El cambio climático ha dado a la meteorología un papel protagónico al ocurrir cada vez más frecuentemente fenómenos meteorológicos como huracanes, tormentas eléctricas, sequías, incendios forestales, inundaciones, entre otros, que representan una gran amenaza para la vida en el planeta.

Basada en esta ciencia, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) dio a conocer el pasado 15 de enero que 2019 fue el segundo año más cálido jamás registrado, superado solo por 2016.

Es un hecho que desde los años ochenta la temperatura global ha sido cada vez más cálida, tendencia que continuará a causa de los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero (GEI) que atrapan el calor en la atmósfera.

Petteri Taalas, secretario general de la OMM, advierte que “la temperatura media mundial se ha incrementado aproximadamente 1.1 °C desde la era preindustrial, y el calor de los océanos ha alcanzado niveles récord”. Señala que de mantenerse el nivel de emisiones de CO2, a finales de siglo la temperatura global podría aumentar de 3 a 5 grados Celsius.

Los efectos del cambio climático han causado la desaparición de muchas especies, de grandes ecosistemas marinos y terrestres y la muerte de millones de seres humanos, indica la OMM, derivado todo ello del aumento de las temperaturas y los fuertes fenómenos meteorológicos de los últimos años que “son realmente alarmantes y alcanzan a todas las naciones”, incluso las más desarrolladas.

El estado del clima mundial ha suscitado la deliberación mundial al impactar la economía, la sociedad y los ecosistemas, lo que genera una preocupación mundial para lograr el desarrollo sostenible como bien común de la humanidad.

Las herramientas para medir la temperatura en el planeta las aporta la ciencia meteorológica que, de la mano con la hidrología, cumple un relevante papel en el equilibrio medioambiental y en todas las actividades humanas para que la vida continúe tal y como la conocemos. Además, se encarga de estudiar los fenómenos que ocurren en la atmósfera como el clima, los vientos y la lluvia.

Por la relevancia de esta ciencia, en 1997 se estableció la celebración, cada 23 de marzo, del Día Meteorológico Mundial, para conmemorar la puesta en marcha del Convenio para la Creación de la OMM, que hoy reúne a 181 países.

Antecedida por la Organización Meteorológica Internacional que surgió en 1873, la OMM se creó el 23 de marzo de 1950 para promover la cooperación a escala mundial y desarrollar la meteorología y la hidrología operativa, siempre con la consigna de asegurar el bienestar, la protección y la seguridad de la humanidad.

Por eso en este día se busca crear conciencia entre los hombres y mujeres de todo el planeta y entre los distintos gobiernos para cuidar y preservar el clima y el medio ambiente como condición para preservar la vida en la Tierra y reducir los riesgos de un desastre global que comprometa la existencia humana.

Evitar un colapso global exige el trabajo mancomunado, por lo cual la OMM pide a todas las sociedades cuidar los recursos naturales, bajar el consumo de energía, preservar las especies y tener una mentalidad más ecológica.

Sugiere, asimismo, compartir opiniones sobre este importante tema en las redes sociales con el hashtag #DíaMeteorologicoMundial, pero principalmente emprender acciones ante un 2020 que inició como el 2019 en términos climáticos, y ante las décadas venideras en que se producirá gran cantidad de fenómenos meteorológicos extremos, exacerbados a consecuencia de niveles récord de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera.

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