho por hacer en la materia, pero lo más importante es tomar conciencia de que todos los seres vivos merecemos un trato digno y respetuoso para lograr una convivencia sana en el planeta.

Consulta aquí los Datos Abiertos sobre Prestación de servicios de remediación de suelos contaminados