Discurso de la Oficina del Comisionado Nacional de Seguridad

Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

Lic. Luis Raúl González Pérez, Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Lic. Ismael Eslava Pérez, Primer Visitador General de la Comisión Nacional.

Dra. Ruth Villanueva Castilleja, Tercera Visitadora General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Lic. José Alberto Rodríguez Calderón, Comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social.

Dr. Enrique Guadarrama López, Segundo Visitador General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Mtro. Alfonso Ramón Bagur, Comisionado del Servicio de Protección Federal.

Lic. Damián Canales Mena, titular de la División de Inteligencia y representante personal del Comisionado General de la Policía Federal.

Señores Jefes de División de la Policía Federal.

Señores representantes de las organizaciones de la sociedad civil; Luis, Adelina, Isabel, hermana Consuelo.

Señores servidores públicos de la Comisión Nacional de Seguridad y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Compañeros de los medios de comunicación.

Amigos todos.

Es un enorme gusto, un verdadero honor suscribir este convenio. Un convenio que posibilitará precisamente que en el lugar in situ, se resuelvan necesidades, se atiendan quejas, se solucionen problemas.

Qué mejor que la oficina que representa la Comisión Nacional de los Derechos, que la oficina de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos esté presente al interior de los centros penitenciarios.

Qué mejor que suscribir un instrumento como éste que nos permite que cumplamos con nuestras obligaciones, relativas al respeto, a la protección, a la protección y garantías de los derechos humanos, en el ámbito penitenciario.

Porque lo hemos dicho en reiteradas ocasiones y no está de más señalarlo de nueva cuenta: una persona no se define por lo peor que hace, una persona puede haber perdido su libertad, pero nunca, nunca, nunca pierde su dignidad. Y la dignidad es la fuente y la razón de ser de todos los derechos, es la esencia, la médula de los derechos.

En las diferentes conferencias regionales y en la nacional del sistema penitenciario hemos citado un fragmento, un párrafo, de una obra capital para  todos los que nos dedicamos a estos temas: “Derecho y razón”. Yo no quiero dejar de citar una vez más esto que hemos comentado en las distintas conferencias. Porque da cuenta de lo que pensamos, de lo que creemos, de lo que queremos para nuestro sistema penitenciario.

Dice el autor, Luigi Ferrajoli: “Excluida cualquier finalidad de enmienda o disciplinaria lo único que se puede y se debe pretender de la pena es que, como escribiera Francesco Carrara, “no pervierta al reo”. Es decir, que no reeduque, que no tenga una función correctiva pero tampoco una función corruptora, que no pretenda hacer al reo mejor pero que tampoco lo haga peor, más para tal fin no se precisan actividades específicas, diferenciadas y personalizadas, es necesario sobre todo que las condiciones de vida dentro de la cárcel sean para todos lo más humanas posibles, lo menos aflictivas que se puedan, que en todas las instituciones penitenciarias este previsto el trabajo no obligatorio sino facultativo junto al mayor número posible de actividades colectivas de tipo recreativo, de tipo cultural.

Que en la vida carcelaria se abran y desarrollen espacios de libertad mediante la más amplia garantía de todos los derechos fundamentales de la persona, que en fin, se promueva la apertura de la cárcel no mediante la distribución de premios y privilegios sino con la previsión de derechos iguales para todos.

Esta yo creo que es la concepción moderna de lo que debemos estimar del sistema penitenciario y de la pena. Qué implica la pena, la suspensión de ciertos derechos, cuál, en el sistema carcelario por excelencia, el derecho por excelencia que es la libertad, el más importante de todos.

Bajo esa idea, aquel que ha perdido la libertad y que reiteramos no ha perdido la dignidad, si la sentencia condenatoria no limita otros derechos, debemos ser capaces de respetar y de impulsar el respeto de estos derechos, no estrictamente limitados por la pena.

El instrumento que hoy firmamos nos va a permitir apreciar en el lugar, si estamos siendo capaces de cumplir con este objetivo, si estamos siendo capaces de caminar en esa ruta, son metas efectivamente, pero son metas que debemos plantearnos en conjunto, en coordinación.

Lo ha dicho el Comisionado del Órgano, para nosotros la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es una aliada estratégica, y es una aliada estratégica porque estamos convencidos de que es una falsa dicotomía el cumplimiento de la ley, el orden, la disciplina, y el respeto a los derechos, no está reñido el respeto por los derechos con el orden, con la disciplina que debe imperar en un centro penitenciario.

Al contrario, la disciplina permite el pleno ejercicio de estos derechos porque los abre para todos de igual manera. El primer derecho reconocido por esta nueva Ley Nacional de Ejecución es la dignidad pero le siguen otros, uno de ellos la equidad y la equidad tiene precisamente que ver con eso, en la posibilidad de todas las personas privadas de su libertad de acceder a los derechos, esa es la ruta, esta es la meta.

Yo quiero reiterar mi agradecimiento al Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por su voluntad, mi amigo Luis Raúl González Pérez, por su voluntad para trabajar conjuntamente, por su voluntad para que vayamos de la mano en la lucha por el respeto a los derechos. Ese es el camino que ha impulsado el Presidente de la República, el Lic. Enrique Peña Nieto, que define como eje central, el punto clave del plan nacional de desarrollo “México en paz”, el respeto por los derechos, y es el punto que ha impulsado también el Secretario de Gobernación, el Lic. Miguel Ángel Osorio Chong, estamos trabajando en ello, es una meta conjunta, es una meta del Estado mexicano.

De nueva cuenta, muchísimas gracias.   

Discurso de la Oficina del Comisionado Nacional de Seguridad