Los combatientes forestales han sido las más de las veces héroes sin guirnaldas en todas las naciones a lo largo de la historia de la humanidad, al poner su integridad y su vida en riesgo, sin esperar lauro alguno, para salvar bosques y selvas con su cúmulo de biodiversidad y sus maravillosas vetas de servicios ambientales.

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Cinco brigadistas forestales perecieron en diciembre de 1998 durante un gran incendio forestal que arrasó con bosques en una zona poblada de Linton, Australia, hecho que sumado a otros sucesos trágicos ocurridos ese año durante la lucha contra las llamas en bosques y campos de distintas regiones del planeta, puso el foco de atención en ese sector de valientes ciudadanos del mundo.

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La Country Fire Authority y la Comunidad de Victoria adoptaron el uso de una cinta roja y posteriormente se agregó el color azul para simbolizar los elementos fuego y agua, en reconocimiento a los combatientes forestales muertos y hacia sus familias, homenaje que la comunidad internacional acogió, además de fijar el 4 de mayo para esa conmemoración.

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El 3 de marzo de 2014, el gobierno de la México publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto mediante el cual se dedica en el país el 11 de julio para honrar a hombres y mujeres que combaten el fuego forestal.

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En México, más de 14 mil combatientes, entre trabajadores de este organismo y voluntarios,  trabajan de la mano con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), organismo dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), y son capacitados constantemente por un equipo técnico especializado de la Gerencia de Protección Contra Incendios Forestales para enfrentar los siniestros que surgen tanto de manera natural como por acciones deliberadas o descuido humano, principalmente durante las dos temporadas de incendios forestales del país.

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A los combatientes forestales, una buena preparación no solo les permite incrementar la capacidad de respuesta ante eventos de gran magnitud, sino que también les resulta indispensable para mantener su seguridad personal. Los seis centros regionales de Manejo del Fuego (CRMF) instalados por la CONAFOR persiguen estos propósitos y se ubican en los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Jalisco, Puebla y Campeche.

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El valor más importante durante las tareas de combate de incendios es proteger la vida humana. Un trabajo bien planificado y ejecutado anula cualquier riesgo para la seguridad de los combatientes.

Los combatientes de incendio deben aplicar con rigor distintas normas de seguridad:

Portar prendas de protección:

  1. Zapatos resistentes al calor (piel o carnaza) con suela antiderrapante.
  2. Pantalón nomex o mezclilla (algodón).
  3. Camisa con mangas largas, de nomex o algodón.
  4. Ropa interior de algodón.
  5. Googles o lentes.
  6. Casco de seguridad.
  7. Cantimplora.
  8. Paliacate.

Medidas rumbo al incendio (a pie):

  1. Seguir caminos y sendas conocidos para evitar perderse.
  2. Ir en grupo.
  3. Seguir instrucciones del guía.
  4. Por la noche, usar linternas y poner atención a zanjas, trincheras y hoyos.
  5. No trepar por rocas si no se está entrenado.
  6. Atención a troncos o rocas que rueden desde el incendio.
  7. Atención a árboles secos o debilitados por el fuego.
  8. Mantener una distancia razonable entre cada dos hombres.
  9. Caminar a paso no excesivamente rápido para evitar fatigarse antes de tiempo.
  10. Cuando se portan herramientas debe guardarse una distancia de 2 metros entre cada persona.

Herramientas de un brigadista:

  1. Herramientas manuales (azadón, machete, pala, bieldo, talacho rastrillo, cazanga).
  2. Herramientas especializadas (pulaski, mc leod, pala forestal, hacha doble filo).
  3. Equipo menor especializado (motosierra, motobombas, antorcha de goteo, mochila aspersora).
  4. Se utilizan también helicópteros y vehículos terrestres, además de equipo y maquinaria pesada.