Enormes amenazas persiguen al jaguar, el león, el tigre y el leopardo, los cuatro grandes felinos capaces de rugir. Su majestuosa presencia los ha convertido en símbolos de poder y coraje, pero también en víctimas de la depredación.

La sobrevivencia en vida silvestre de estas especies está en peligro, aunque junto a ellas otros felinos de menor talla, como el guepardo, el leopardo nebuloso, el leopardo de las nieves y el puma, entre otros, también sufren el amago.

Son causas de los estatus de riesgo de estos mamíferos carismáticos: pérdida de hábitat, escasez de presas, conflictos con humanos, caza furtiva y comercio ilegal.

Ante su alarmante situación, las 182 naciones firmantes de la Convención Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) se disponen a poner los reflectores sobre los grandes felinos en el Día Mundial de la Vida Silvestre que celebran cada 3 de marzo, desde 2014.

Centrarnos en estas especies emblemáticas sensibilizaría a las sociedades sobre su grave situación, expuso John E. Scanlon, secretario general de la CITES. Se busca, dijo, avivar el apoyo a muchas acciones globales y nacionales en curso para salvarlas, y así garantizar su presencia para las próximas generaciones.

Aunque varios países de África y América impulsan estrategias para conservar a los grandes felinos, el descenso de sus poblaciones es significativa. Los más afectados son los tigres, que se redujeron en 95 por ciento en los últimos cien años, y los leones africanos, que perdieron un 40 por ciento en solo 20 años.

También el mayor de nuestros felinos, el jaguar (Panthera onca), se encuentra en un “mayor peligro de lo que se pensaba”, según los expertos de la UNAM Gerardo Ceballos y Rodrigo Medellín.

Del emblemático mamífero de las culturas mesoamericanas existen cerca de 64 mil individuos que corresponden a 34 subpoblacionnes desde el norte de México hasta Argentina, de las cuales 33 están en peligro crítico de extinción. La Amazonía, en Brasil, resguarda la mayor subpoblación, 57 mil individuos, y no está en riesgo.

México posee 4 mil ejemplares con poblaciones mejor conservadas en Yucatán, Oaxaca y Chiapas, con mil 800 individuos, pero se ha perdido más del 40 por ciento de la distribución y se ha reducido a las zonas más intrincadas del territorio nacional.

Medellín afirma: “La permanencia del jaguar en México es una moneda en el aire, y “va a caer en los próximos 10 o 15 años. Si no se aplica una política de conservación sólida y establecida, y las poblaciones no tienen seguridad, podríamos perderlo.”

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