Cada segundo sábado de mayo y octubre se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, siendo México uno de los países predilectos de estas hermosas especies que le dan vida y color a los cielos.

Este 2022, la contaminación lumínica es  el tema central de la campaña internacional para sensibilizar sobre la importancia de su protección y la conservación de las áreas donde viven, ya que su presencia nos revela la salud ecológica del planeta y los daños que podríamos estar causando con nuestras actividades.

De acuerdo con información del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la contaminación lumínica es una amenaza importante para las aves migratorias, ya que provoca desorientación cuando vuelan de noche, lo que provoca colisiones con edificios, perturba sus relojes internos o interfiere con su capacidad para realizar migraciones de larga distancia. 

De acuerdo con datos de la investigadora Patricia Escalante, del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cerca de 4.7 billones de aves migran del norte del continente americano hacia nuestro país para pasar la temporada invernal; una parte importante de ellas se queda mientras otra cantidad significativa hace una parada corta y luego sigue su travesía hacia el sur.

El manglar es el principal ecosistema donde las aves migratorias encuentran un hogar temporal, por lo que resulta primordial la conservación de estos espacios. Como ejemplopueden mencionarse dos grandes humedales, uno es la Reserva de la Biósfera Marismas Nacionales, en Nayarit, en el Océano Pacífico, y el segundo es la Reserva de la Biósfera Los Petenes, en Campeche, en el Golfo de México, ambos bajo el resguardo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

Actualmente podemos destacar otra Área Natural Protegida (ANP) representativa por la presencia de aves. Se trata del ANP Lago de Texcoco, decretado en marzo de este año con la categoría de Área de Protección de Recursos Naturales (APRN); uno de los pocos remanentes del antiguo complejo de lagos y humedales que alguna vez cubrieron la mayor parte del Valle de México.

Se estima que una superficie de 10,000 hectáreas del humedal original sigue manteniendo su función como sitio esencial para la reproducción, hibernación, alimentación y descanso de al menos 250 especies de aves, por lo que es reconocida como Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA), llegando a albergar un poco más de 60,000 playeras.

El humedal del Lago de Texcoco es importante como hábitat de más de 60% de la diversidad de aves del Estado de México, como el pato mexicano (Anas diazi), y refugio para un gran número de aves migratorias como el chorlo nevado (Charadrius nivosus), playerito occidental (Calidris mauri), zambullidor orejón (Podiceps nigricollis), achichilique pico naranja (Aechmophorus clarkii), correcaminos tropical (Geococcyx velox), colibrí orejas violetas (Colibri thalassinus), zumbador de Allen (Selasphorus sasin), zarapito trinador (Numenius phaeopus), garza dedos dorados (Egretta thula), entre otras.

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