En todo el mundo, para muchas personas es habitual el desperdicio de alimentos, la compra de más alimentos de los necesarios y el dejar que las frutas y verduras se echen a perder en casa, así como tomar porciones más grandes de las que se van a consumir.

Se desconoce que de esta manera se ejerce una presión adicional sobre los recursos naturales y se daña el medio ambiente, el trabajo, el esfuerzo, la inversión y los recursos que se utilizan para producir los alimentos: agua, semillas, tierra, abonos, así como los medios para almacenarlos, procesarlos, transportarlos y distribuirlos, todo lo cual aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático.

Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos con el fin de lograr la restauración y la reconstrucción de los sistemas alimentarios y prepararlos para la resiliencia, es uno de los grandes objetivos que tiene la conmemoración del Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos cada 29 de septiembre desde 2020, a proclama de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en un mundo desigual donde existe un hambre creciente frente a importantes pérdidas y desperdicios de alimentos.

A nivel global, entre la cosecha y la venta al por menor se pierde alrededor del 14% de los alimentos producidos, mientras el 17% del total de la producción de alimentos se desperdicia en los hogares (11%), en el servicio de alimentos (5%) y en el comercio minorista (2%), según datos de la FAO.

Disminuir las pérdidas y el desperdicio de toneladas de alimentos comestibles es esencial ante el creciente número de personas afectadas por el hambre, que ha ido aumentado lentamente desde 2014, porque cada día se pierden y/o desperdician toneladas de productos.

La pérdida y el desperdicio de alimentos impactan los recursos naturales porque representa desperdicio de agua, de la tierra que se necesita para cultivar esos alimentos, de mano de obra y del capital invertido. La naturaleza sigue afectada cuando se descuidan los alimentos y van a dar a los vertederos, donde generan metano y otros gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.

Otros grandes impactos se observan en la seguridad alimentaria y en el incremento en el costo de los alimentos, así como en la escasez de los mismos y su disponibilidad.

La FAO señala que lograr sistemas alimentarios resilientes requiere de sostenibilidad, de adoptar enfoques integrados que se orienten a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos por lo que, a nueve años de alcanzar la meta 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), meta 12.3, es urgente acelerar las acciones para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

Esas acciones a nivel mundial y local deben encaminarse a maximizar el uso de los alimentos que producimos mediante la introducción de tecnologías, soluciones innovadoras, incluidas plataformas de comercio electrónico para marketing, sistemas móviles de procesamiento de alimentos retráctiles, nuevas formas de trabajo y buenas prácticas para gestionar la calidad de los alimentos y reducir la pérdida y el desperdicio.

En ese sentido, debemos tener presente que:

  1. ¡Nunca debemos dar lugar a la pérdida y el desperdicio de alimentos! 
  2. Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos proporciona un medio poderoso para fortalecer la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios y mejorar la salud planetaria.
  3. Aumentar la eficiencia de nuestros sistemas alimentarios y reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos requiere invertir en innovación, tecnologías e infraestructura.
  4. Recuperar y redistribuir propicia un buen uso de los excedentes de alimentos y contribuye a mejorar el acceso a ellos para quienes padecen inseguridad alimentaria, evita el desperdicio y asegura beneficios económicos, ambientales y sociales.
  5. El compostaje es mejor que enviar los alimentos de desperdicio a un vertedero, pero en primer lugar es mejor evitar que se desperdicien para reducir el impacto ambiental.
  6. Realizar y maximizar los impactos positivos de la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos requiere una buena gobernanza y desarrollo del capital humano, así como colaboración y asociaciones.

En este 2021, que es también el Año Internacional de las Frutas y Hortalizas, la FAO nos recuerda que:

- Frutas y verduras valen más que su precio.

- Mantener su calidad y garantizar su seguridad a lo largo de la cadena de suministro, desde la producción hasta el consumo, reduce las pérdidas y el desperdicio y aumenta su disponibilidad para el consumo.

- Debemos respetar la comida de la granja a la mesa.

- Procuremos innovar, cultivar, reducir la pérdida y el desperdicio para aumentar la eficiencia y la productividad en las cadenas de suministro de frutas y verduras.