Pensar en las aves playeras nos traslada a paisajes marinos y lacustres donde estas tenaces migrantes se alimentan de moluscos, pequeños crustáceos, gusanos marinos e insectos, entre otras viandas, y con su vuelo elevan nuestro pensamiento a lugares ignotos de donde proceden y a donde van.

Pertenecientes a un grupo de 217 especies reconocidas como integrantes del orden de las aves Charadriiformes, que incluyen chorlos, chorlitos, avocetas, ostreros y falaropos, 81 especies de las aves playeras del mundo transitan en las Américas durante todo su ciclo de vida o parte de ella; 52 especies más se reproducen en Norteamérica y 35 especies vuelan por Centroamérica, el Caribe y América del Sur.

De postura erguida, las aves migratorias se distinguen por poseer un pico largo para buscar alimento en el agua y el lodo. Su plumaje moteado les ayuda a camuflarse para ocultarse de sus depredadores; tienen alas puntiagudas con largas plumas primarias para volar a gran velocidad, además de patas largas y delgadas para caminar en la arena, el lodo y aguas poco profundas, y sus dedos largos les dan estabilidad y equilibrio. 

En su búsqueda de alimentos y zonas de reproducción, el hogar de las aves playeras no está en ninguna parte, pero sí en todas partes, por lo cual son difíciles de rastrear, monitorear y proteger.

Cumplen su papel ecológico en los sitios de parada, donde se congregan en grandes cantidades para descansar y recuperarse y son esenciales para proteger y asegurar una conservación exitosa.

Sin embargo, la contaminación ambiental, la afluencia vehicular en zonas de nidificación, las actividades recreativas y el acecho de animales a sus nidos, entre otras amenazas, hizo pensar en la necesidad de destinar el 6 de septiembre a la celebración del Día Mundial de las Aves Playeras, no solo para que se conozcan sus increíbles migraciones y la diversidad de sus formas y tamaños, sino también para promover su investigación, monitoreo y la importancia de su conservación a nivel mundial.

Dado que en las últimas décadas han mermado las poblaciones de aves playeras, es preciso proteger su hábitat y sus rutas migratorias para garantizar la preservación de las distintas especies, por lo que una de las actividades más relevantes de la celebración anual son los Conteos Globales de Aves Playeras que este año se realizan del 3 al 9 de septiembre.

Se despliegan distintos tipos de censos que revelan información clave para cuantificar la importancia de un sitio para las aves playeras y guiar los esfuerzos de conservación a largo plazo, y tras décadas de datos de monitoreo se ha encontrado que muchas de estas especies presentan una tendencia poblacional decreciente.

El monitoreo regular muestra el estado de las poblaciones de aves playeras y la condición de los hábitats que usan. Por ejemplo, su presencia es excelente indicador de la salud de un ecosistema, datos con los cuales se pueden establecer prioridades de conservación, y los cambios en la manera en que las aves playeras utilizan un sitio pueden indicar si las condiciones del hábitat son deficientes o cambiantes.

Mediante estos monitoreos también se calculan las poblaciones de aves playeras y sus tendencias, que se basan en programas de monitoreo a largo plazo. Asimismo, la realización de censos periódicos durante la temporada no reproductiva, cuando los especímenes están mayormente concentrados y son más fáciles de contar, pueden revelar si los números están cambiando de un año a otro.

La Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (WHSRN), creada en 1985 por un grupo de expertos, organizaciones y gobiernos, y de la cual México forma parte, busca proteger la integridad ecológica de los hábitats críticos para estas especies voladoras en el Continente Americano.

Esta red integra más de un centenar de sitios, de los cuales al menos 16 se ubican en México. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, incorporó el sitio más reciente: lagunas Yavaros-Moroncarit, en el estado de Sonora, reconocidas por su alto valor como hábitat de gran importancia para las aves playeras.

En este lugar se encuentran especies como el picopando canelo (Limosa fedoa), incluida en la categoría de Amenazada según la NOM-059-SEMARNAT-2010, así como el chorlo nevado (Charadrius nivosus), el playerito occidental (Calidris mauri) y el ostrero americano del Pacífico (Haematopus palliatus frazari), este último en la categoría Peligro de Extinción.

Otro sitio de Importancia Regional por la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras es el Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado que, de acuerdo con esta red, alberga más de 16 mil aves playeras al año. Durante la migración de primavera se pueden encontrar de 6 mil a 9 mil playeros rojizos (Roselaari red knots) y 10 mil playeros areneros (sanderlings) en las playas del sur del Golfo de Santa Clara, en Sonora.

La Bahía de Todos Santos es otro de esos sitios pues tiene más del 4% de la población del Pacífico de la subespecie denominada chorlito nevado (Charadrius nivosus), la cual está en la categoría de Amenazada por la NOM-059-SEMARNAT-2010 en México y Estados Unidos y casi amenazada a nivel mundial.

Marismas Nacionales es otro, está ubicado en la costa del Pacífico noroeste del país y alberga especies como la avoceta americana (Recurvirostra americana), una de las más abundantes, con casi 61 mil individuos.

Actualmente podemos destacar otra Área Natural Protegida (ANP) representativa por la presencia de aves. Se trata del ANP Lago de Texcoco, decretado en marzo de este año con la categoría de Área de Protección de Recursos Naturales (APRN); uno de los pocos remanentes del antiguo complejo de lagos y humedales que alguna vez cubrieron la mayor parte del Valle de México.

Se estima que una superficie de 10,000 hectáreas del humedal original sigue manteniendo su función como sitio esencial para la reproducción, hibernación, alimentación y descanso de al menos 250 especies de aves, por lo que es reconocida como Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA), llegando a albergar un poco más de 60,000 playeras.

La Conanp señala que la conservación de las aves playeras representa un reto internacional muy interesante, ya que la mayor parte de las especies depende de ambientes ubicados en distintos países. La cooperación multinacional es por lo tanto, indispensable.