Cuando el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, hizo una visita oficial a Francia a mediados del año pasado, el presidente de ese país, Françoise Hollande, le hizo una petición formal: que las Fuerzas Armadas mexicanas participaran con sus cadetes y águilas en el desfile de la Fiesta de la Federación, hecho que conmemora en Francia la toma de la Bastilla. La solicitud se cumplió y sobra decir que la exhibición de estas impresionantes aves (tres águilas reales, una aguililla cola roja y dos aguilillas Harris), causaron sensación entre el público y generaron diversos elogios en medios locales.

El Heroico Colegio Militar contribuye con la rehabilitación de águilas a través de una Unidad de Manejo (UMA) creada en 2010. Allí se preparan a estas aves física, clínica y conductualmente para su liberación. Esta UMA es la única en su tipo en nuestro país.

La permanencia del águila en los mitos fundacionales

El Día de la Bandera se celebra en México el 24 de febrero. La fiesta data de 1937 y fue instituida por el presidente de la República, el general Lázaro Cárdenas. En su franja blanca y al centro, la bandera muestra el escudo nacional que por ley (DOF 08/02/1984) “…está constituido por un águila mexicana…”. El águila posada sobre un nopal sujetando con la garra y el pico una serpiente remite a la legendaria fundación de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca.

Algunos ornitólogos e historiadores discuten si el cuauhtli sagrado de los antiguos mexicanos no correspondería a una especie de ave rapaz, el Caracara cheriway, también conocido como quebrantahuesos, un águila pequeña, de plumas blanquinegras, recio pico y una gran cresta. En un acto de sincretismo, según la polémica, la caracara habría sido sustituida por los conquistadores con el águila real, el ave prototípica de la heráldica europea. La Aquila chrysaetos es una especie más grande, no tiene cresta y su plumaje es de color café.

Como sea, ya desde los tiempos de la Colonia se asume que el Aquila chrysaetos (Linnaeus 1758) o águila real es el ave que ostenta nuestra enseña nacional. Considerada por esta razón como una especie “carismática”, a su interés cultural se suma su interés biológico. El águila real es en la actualidad una especie amenazada y por ello el gobierno mexicano la protege desde hace décadas.

Conservación del águila real

Entre los esfuerzos más tempranos de conservación del águila real se encuentra su inclusión en los listados de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres que data de 1975. Más adelante la especie fue incorporada a la Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-1994 en la categoría “en peligro de extinción”.

Les siguieron diversos estudios para determinar la distribución y abundancia de  las poblaciones silvestres, indispensables para diseñar los planes de rescate. Heredero de todos ellos es el actual Programa de Acción para la Conservación de Especie: águila real que lleva a cabo la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, un organismo descentralizado de la SEMARNAT.

La estrategia de conservación que se sigue actualmente cuenta con la cooperación de las comunidades que viven en los territorios de anidación del águila real. Las autoridades han registrado al día de hoy 317 nidos y 119 parejas reproductivas.