El agujero de ozono
El desarrollo industrial y los avances científicos alcanzados en el mundo durante la primera mitad del siglo XX promovieron el uso de muchas sustancias que contribuyeron a mejorar procesos químicos e industriales, la producción agropecuaria, la salud púbica y, en general, el bienestar de la población.

Sin embargo, el enorme crecimiento demográfico y el aumento de la esperanza de vida que también se produjo en el periodo, trajo como consecuencia la sobreexplotación de los recursos naturales, la generación de desechos tóxicos y la emisión al ambiente de sustancias contaminantes, en tales cantidades, que saturaron la capacidad de los ecosistemas para asimilarlas.

Hoy en día se conocen muy bien las consecuencias de estas acciones: contaminación de ríos, lagos y mares; extinción de especies de flora y fauna, contaminación atmosférica, lluvia ácida y calentamiento global. Sabemos también sobre el adelgazamiento que durante décadas ha sufrido la capa de ozono estratosférico.

¿Qué es el ozono?, ¿dónde está la capa de ozono?

El ozono es un gas formado por tres átomos de oxígeno. Las altas concentraciones de ozono en la atmósfera inferior, la tropósfera, afectan la salud humana y los ecosistemas.

Sin embargo, alrededor del 90 % del ozono se encuentra en la atmósfera superior, la estratósfera, entre los 25 y 50 kilómetros sobre la superficie terrestre. Ahí, la capa de ozono protege la vida en la Tierra del efecto nocivo de las radiaciones Ultravioleta-B del Sol.

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El estudio de la capa de ozono
La capa de ozono fue descubierta en 1913 por los físicos franceses Charles Fabry y Henri Buisson. Sus propiedades fueron examinadas en detalle por el meteorólogo británico G.M.B. Dobson, quien desarrolló un sencillo espectrofotómetro que podía ser usado para medir el ozono estratosférico desde la superficie terrestre.

Pero fue al inicio de los años 1970 cuando los satélites empezaron a hacer mediciones de ozono estratosférico. En la misma década, la emisión a la atmósfera de grandes cantidades de sustancias llamadas clorofluorocarbonos (CFC), atrajo el interés de los científicos Sherwood Rowland y del químico mexicano Mario Molina.

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El Dr. Mario Molina había estudiado ingeniería química en la Universidad Nacional Autónoma de México. Gracias a sus investigaciones sobre un problema que afecta a todo el planeta, el 10 de diciembre de 1995, Mario Molina recibió, junto con Sherwood Rowland y Paul Crutzen, el Premio Nobel de Química.

Como investigador en la Universidad de California en Irvine, Molina realizó estudios junto con su colega Rowland que les permitieron aseverar que, si la industria continuaba expulsando un millón de toneladas de CFC a la atmósfera cada año, el ozono atmosférico descendería con el tiempo, entre un 7 y un 13 %. Estudiaron sus efectos en la atmósfera y en 1974 publicaron en la revista Nature los resultados de sus investigaciones que advertían que los CFC, gases utilizados en la refrigeración y en aerosoles, destruían la capa de ozono.

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La comunidad internacional reacciona
La comunidad internacional estableció en 1985 el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, en respuesta a las investigaciones que demostraban que los clorofluorocarbonos (CFC) destruían en forma acelerada la capa de ozono que protege la vida en la Tierra de las radicaciones dañinas del Sol.

El Convenio de Viena facultó al Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) a elaborar un protocolo que incluyera medidas de control para recuperar la capa de ozono. Como resultado de las negociaciones, en 1987 se firmó el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, acuerdo global ambiental que regula el consumo y producción de las sustancias agotadoras de la capa de ozono, conocidas como SAO.

Hoy en día, el Protocolo de Montreal está ratificado por los 197 países de la comunidad internacional. En 1988, México fue uno de los primeros países en firmarlo y ratificarlo.

La disminución de la concentración de ozono en la estratósfera es provocada por las emisiones de hidrocarburos halogenados producidos industrialmente: clorofluorocarbonos (CFC), hidroclorofluorocarbonos (HCFC), bromuro de metilo, halones y tetracloruro de carbono, entre otros. La exposición excesiva a la radiación ultravioleta de la luz solar se asocia de forma directa con la aparición de cáncer de piel en los humanos, tumores y mutaciones genéticas; la falta de protección de la capa de ozono provoca también daños en el sistema inmunológico y lesiones oculares.

