Gracias al gobierno de Estados Unidos.

En especial al Secretario Kelly, a quien reconocemos la disposición para construir, como él lo dijo, conjuntamente este espacio de colaboración y trabajo coordinado.

Los retos nacionales y regionales que enfrentamos en Centro y Norteamérica, son múltiples y complejos y, por tanto, exigen una acción decidida para hacerles frente.

Ante la dimensión de estos desafíos, lo mismo en materia de seguridad, que de migración o desarrollo, debemos actuar con sentido de urgencia, pues la tarea que tenemos por delante supone terminar con fenómenos históricos que impactan negativamente en nuestros países y que implican un riesgo para la prosperidad.

Por eso, es fundamental que trabajemos con determinación, entendiendo que no hay tiempo, no hay tiempo que perder.

Entendiendo que es fundamental tomar decisiones de forma oportuna y actuar en el aquí y ahora.

Que debemos de trabajar juntos para terminar con las inercias que han prevalecido en el pasado para dar pie a círculos virtuosos en beneficio de la región, yendo al fondo de los problemas, atendiendo de raíz las causas que generan violencia y descomposición social.

Teniendo claro que no hay salidas fáciles, ni caminos cortos.

Reconociendo que hoy los retos y las oportunidades se extienden más allá de fronteras geopolíticas.

Y que si bien no hay recetas universales, a través del diálogo sí podemos construir soluciones compartidas a desafíos que nos son comunes.

Y que lo que a todos conviene como países vecinos que somos, es trabajar en torno a los objetivos compartidos de seguridad y de prosperidad.

Para ello, es necesario consolidar instituciones democráticas fuertes y eficaces.

Se trata de una tarea de gran dimensión y que por tanto, debemos atender juntos desde una visión, como lo hemos comentado todos, de una visión regional.

Porque como nunca antes lo que pasa dentro de una de nuestras naciones tiene consecuencias en el resto.

Esta realidad de interdependencia exige colaboración y compromiso conjunto, exige que nuestras fronteras sean más que líneas divisorias para convertirse también en puntos de unión, de colaboración e intercambio, y en los que la colaboración sea pilar de prosperidad y la seguridad de todos.

Por eso es tan importante que estemos hoy aquí, para traducir el diálogo en acuerdos y los acuerdos en soluciones.

Esa es la visión que tiene México y conforme a ella hemos actuado y lo seguiremos haciendo.

Porque nuestra región requiere y merece una visión y un proyecto de futuro con una perspectiva de largo plazo, que no se quede atrapada solamente en lo inmediato.

Un esfuerzo que nos llama como países vecinos a trabajar de la mano a sumar entre todos, para reforzar a través de la confianza y respeto, los esfuerzos que ya se hacen al interior de cada país.

Por eso celebro la Agenda que habremos de abordar el día de hoy, y que nos permitirá identificar con mayor precisión fortalezas, oportunidades, debilidades, y por supuesto las amenazas que tenemos.

Lo mismo para mejorar las estrategias regionales de combate a la delincuencia organizada trasnacional, que para robustecer las capacidades institucionales en materia de justicia.

Así como para profundizar el intercambio de información de inteligencia, o para generar políticas de prevención de delito más efectivas, de la mano siempre de la sociedad.

Como gobiernos estamos llamados a tomar decisiones de fondo, que permitan remontar inercias históricas y derribar limitantes para abrir mayores caminos al progreso.

Decisiones que vayan a la raíz y a las causas de fondo de las problemáticas, y que no terminen siendo simples paliativos.

Y para ello tenemos que ver más allá de las coyunturas, tenemos que pensar en términos estructurales y con altura de miras.

Y sobre todo, tenemos que apelar a las aspiraciones, los valores y objetivos que todas y todos compartimos, por encima de diferencias y, sobre todo, por encima de distancias.

Poniendo por delante el interés de que nuestras sociedades vivan con tranquilidad plena, el interés de multiplicar la prosperidad y las oportunidades tanto en el norte como en el sur, construyendo instituciones que protejan los derechos y alienten el desarrollo de nuestras comunidades.

A eso estamos llamados en esta Conferencia, a dar nuestra muestra de la capacidad de decisión y acción conjunta de nuestros gobiernos.

A reforzar el andamiaje y la solidez institucional de nuestras naciones, y hacerle frente a los retos con determinación y en corresponsabilidad.

Lo que está en juego es el bienestar de nuestras naciones.

Es no solamente lo que pase hoy o mañana, sino durante las siguientes décadas, y eso es algo que comienza y que construye aquí y en el ahora.

Por eso, a todas y a todos, felicidades por esta Conferencia.

Muchas gracias por su atención.

 

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Miami, EEUU.,