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Historia de la Sanidad Naval

Historia de la Sanidad Naval

Secretaría de Marina | 15 de enero de 2020

Todo comienza con las Ordenes Militares de Caballería en España en el año 1120, creadas como parte de la justificación de las cruzadas. En estas órdenes se encuentran las primeras disposiciones que contemplan aspectos referentes a la sanidad, las cuales se sujetaban a funciones religioso-militares: combatir, cuidar o atender a peregrinos heridos que se encaminaban a Tierra Santa; también se obligaba a los cruzados a proporcionar cuidados a sus compañeros lesionados, así como a enemigos capturados heridos.

Tal organización, normas y disposiciones de contenido humanitario y de protección al enemigo, fueron utilizadas por las Ordenes Militares Españolas que se aceptaron en sus fundamentos y reglas; resultando, por su participación en las guerras contra los infieles y, en reminiscencias a nivel nobiliario en la Conquista y Colonización de América; éstas fueron las de Alcántara (1156), Calatrava (1129-1187) y Santiago (1030 ó 1173), de las cuales la más notable fue la última.

Las órdenes recuperaron la organización de los Templarios, orden militar y religiosa fundada en 1119, cuyos miembros se distinguieron en Palestina, los cuales se encontraban internamente divididos en tres grupos con actividades bien definidas. Primero estaban los caballeros, encargados de proteger a peregrinos y para combatir en defensa de ellos o de los heridos; le seguían los sacerdotes con el ministerio propio de su investidura, y además como enfermeros, dando atención médica y espiritual; en último lugar los hermanos ayudantes con funciones de escuderos, mozos y encargados de los servicios generales de las órdenes.

Las actividades desarrolladas por los dos últimos, deben conceptuarse como el precedente más remoto y, a la vez, directo de los actuales Servicios de Sanidad e Intendencia de los ejércitos modernos; dado que éstos, además de acompañar a los caballeros en sus incursiones, los asistían médicamente, y realizaban los servicios de suministros y logísticos que se requerían.

Posteriormente, dentro de los avances de la medicina, durante el descubrimiento de América las expediciones de Cristóbal Colón percibieron aspectos médicos-navales: hallazgos científicos, junto al sacrificio de seres enrolados en hazañas de renombre universal, que ofrecieron singularidades biológicas y sanitarias. Las prácticas sanitarias se vieron acentuadas una vez lograda la conquista de México, con el establecimiento de centros hospitalarios como el Hospital de Jesús y los nombramientos de protomédicos Generales para el servicio del Ejército y Armada Española.

Más tarde, al evolucionar los diferentes servicios en las instituciones españolas en América, se presentó la mejora en la infraestructura sanitaria de las colonias. La política XVIII, se fundamentaba en retomar las propuestas de salubridad de la época; es por eso que los distintos ordenamientos sufrieron cambios a lo largo del siglo. Sin embargo, las mejoras médicas y sanitarias sólo beneficiaron a una mínima parte de la población. El resto desconocía las normas higiénicas más elementales. Algo similar sucedió en el nuevo continente, donde los más grandes logros se aprecian en la Armada y en el Ejército, tal vez por que el Estado pudo ejercer un control muy rígido, y quizá también por que así lo exigían las necesidades del momento.

En este sentido, se puede comprender el hecho que en la Nueva España, además del Hospital de Nuestra Señora de los Remedios en Campeche, se restableciera el Hospital de San Carlos en Veracruz, en 1781, de los cuales se sabe fueron de poca duración, pues los Hospitales de América sólo surgían en situaciones de emergencia, como en periodos de brote de epidemias o una declaración de guerra, lo que daba lugar al aumento del número de marineros y soldados, por ejemplo, en los mencionados puertos de México.

La historia del Hospital de San Carlos constituye un buen ejemplo de lo expuesto anteriormente, con la excepción de que la existencia de este hospital no fue de tan corta duración. Se fundó en 1749 por orden del Conde de la Gomera, comandante del navío de guerra La Reynal, quien se negó a permitir que sus marineros enfermos fueran internados en el Hospital de Montecarlo, que estaba en situación lamentable. El Hospital de San Carlos duró únicamente un año, pero cuando hubo un gran movimiento de tropas y barcos en Veracruz en 1762, con motivo de la guerra de Inglaterra, volvió a organizarse y dos años más tarde se le hizo hospital fijo.

Aún con sus malos locales ubicados en un lugar pésimo, el hospital daba asistencia a las tropas, a los resguardos, a las dotaciones de los buques menores del rey, a los navíos del servicio del puerto, a los marinos de los bergantines, guardacostas, bajeles de la Real Armada y barcos correo. Se atendían con frecuencia casos de viruela, diarrea, éticos, sarna, sífilis, vómito negro y calenturas llamadas pútridas y diversas lesiones; además las medidas higiénicas para evitar los contagios, siendo incinerados los muebles y ropa de los enfermos.

