Si dilapidamos energía eléctrica al mantener encendidos focos cuya luz no necesitamos, si mantenemos conectados aparatos eléctricos o electrónicos sin estarlos utilizando, si viajamos en automóvil trayectos cortos que bien podemos andar, o si consumimos de manera compulsiva, contribuimos a depredar una especie que, aun sin conocerla físicamente, nos es entrañable: el oso polar.

Ursus maritimus, nombre científico del mayor carnívoro que habita el planeta, posee pelos huecos translúcidos y llenos de aire sobre una epidermis negra para que la luz solar atraviese su pelaje blanco, o casi blanco, y su piel absorba la mayor cantidad de calor posible. Pesa de 360 a 590 kg. y mide entre 1.8 y 2.7 m de longitud; tiene un gran sentido del olfato, unos 10 cm. de capa de grasa que lo mantiene caliente y, para alimentarse, caza focas anilladas y barbudas, ballenas beluga desde las plataformas de hielo.

Pero la escasez de alimento ha orillado a este vertebrado a comer otras especies, como los delfines, e incluso los ha inducido al canibalismo.

Sin embargo, la supervivencia y protección del hábitat de tan imponente y extravagante mamífero, también llamado Oso Blanco, Oso del Hielo u Oso del Ártico, se encuentra en estatus Vulnerable, antesala de la categoría En Peligro de Extinción, en la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), y en Estados Unidos, la Ley de Especies en Peligro de Extinción lo considera Especie Amenazada a partir de mayo de 2008.

Su supervivencia y la protección de su hábitat se han convertido en temas de incumbencia global, de competencia de gobiernos, sociedades e individuos, aun cuando estemos distantes del ecosistema degradado del círculo polar Ártico.

A la población total de osos polares los divide la ciencia en 19 unidades o subpoblaciones, de las cuales, señala el Grupo de Especialistas en Osos Polares de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) tres subpoblaciones están en declive y existe un alto riesgo de disminución a futuro debido al cambio climático

Organismos como UICN, el Fondo Mundial de la Naturaleza, Greenpeace y, principalmente, Polar Bears International –creador del Día Internacional del Oso Polar que se conmemora cada 27 de febrero--, atribuyen al calentamiento global la crítica situación de este mamífero que se encuentra en la cúspide de la cadena alimenticia y desempeña por tanto un papel relevante.

Algunos científicos piensan que las 129 millones de hectáreas de hielo en el Alto Ártico de Canadá y Groenlandia, equivalentes al doble del tamaño de Texas, constituyen un soporte natural que puede persistir más tiempo que el hielo en cualquier otro lugar.

No obstante, la pérdida de su hábitat por el derretimiento del hielo marino a consecuencia del cambio climático es la mayor amenaza para la supervivencia de los osos polares, ya que, por ejemplo, el agujero de la capa de ozono favorece que se pierdan grandes masas de hielo en los polos. Los osos polares dependen del hielo marino para la caza, la reproducción y, en ocasiones, la madriguera, pero sólo en 2012 las pérdidas de hielo marino en verano en el Ártico fueron mayores al territorio de Estados Unidos.

Adicionalmente, estos úrsidos también enfrentan otras amenazas como los conflictos con los humanos, ya que el deshielo obliga a los osos a pasar más tiempo en tierra, donde se encuentran con las comunidades nativas con saldos negativos sobre todo para las personas. Existe también la caza furtiva insostenible y el impacto de la industria marina y terrestre, principalmente la petrolera, cuyo eventual derrame impactaría la vida marina, especialmente a los osos.

Desde 1992, el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) y otras instancias de conservación buscan la preservación sostenible de la rica biodiversidad polar. Actualmente trabaja con la población local para establecer un plan de gestión apropiado para esta "última área de hielo" en Canadá y Groenlandia, el cual podría aportar muchos beneficios como la conservación del hábitat para las especies del Ártico, así como la protección del patrimonio cultural y las economías locales.

Los biólogos estiman la población mundial de osos polares entre 20,000 y 25,000 individuos, el 60% de ellos vive en Canadá, pero también se encuentran en Alaska, Estados Unidos y en Rusia, Groenlandia y Noruega.

Proteger para conservar a los osos polares, es tarea de todos. Sí, de todos, en la medida que cada persona contribuya a construir un medio ambiente sano y a la desaceleración del calentamiento global.

Te recomendamos: Restringir el uso de automóvil, con el fin de disminuir las emisiones de CO2 por el uso del combustible; ahorrar electricidad y gas para reducir tanto las emisiones de CO2 como la destrucción del hábitat del oso polar; apoyar las tareas de los conservacionistas para generar conciencia y difundir la importancia de preservar el medio ambiente y los recursos naturales, entre ellos, los animales emblemáticos como el Oso Polar.

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