Las más de 65 millones de hectáreas arboladas de México constituyen el campo de trabajo de las personas dedicadas a combatir con profesionalismo los incendios forestales, pero sobre todo con heroicidad, para salvaguardar bosques y selvas de todo tipo y, por encima de todo, preservar vidas humanas.

Por ser su actividad de muy alto riesgo, las y los combatientes forestales deben conocer el comportamiento del fuego y forjan su experiencia como el hierro para saber utilizar cada herramienta que portan en su pesado equipo de trabajo, lo que exige especial condición física.

El 4 de mayo,  Día Internacional del Combatiente Forestal, el mundo rinde homenaje a estas personas, como lo propusiera el brigadista voluntario JJ Edmondson, tras el  incendio ocurrido en Linton, Victoria, Australia, en diciembre de 1998, cuando cinco combatientes forestales perdieron la vida.

En nuestro país, desde 2014 se decretó el 11 de julio como fecha conmemorativa para honrar a los combatientes del fuego en los bosques, y  justo es reconocerlos cuando en territorio nacional transcurre una temporada de incendios forestales avivada no sólo por la sequía extrema que agobia a la mayoría de los nuestros ecosistemas, sino también por acciones humanas deliberadas e incluso criminales.

A la fecha, esta temporada han ardido cerca de 11 mil hectáreas forestales de 20 estados a consecuencia de 61 incendios, de los cuales 34 han sido liquidados. Siete de los activos se desarrollan en las áreas naturales protegidas (ANP): Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán, en Autlán de Navarro, Jalisco; Reserva de la Biósfera Sierra Gorda, en Landa de Matamoros, Querétaro; Área de Protección de Flora y Fauna Tutuaca, en Temósachic, Chihuahua; Reserva Reserva de la Biósfera La Encrucijada, en Huixtla, Chiapas; Reserva de la Biósfera Selva El Ocote, en Ocozocoautla de Espinosa,  y Zona  de Protección Forestal en terrenos ubicados en La Concordia, Angel Albino Corzo, Villa Flores y Jiquipilas, en Villa Corzo en Chiapas; así como en la Reserva de la Biósfera Ría Lagartos, enTizimín, Yucatán, sin que ninguno represente peligro debido a la oportuna labor de los combatientes.

Mil 481 combatientes de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) cumplen su deber apoyados por integrantes de comunidades y ejidos que también ofrendan su vida con valor, por lo que en esta conmemoración es pertinente mencionar la tragedia del reciente 12 de abril que enlutó a la comunidad mixteca de Santiago Tepejillo, Juxtlahuaca, Oaxaca.

Nueve comuneros perecieron, entre ellos un estudiante de la Universidad Autónoma Chapingo y su padre, al luchar contra el fuego junto con personal de la Conafor y brigadistas estatales y municipales.

Como un réquiem en su honor, cuando estaban siendo sepultados ante un pueblo entero que se congregó a despedirlos, las brigadas contra-incendios municipales, estatales y federales lograron controlar y finiquitar las llamas tras cinco días de combate que arrasó los bosques comunales de Tepejillo, Juxtlahuaca y Mixtepec.

Mientras tanto, otros contingentes se ocupaban de tareas similares en otras regiones de Oaxaca, pues ocho incendios más consumían áreas selváticas de los Chimalapas, y de bosques en la Costa, el Papaloapan y la Cañada.

Hoy, en plena contingencia sanitaria, mientras la mayoría de las y los mexicanos se resguardan en casa por la pandemia del Covid-19, nuestros combatientes dan muestras de su arrojo y abren brechas cortafuego o lanzan chorros de agua, lo mismo en Quintana Roo que en Nuevo León o Jalisco, Querétaro o Veracruz.

A la Gerencia de Manejo del Fuego de la Conafor le corresponde impulsar las acciones de capacitación, prevención, combate, investigación y monitoreo de los incendios forestales en coordinación con las entidades federativas, municipios, alcaldías de la Ciudad de México y el Sistema Nacional de Protección Civil, con el propósito de salvaguardar la vida de las personas y proteger los ecosistemas forestales, sin olvidar la función ecológica del fuego en los mismos.

El aumento gradual de la temperatura en el planeta este año coloca a diversas cuencas del territorio mexicano en condiciones de sequía severa, extrema o excepcional, según el acuerdo de la Conagua lo que puede generar la ocurrencia de más incendios.

Asimismo, con base en el Sistema Nacional de Información y Gestión Forestal (SNIGF) durante las temporadas de sequía aumenta el riesgo de incendios ocasionados de manera natural por diversas razones, entre ellas, la acumulación de combustible orgánico seco en los bosques y selvas.

Pero es importante destacar que el 98% de los incendios forestales son provocados por causas humanas, por lo que resulta determinante tomar consciencia de que los incendios forestales son uno de los grandes enemigos de los recursos forestales, y junto con las plagas y enfermedades causan mortalidad de grandes comunidades de árboles, por lo que propician degradación y deforestación.