Poco tiempo después, a instancias del Intendente General de Hospital Pedro Antonio de Cossío, el nosocomio fue cambiado a un sitio más conveniente, en el paraje nombrado los Moralillos, dos leguas distante de Veracruz, quedando establecido (1776) como Hospital o Casa de Convalecencia para la Tropa, con un nuevo reglamento. Paralelo a la instauración de los centros de atención médica para los hombres de mar, se hacía indispensable que los servicios de salud fueran acordes a la nueva realidad. Se hizo necesaria la publicación de obras que versaran sobre la nueva forma de combatir las enfermedades; aunque existía desde 1704 el trabajo elaborado por Jerónimo Castillo titulado Políticas, elaborado para corregidores y señores de vasallos en tiempos de paz y guerra, y para jueces de paz y guerra, y para jueces de paz, eclesiásticos y seglares, y sus oficiales; posteriormente, en 1769, Vicente Lardizábal publicó sus Consideraciones político-médicas sobre la salud de los navegantes, para que la ejerciera y practicara la compañía Guipuzcoa, naviera fundada en 1729 en Caracas, Venezuela.

Y a la vuelta del siglo, en 1805, Pedro María Gonzáles, en su obra titulada Tratado de las Enfermedades de la Gente del Mar, expone sus causas, y los medios para prevenirlas.

Por otra parte, los servicios de sanidad naval estuvieron regidos por las Ordenanzas emitidas por los monarcas españoles, como ejemplo encontramos que en 1792, el Tratado Tercero, Título Quinto Artículo Primero estipula que: "las circunstancias de admisión, estudios teóricos y prácticos, y clases de médico-cirujano de la Real Armada, así como su régimen y gobierno se explican en la Ordenanza para el Real Colegio de Medicina y Cirugía de Cádiz, y el cuerpo de los mismos profesores, separándose aquí como propias de este lugar sus obligaciones embarcados en los bajeles, donde han de reportarse como Oficiales Mayores".

Otro de los ordenamientos fue la Real Ordenanza Naval para el Servicio de los Bajeles de su Majestad, de 1802, que en su título XXV contemplaba las funciones que debían realizar tanto el médico-cirujano, como los sangradores.

Así, conforme el siglo XIX se aproximaba a su fin, el Presidente Porfirio Díaz Mori avanzaba en los ordenamientos legales de las instituciones; durante 1891, en el ámbito naval, emitió la Ordenanza de la Marina de Guerra, que en los títulos XIII, XIV y XV acuerda la forma de organizar el cuerpo de Sanidad Naval.

A principios del año 1900, cuando se publicó la Ley Orgánica de la Marina Nacional de Guerra, el Artículo 12 establecía que los cuerpos Técnicos de la Armada la conformaban Ingenieros Navales, Maquinistas, Sanidad Naval y la Administración.

Precisando las funciones asignadas a la Sanidad Naval, en su Artículo 29, dicha ley puntualizaba que el cuerpo de Sanidad Naval tiene por objeto el cuidado de la higiene y la atención médica del personal de la Armada y el desempeño de los servicios sanitarios de los buques y establecimientos navales en tierra, así como cuando fuere preciso, la conservación de la salubridad pública en los puertos y radas.

Pero las mencionadas disposiciones de principios del siglo fueron modificadas por la Ley Orgánica de la Armada de 1914, clasificando al personal en Planta Mayor, Cuerpo General, de Maquinista y Electricistas, de Artilleros y Torpedistas, Infantería de Marina, Ingenieros Navales, Administración Naval y Sanidad Naval.

Además, la Ley Orgánica señalaba las jerarquías para el Cuerpo de Sanidad Naval y sus equivalencias con el Cuerpo General, indicando en su Artículo 20 el orden siguiente:

I. Enfermeros y Clases

Enfermero de Sanidad Naval

Marinero

Cabo Enfermero de Sanidad Naval

Cabo de Mar

Segundo Practicante de Sanidad Naval

Tercer Contramaestre

Primer Practicante de Sanidad Naval

Segundo Contramaestre

II. Oficiales

Capitan Médico Cirujano de Sanidad Naval

Teniente de Navío

III. Jefes

Mayor Médico Cirujano de Sanidad Naval

Capitán de Corbeta

Teniente Coronel Médico Cirujano de Sanidad Naval

Capitán de Fragata

Coronel Médico Cirujano de Sanidad Naval

Capitán de Navío

Luego del decreto presidencial de 1939, mediante el cual se crea el Departamento Autónomo de Marina, y para que finalmente el Servicio de Medicina y Sanidad Naval cumpliera, durante 1940, con los postulados de salud de la Secretaría de Guerra y Marina, se determinó atender las condiciones de vida en las costas y la lucha contra la insalubridad que asolaba los litorales de la Nación.

En los siguientes años la transformación general que comenzó a sufrir el país, dio lugar también a la creación de la Secretaría de Marina, fue notable la mejora en los servicios de atención médica y hospitalaria, por lo que en 1965 se inauguró el Centro Médico Naval y nombrado como director del mismo el entonces Capitán de Navío S.N.M.C. Alejandro Marcín Torre.

 

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