Entre las flores más raras y enigmáticas del mundo, sobresale la Lacandonia schismática. Endémica de México y única por el conjunto de singularidades que reúne,  genera  las más audaces hipótesis y el mayor interés científico porque marca un hito en la historia de la evolución.

Diminuta estrella de aproximadamente 4 milímetros, cada una de seis tépalos (conjunto de pétalos y cáliz), es el descubrimiento más importante del siglo XX en botánica, ya que es una planta de características nunca vistas que posee entre sus peculiaridades:

  • Rareza biogeográfica: crece en un área sumamente restringida.

  • Rareza de hábitat: se desarrolla en suelos de turberas tropicales, con humedad extrema, sombra, en áreas de inundaciones durante buena parte del año.

  • Rareza demográfica: de una bajísima variación genética y escasa densidad.

  • Cada flor posee ambos sexos: tanto los órganos femeninos como los masculinos aparecen en el centro, lo que permite sur autofecundación interna con polinización y fertilización dentro del botón floral antes de su apertura.

  • Sus flores aparecen entre noviembre y diciembre.

  • Planta saprófita, se alimenta de materia orgánica en descomposición mediante finas raíces filamentosas asociadas a hongos que facilitan su nutrición, pero que no ha sido posible aislar el hongo para cultivarla in vitro o en invernadero.

  • Es de color blanquecino y transparente porque carece de clorofila.

  • Carece de hojas y es de tallo filamentoso y delgado.

  • Crece en ramas de aproximadamente 4 cm de largo que hacen zigzag y contienen hasta 13 florecillas colocadas en espiral.

  • Se le atribuye un ancestro que se distribuía en toda la selva Lacandona: Triuris brevistilis, el cual sufrió una mutación.

  • Lacandonia schismática abrió espacio a una nueva familia vegetal: Lacandoniaceae.

Su descubrimiento en un restringido territorio chiapaneco (1987) mientras se desarrollaba una expedición botánica para levantamiento de flora en Mesoamérica, representó un hito para la ciencia mundial que en medio siglo no registraba descubrimiento botánico alguno.

Incluso los campesinos de la región la desconocían y el área del hallazgo se encontraron otras especies que tampoco se sabía que existieran en México. Más tarde se le ha visto en Crucero Corozal, El Corozal, Ojo de Agua de San Javier, Laguna Carranza, Laguna Miramar y Río Lacanjá.

Fuentes: Conabio-Conanp.

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