Hasta el siglo XVI, cuando marineros españoles llegaron a esta región, el archipiélago de Revillagigedo era desconocido para la humanidad. La distancia impidió que las culturas precolombinas se asentaran en las islas.

En la búsqueda de nuevos territorios para el Imperio Español que requería nuevas rutas marítimas y el traslado de mercancías, Hernán Cortés instruyó la exploración de la costa del Pacífico hasta la Península de Baja California, y Hernando de Grijalva descubrió el Archipiélago en diciembre de 1533.

En la que nombró Santo Tomás, hoy Isla Socorro y, Los Inocentes, actual Isla San Benedicto, desembarcarían militares, evangelizadores y comerciantes.

El Archipiélago tomó relevancia Primero, en las cartas de navegación españolas, y luego en las inglesas. Geografía e historia ambiental se fueron tejiendo durante cinco siglos con un contenido geoestratégico del dominio español.

James Colnett le dio al complejo insular el nombre de islas Revillagigedo, en honor a Juan Vicente de Güemes y Padilla, Segundo Conde de Revillagigedo y LII virrey de la Nueva España, de 1789 a 1794, bajo el reinado de Carlos IV.

En 2013, el Instituto Nacional de Antropología e Historia hizo investigaciones sobre el Galeón de Manila en aguas del Archipiélago, con el fin de rescatar y conservar el patrimonio hundido de esa ruta cultural: porcelanas, maderas laqueadas, marfil y taracea, entre muchas evidencias del intercambio comercial con el Oriente.

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