Los estudios experimentales muestran que las radiaciones UV-B del Sol, actúan sobre productores primarios como fitoplancton, macroalgas y otras plantas terrestres. Si se considera que los organismos fotosintéticos constituyen la base trófica y se asocian a un gran número de interacciones ambientales y entre especies, es posible que los impactos negativos puedan extenderse a escala poblacional y ecosistémica.

Para revertir el deterioro de la capa de ozono y evitar los daños que produce, el Protocolo de Montreal estableció metas y calendarios para la eliminación del consumo y producción de SAO y los países se comprometieron a cumplirlas.

Las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO)
Las SAO son sustancias químicas que tienen el potencial de reaccionar con las moléculas de ozono en la estratósfera para formar otros compuestos. Son básicamente hidrocarburos clorados, fluorados o bromados e incluyen:

  • Clorofluorocarbonos (CFC)
  • Hidroclorofluorocarbonos (HCFC)
  • Bromuro de metilo
  • Halones
  • Hidrobromofluorocarbonos (HBFC)
  • Bromoclorometano
  • Metilcloroformo
  • Tetracloruro de carbono

A la característica que tienen los SAO de agotar la capa de ozono, se le conoce como Potencial de Agotamiento de Ozono (PAO). Los valores de PAO se utilizan para proporcionar una forma sencilla de comparar la capacidad relativa de varias SAO para destruir el ozono estratosférico.

El Protocolo de Montreal y sus Enmiendas

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Desde su establecimiento en 1987, el Protocolo de Montreal ha sido objeto de cinco enmiendas en las que se han incorporado nuevas sustancias agotadoras de la capa de ozono para el control de su producción y consumo, así como para promover el establecimiento de sistemas de licencias para vigilar el comercio de las sustancias controladas.

La enmienda más reciente se aprobó en el 2016, con el objetivo de controlar y reducir la producción y consumo de las sustancias que han sustituido a los HCFC: los hidrofluorocarbonos (HFC), que no dañan la capa de ozono, pero cuentan con un alto potencial de calentamiento global.

El elemento clave para el éxito del Protocolo de Montreal es el Fondo Multilateral para la Implementación del Protocolo de Montreal, que financia proyectos a países en desarrollo con las aportaciones de los países desarrollados

Cómo ha eliminado México el consumo de las SAO
México ha demostrado su liderazgo en materia ambiental, particularmente, en la protección a la capa de ozono. Desde los años 1990 ha desarrollado más de 120 proyectos de inversión para eliminar el consumo de las sustancias agotadoras del ozono estratosférico, las SAO.

Los proyectos se han realizado en los sectores en los que son usadas las sustancias agotadoras de ozono: refrigeración, aire acondicionado, espumas de poliuretano, extintores de fuego, aerosoles técnicos y medicinales, agricultura y estructuras de almacenaje, solventes y agentes de proceso. También se han desarrollado proyectos de fortalecimiento institucional, capacitación y asistencia técnica.

Con las acciones realizadas en casi 30 años, se ha eliminado el 99 % del máximo nivel de consumo de las SAO en México.

Los proyectos en México

Eliminación de clorofluorocarbonos (CFC)
En el año 2005 México eliminó el consumo de los CFC, gracias a la promoción del uso de propelentes alternativos en los productos en aerosol y a que desde 1997, todos los refrigeradores domésticos y comerciales producidos en el país se encuentran libres de CFC. Asimismo, México eliminó el uso de CFC en los sectores de solventes y espumas de poliuretano.

En 2005, cinco años antes de lo establecido en el Protocolo de Montreal, cerró de manera definitiva la producción de CFC en el país, al detener la producción en la planta más grande de América Latina, con lo que logró una reducción del 12 % en la producción mundial y del 60 % en la producción continental.

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Inhaladores de Dosis Medida, tetracloruro de carbono y halones
Los CFC también eran utilizados en la elaboración de Inhaladores de Dosis Medida (MDI), aerosoles empleados para la atención de pacientes con problemas de asma y bronco-pulmonares. Por lo anterior, México impulsó un proyecto de sustitución tecnológica en la industria farmacéutica gracias al cual ahora se dispone de nuevos medicamentos libres de CFC.

El tetracloruro de carbono (TCC), era una sustancia ampliamente utilizada como solvente y agente de proceso industrial. Para su eliminación se apoyó la instalación de un nuevo sistema de recuperación de cloro libre de CTC en una importante planta de producción de cloro. Gracias a este proyecto se eliminó el uso de CTC con un sistema que, además, redujo el uso de energía en más de un 50 %, mitigando adicionalmente los efectos del cambio climático.

