Doctor Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Senador Alejandro Encinas, presidente de la Mesa Directiva de la Asamblea Constituyente.

Diputado Edmundo Javier Bolaños, presidente de la Cámara de Diputados.

Senador Pablo Escudero, presidente del Senado de la República.

Saludo a diputadas y diputados constituyentes; representantes de los Poderes locales; jefes delegacionales e integrantes del Grupo Redactor.

A funcionarios federales y locales; a dirigentes de partidos; y representantes de la sociedad civil.

Muy buenos días a todas y todos.

Es un honor asistir a este recinto con la representación del Presidente de la República y participar en un día histórico para la Ciudad de México.

Porque así como el 5 de febrero de 1917 significó un antes y un después para México, así también el 5 de febrero de 2017 será recordado como un parteaguas para la capital del país.

Una Ciudad en la que se expresa y sintetiza mucho de lo que nos define como Nación.

La historia nos brinda muchos ejemplos de cómo una nueva Constitución significa la inauguración de una nueva era.

Sobre todo, cuando se trata, como ha sido el caso de la Constitución de la Ciudad de México, de una carta fundacional que es producto de intensos debates y discusiones y una incansable búsqueda de consensos.

Y que es resultado de un proceso histórico de reforma institucional, que comenzó en la década de los ochentas, a partir del impulso de una ciudadanía que ha venido abriendo cada vez mayores espacios de participación y representación en la capital.

Un proceso en el que las transformaciones alcanzadas, han sido resultado del diálogo, la negociación y los acuerdos.

Todo ello como base para la generación de un proyecto compartido de Ciudad.

Porque es asumiendo la pluralidad como fortaleza y factor de unidad, como se alcanzan los objetivos deseados.

Y así es como se ha creado esta constitución, dando voz a las mayorías pero sin descuidar los derechos de las minorías.

Por eso, reitero, hoy es un día que permanecerá en la historia de la Ciudad de México.

Porque es una respuesta a los desafíos del presente; pero también una visión de la Ciudad a futuro que habla de las aspiraciones y anhelos compartidos.

Porque se trata de una Constitución inspirada en el compromiso de la inclusión y del desarrollo.

En el ideal de consolidar una sociedad de derechos plenos, en el marco de un Estado democrático.

Un estado que no es simplemente una figura jurídica, sino la representación del pacto social que nos une como mujeres y hombres libres y que permite mantener las normas fundamentales para una convivencia en estricto apego a la ley.

Normas emanadas, precisamente, de la Constitución.

Porque es ahí donde se encuentra la guía para la vida política, social, económica, cultural, ética y jurídica de una sociedad.

Porque es ahí donde las divergencias se han traducido en acuerdos y las soluciones que hemos encontrado ante ellas.

Es a partir de ella que los desafíos y pendientes encuentran la mejor vía para hacerles frente de manera conjunta.

Y su mandato es garantía de orden y estabilidad, sin dejar de ser cauce para impulsar las transformaciones que se requieran.

Siempre a partir del diálogo y de una política que sepa sumar, acercar y construir.

Que tienda puentes entre quienes piensan distinto.

Y que canalice los conflictos y las divergencias por la vía institucional, para traducirlos en respuestas efectivas ante las demandas y expectativas ciudadanas.

Esa es la política, la buena política que se logra cuando trabajamos juntos.

Que se logra cuando trabajamos juntos para construir instituciones que estén a la altura de los retos de nuestro tiempo, tal como ha sabido hacerlo este Constituyente.

De hecho, fue un proceso complejo y pocas veces lineal.

Como bien se señaló en su momento, se trató de un escenario en el que ninguna fuerza tenía los votos suficientes para hacer su voluntad, y ninguna tenía tampoco capacidad de veto.

Y fue con las herramientas del diálogo que se construyó el consenso, escuchando, hablando y negociando siempre, siempre en favor de la gente.

Debatiendo con pasión, convicción y firmeza.

Sin duda, buscando las mejores soluciones para la Ciudad.

Y así sucedió, siempre con el respaldo y voluntad decisiva del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, y bajo la conducción de Alejandro Encinas, quien se abocó de tiempo completo a esta tarea y logró sumar en medio de la diversidad.

Llegar a este día no fue algo sencillo.

Por ello, a nombre del Gobierno de la República, felicidades, señor Jefe de Gobierno, felicidades senador y, sobre todo, felicidades a todas y a todos los constituyentes que han formado parte de este gran esfuerzo.

Deben estar muy satisfechos y orgullosos de haberles cumplido a los habitantes de la Ciudad de México.

Porque cuando hablemos de esta Constitución, de esta Constitución Política, estaremos hablando, como bien dice el epitafio en la tumba de los constituyentes de 1917, ni más ni menos que de “un evangelio laico, escrito por hombres libres¨. Agregaría, con mujeres y hombres libres.

Y si bien es cierto que la Constitución no garantiza por sí sola una nueva realidad, al haber sido construida bajo una lógica de debate público y trabajo conjunto, permite impulsar una visión común de presente y futuro.

Ahí, precisamente ahí, radica su fortaleza.

Señoras y señores,

El momento que vivimos nos llama a actuar con altura de miras y con responsabilidad de Estado.

Buscando soluciones de largo aliento, que nos permitan ir más allá de la coyuntura inmediata.

Sentando las bases para el proyecto de país que queremos, no solo hoy, sino en las décadas por venir.

Es un momento que, por ende, nos llama a la unidad.

Es preciso recordar que esa unidad es el cimiento de la grandeza de México.

Y es necesario no perder de vista que esa unidad se forja escuchando a todas las voces, incluyendo a todas las fuerzas y con la participación decidida de todas y todos los mexicanos.

Así lo demuestra la labor de este Constituyente.

Y así debemos refrendarlo todos los días, trabajando en favor del país, sirviendo a la sociedad y poniendo siempre en primer lugar el interés de la Nación.

Muchas felicidades y muchas gracias.