México, uno de los 17 países megadiversos del mundo, es también poseedor de un gran porcentaje de especies endémicas, muchas de las cuales son reconocidas y aprovechadas por los pueblos originarios y guardan gran parte del legado biológico, cultural y mágico del país.

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en nuestro país existen más de 19 mil especies microendémicas, cuasiendémicas y semiendémicas. Hablemos de 8 de las más representativas para el orgullo mexicano.

Ajolote Mexicano

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De peculiar sonrisa y branquias a manera de barbas de dragón, el ajolote (Ambystoma mexicanum) o Atl-xólotl  (monstruo de agua, en náhuatl), es otro de los tesoros endémicos mexicanos. Resguardado en el imaginario azteca como el hermano gemelo de Quetzalcóatl,  hoy está en peligro de extinción.

Este ejemplar, oriundo de los humedales de Xochimilco, destaca por su capacidad de regeneración celular y su complejo sistema respiratorio que le permite estar dentro y fuera del agua, lo que llevó a las culturas antiguas a considerarlo como un ser que desafiaba la muerte, en tanto que investigadores modernos estudian dichas características para aplicarlas a la medicina moderna.

Vaquita marina

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Vaquita marina (Phocoena sinus). Considerada la marsopa más pequeña del mundo, este cetáceo endémico de México habita solamente en el Golfo de California y está considerado también en peligro crítico de extinción (PC) en las listas de especies en categoría de riesgo de la NOM-059-SEMARNAT- 2010.

El mamífero marino mexicano fue descubierto hacia la mitad del siglo XX en San Felipe, Baja California, pero su población ha descendido sustancialmente al quedar atrapadas de forma incidental en las redes agalleras y de arrastre de pescadores furtivos que codician al pez totoaba, por lo que hoy investigadores del Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional estiman que ya sólo existen entre 4 y 17 ejemplares con al menos tres crías.

Totoaba

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Totoaba. Es el pez más grande del Alto Golfo de California. Al igual que muchas otras especies endémicas, enfrenta la amenaza de extinción a consecuencia de la pesca ilegal. Su vejiga natatoria o “buche” es considerada por las culturas asiáticas como medicinal o mágica y, por el alto precio en que se cotiza ese órgano, es sinónimo de estatus en China y Hong Kong y se le conoce como la cocaína del mar.

La Totoaba macdonaldi es también conocida como corvina blanca, roncadores o tambor, por su capacidad de producir sonidos con su vejiga natatoria. Pez muy longevo, puede vivir de 25 a 50 años, alcanzar 2 metros de longitud y pesar más de 100 kilogramos. En 1991 fue declarada en peligro de extinción y catalogada posteriormente como tal en la NOM-059-SEMARNAT-2010.

Teporingo

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Pequeño, simpático y tímido, el teporingo (Romerolagus diazi), zacatuche o conejo de los volcanes, es también una de las especies endémicas mexicanas que sobrevive en las laderas de los volcanes del Valle de México con una población que se estima en siete mil ejemplares, debido a la fragmentación de su hábitat por el crecimiento de la mancha urbana y los cultivos extensivos.

Aunque se ha especulado sobre su presunta extinción, lo cierto es que monitoreos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) han detectado poblaciones estables en el Parque Nacional Izta-Popo, en el Corredor Biológico Chichinautzin, en Milpa Alta, Topilejo y en el Tepozteco. Además de que se han reforzado estudios y trabajos para garantizar su protección.

Lacandonia schismática

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México cuenta asimismo con una gran riqueza vegetal, con especies como la Lacandonia schismática, flor con forma de estrella que sólo se encuentra en áreas sumamente restringidas de Chiapas y cuyas características exclusivas han marcado un hito en la historia de la evolución.

Su descubrimiento data apenas de 1987, ante la sorpresa de botánicos, e incluso campesinos de la región, que desconocían su existencia, hecho que le ha propiciado una bajísima variación genética y características que son de gran interés para la comunidad científica.

Flor de Nochebuena

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La Nochebuena o cuetlaxóchitl (flor que se marchita o flor de cuero, en náhuatl) y Euhphorbia pulchérrima para la ciencia botánica, es una planta que fue domesticada con fines medicinales por los pueblos originarios de México y que trascendió para el resto del mundo como flor emblemática de la Navidad.

Originaria del norte de Guerrero, el arbusto mexicano que produce la también conocida como flor de Pascua, crece en los bosques tropicales secos del Pacífico mexicano y extendió su presencia al mundo gracias a que en 1829 el entonces embajador estadounidense Joel Roberts Poinsett recopiló algunos ejemplares y los envío al jardín botánico Bartram, donde la cultivaron y exhibieron para finalmente introducirla al resto del mundo.

Flor de Cempasúchil

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Cempasúchil (Tagetes erecta). Especie icónica de la flora mexicana cuyo nombre significa flor de 20 pétalos. Por la creencia de que atrapa los rayos del sol, los pueblos originarios la utilizaban para iluminar el camino de los difuntos y angelitos que regresaban al mundo para visitar a los vivos en las “fiestas de muertos”.

De esta flor se conocen al menos 58 especies, de las cuales 35 son endémicas de México y su uso no sólo se limita a adornar los altares de los fieles difuntos, sino también tiene utilidad en la medicina tradicional, al ser un remedio para calmar el dolor y los cólicos estomacales, curar de empacho, expulsar parásitos y gases intestinales y vencer afecciones hepáticas al desintoxicar el hígado.

Biznaga barril de acitrón

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Junto con la biznaga burra o tonel grande (Echinocactus platyacanthus), de la biznaga barril de acitrón (Ferocactus histrix) ilegalmente se obtiene el tradicional dulce de acitrón. En conjunto con otras 518 cactáceas endémicas de nuestro país, guardan características únicas.

La irracional extracción y poco cuidado de este cactus globoso, así como la pérdida de su hábitat, colocaron a esta biznaga en la lista de peligro de extinción en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, ya que al igual que muchas cactáceas mexicanas es sobreexplotada para el comercio ilegal con fines gastronómicos. Para esta y muchas especies endémicas, el reto es garantizar su protección.