En diciembre de 2004 se estableció un Banco Nacional de Halones, que recicla dichas sustancias utilizadas para controlar incendios y que dañan la capa de ozono. A partir de 2007, estas sustancias ya no se importan a México.

Bromuro de metilo
El bromuro de metilo es un plaguicida muy eficiente utilizado en la fumigación de suelos agrícolas y de estructuras de almacenaje de granos y harinas, sin embargo, es una de las sustancias más dañinas para la capa de ozono. México implementó el Plan de Eliminación de Bromuro de Metilo que erradicó su consumo en el 2014, con un año de anticipación al compromiso contraído por el país ante el Protocolo de Montreal.

Las actividades del plan se desarrollaron con la participación de más de 85 productores y empresas exportadoras de tomate, pimiento, melón, sandía, fresa, frambuesa y flores, así como de empresas almacenadoras de materias primas en estructuras como silos y bodegas, ubicadas a lo largo del territorio nacional. Todos recibieron asesoría técnica, capacitación y donación de equipos e infraestructura de punta para eliminar el uso de este fumigante.

El plan de eliminación sustituyó el uso de bromuro de metilo introduciendo diversas prácticas alternativas, como los injertos en hortalizas; la vaporización, solarización y manejo integral de suelos en el cultivo de flores, y la dotación de maquinaria para la aplicación más eficiente de productos químicos alternativos en cultivos de fresa y frambuesa. Estas prácticas han representado una oportunidad de mejora tecnológica, económica y ambiental para el sector agrícola de exportación mexicano, asimismo, generaron empleos especializados en el campo, entre ellos, más de 700 para mujeres.

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Hidroclorofluorocarbonos (HCFC)
Para cumplir su último compromiso ante el Protocolo de Montreal, México instrumenta el Plan de Eliminación de Hidroclorofluorocarbonos (HCFC).  Se trata de sustancias agotadoras de la capa de ozono usadas, principalmente, en la fabricación de espumas, como agente de limpieza, agente refrigerante, en la formulación de aerosoles y en algunas aplicaciones médicas.

Los HCFC son los sustitutos directos de los CFC que se eliminaron totalmente en la primera década del siglo y, además de dañar la capa de ozono, tienen un alto potencial de calentamiento global. Los gases que México debe eliminar son, básicamente, HCFC-141b y HCFC-22, que representan el 98 % de los HCFC usados en México; el 2 % restante corresponde a los HCFC-123, HCFC-124 y HCFC-142b.

El compromiso de México es eliminar el consumo de 14,799 toneladas de HCFC, de acuerdo con un calendario gradual de eliminación de su consumo que inició en el año 2015 y debe concluir en el 2040. En el 2020 se alcanzó una disminución acumulada del 86.2 % de su consumo, respecto a la línea base establecida por México en 2014.

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Manejo y destrucción de SAOManejo y destrucción de SAO

Los programas instrumentados por México para eliminar el consumo de sustancias que dañan la capa de ozono han generado más de 190 toneladas de gases residuales que se recuperaron al sustituir, principalmente, equipos de refrigeración y de aire acondicionado.

Por esto, se ha puesto en marcha un proyecto de destrucción que se aplica a las SAO en desuso que han sido acopiadas a través de los centros de recuperación y reciclado autorizados en México.

Los productos resultantes son inertes y cumplen con las regulaciones ambientales para su manejo.

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La importancia de la difusión, la capacitación y el equipamiento
Dos componentes fundamentales para la obtención de estos logros han sido la difusión y la capacitación en la aplicación de sustancias y prácticas alternativas para sustituir el uso de las SAO.

La capacitación a los técnicos de los diferentes sectores en los que las SAO han sido usadas, ha permitido la transferencia de las técnicas más actuales y ambientalmente limpias.

Desde 1990 y hasta el 2020, como parte de los proyectos para eliminar el consumo de SAO y promover el uso de sustancias y prácticas alternativas para sustituirlos, México ha:

  • Realizado más de 200 talleres de capacitación en todo el país, dirigidos a todos los sectores usuarios de SAO.
  • Capacitado a miles de técnicos de los sectores del aire acondicionado, refrigeración, espumas, aerosoles, agrícola y almacenamiento de productos.
  • Donado equipos e infraestructura con tecnología de punta para la eliminación de SAO.
  • Generado guías y manuales dirigidos a técnicos y publicado múltiples artículos de difusión en revistas especializadas.

Estas acciones también han generado empleos especializados y mejor remunerados para los técnicos y técnicas que han recibido capacitación.

México y el Protocolo de Montreal
Hace más de 30 años el mundo se unió para revertir el rápido agotamiento de la capa de ozono que protege la vida en la Tierra de los efectos nocivos de la radiación ultravioleta: como resultado la comunidad internacional estableció el Protocolo de Montreal.

Después de tres décadas de esfuerzos permanentes aplicando las iniciativas más innovadoras y los últimos avances tecnológicos, con criterios para proteger el medio ambiente, la evidencia científica demuestra que la capa de ozono se recuperará en las próximas décadas.

La Evaluación Científica del Agotamiento de la Capa de Ozono del Sistema de Naciones Unidas, señala que “los modelos mundiales indican que, en el 2030, el Protocolo de Montreal habrá evitado dos millones de casos anuales de cáncer de piel, además de impedir lesiones oculares y daños al sistema inmunológico humano y proteger la fauna y flora silvestres y la agricultura”.

Por esto, se debe destacar que México es reconocido como uno de los protagonistas en la implementación del Protocolo de Montreal, además, ha sido el promotor de las iniciativas más innovadoras y que ha impulsado de manera firme las decisiones más relevantes en materia de protección a la capa de ozono y del clima global.

México ha eliminado el consumo del 99 % de su máximo nivel de consumo de sustancias agotadoras de la capa de ozono, al eliminar totalmente los clorofluorocarbonos (CFC), el bromuro de metilo, el tetracloruro de carbono (TCC) y los Halones. Actualmente, las únicas sustancias agotadoras de la capa de ozono que se consumen en México son los hidroclorofluorocarbonos (HCFC).

Acciones para la implementación temprana de la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal

Para cumplir con los compromisos derivados de la enmienda más reciente al Protocolo de Montreal, referente a la reducción del consumo de los hidrofluorocarbonos (HFC), se han desarrollado acciones para su implementación temprana:

  • Hoja de Ruta para la implementación en México de la Enmienda de Kigali.
  • Informe sobre la demanda de hidrocarburos grado refrigerante y su viabilidad económica para la producción nacional en México.
  • Diagnóstico Nacional para la Mitigación de Emisiones de HFC como parte del programa para la eliminación sostenible de sustancias agotadoras de la capa de ozono (SPODS, por sus siglas en inglés). Se identificaron medidas de mitigación por subsector usuario de HFC para su integración a la Contribución Nacionalmente Determinada (CND).
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Los próximos compromisos de México ante el Protocolo de Montreal
El Protocolo de Montreal está dando resultados tan positivos que se estima que la recuperación total de la capa de ozono podría alcanzarse en el año 2060. Se le considera el acuerdo ambiental más exitoso del mundo y la contribución de México ha sido destacada y ampliamente reconocida al haber cumplido todos sus compromisos de eliminación del consumo de SAO.

Los próximos compromisos del país se centran en la eliminación total del consumo de los HCFC en el año 2030, así como en la implementación de acciones para la reducción del consumo de los HFC, hasta alcanzar una reducción del 80 % en el año 2045.

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Material visual

  1. 30 años del Protocolo de Montreal en México
  2. El injerto y la protección a la capa de ozono
  3. Eliminación de HCFC
  4. Destrucción de gases
  5. México ha eliminado el 99 % del consumo de las sustancias que agotan la capa de ozono
  6. Proyecto de manejo y disposición final de SAO residuales en México
  7. Historieta
  8. Eliminación del HCFC-141b en casas de sistemas y sus consumidores del sector de fabricación de espumas.

Repositorio de documentos

  1. Buenas prácticas en el uso de sustancias alternativas a los hidroclorofluorocarbonos
  2. Buenas prácticas en sistemas de refrigeración y aire acondicionado
  3. Proyecto de demostración de disposición final de SAO en México (inglés)
  4. Hoja de ruta para implementar la Enmienda de Kigali en México
  5. Casos de éxito sobre alternativas a los HFC:
  6. Final report on the current demand of hydrocarbon refrigerant grade in Mexico and economic feasability for the national production:
  7. Diagnóstico nacional de mitigación de emisiones de HFC

Más información
Dirección General de Gestión de la Calidad del Aire y Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes
55 5624 3552
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