Muy buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

Muy bienvenidos sean a esta Secretaría de Gobernación, casa de todos los mexicanos.

Señor licenciado Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Doctor Francisco Javier Acuña Llamas, Comisionado presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.

Señor Mark Manly, Representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados.

Licenciada Patricia Martínez Cranss, Subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación.

Maestro Rafael Avante Juárez, Subsecretario de Derechos Humanos.

Maestro Gerardo García Benavente, Comisionado del Instituto Nacional de Migración.

Maestro Adrián Escamilla Palafox, Director General del Registro Nacional de Población e Identificación Nacional.

Licenciada Elizabeth Cataño Navarro, Coordinadora General de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, COMAR.

Maestra María Del Carmen Fernández Cáceres, Directora General de Centros de Integración Juvenil.

Licenciado Gerardo Molina Álvarez, Director General del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos.

Doctor Erasmo Alonso Lara Cabrera, Director General de Derechos Humanos y Democracias de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Y saludo con mucho gusto a los servidores públicos de la administración pública federal que se encuentran aquí presentes.

Subsecretarios de distintas dependencias, particularmente de la Secretaría de Gobernación están todos, todo el staff, titulares de unidad, comisionados nacionales, Oficial Mayor, directores generales que aquí se encuentran, muchas gracias por estar presentes el día de hoy, y el que ustedes estén aquí, es el mejor testimonio de la importancia que le da el gobierno de México a este evento el día de hoy, por su trascendencia y por la contundencia de la respuesta frente a un entorno complejo en el ámbito internacional.

De forma muy especial saludo al señor Alfredo José Sayago Millán, quien aquí representa a quienes se beneficiarán con la expedición de Claves Únicas de Registro de Población temporales para extranjeros. Muchas gracias por tus palabras, Alfredo José.

 Celebro como todos aquí, que hayas encontrado en México un nuevo hogar en el cual, junto con todos los integrantes de tu familia, tienen la oportunidad de rehacer la vida, como lo han hecho muchos otros hermanos latinoamericanos y de otros países que integrados plenamente a nuestra nación, nos han hecho más fuertes y nos han hecho más grandes.

Señoras y señores:

Las migraciones nacen con el surgimiento mismo de la sociedad, en la búsqueda de nuevos territorios y mejores oportunidades para el desarrollo.

El fenómeno migratorio es tan antiguo como el ser humano, y difícilmente cesará por más complejas que sean las condiciones para trasladarse de un lugar o de un país a otro.

Estamos siendo testigos en estos tiempos de nutridas migraciones que se producen por diversas razones, casi siempre en busca de mejores oportunidades, y algunas otras por necesidad de refugio y de protección.

 A lo largo de la historia, y particularmente el Siglo XX y en lo que va de este Siglo XXI, cada año cientos de miles de personas alrededor del mundo deciden cruzar las fronteras de su país por temor fundado a que su vida, su libertad o su integridad física estén en riesgo.

Son alrededor de 250 millones de personas las que hoy tienen, la población migrante en el mundo.

Las causas de la migración contemporánea son muy diversas, ya sea por conflictos armados, violaciones de derechos humanos, situaciones de violencia generalizada, desastres originados por fenómenos naturales, hambrunas, entre muchas otras cosas.

Detrás de cada migrante hay una historia que se perfila sobre todo, por la apertura de la comunidad que lo acoge.

En este contexto, nuestro país se ha caracterizado por ser una nación tradicionalmente hospitalaria para individuos y familias en busca de un nuevo hogar, de ayuda humanitaria y de refugio.

Y digo nuestra nación, porque va más allá de una concepción jurídica, sino es una convicción de lo que somos como pueblo y como sociedad, el que podamos darnos cabida todos y tener un desarrollo y una posibilidad de futuro.

Basta recordar la acogida que nuestro país brindó a ciudadanos españoles exiliados por la Guerra Civil de los años 30 en el siglo pasado.

O el recibimiento que dimos a nicaragüenses, argentinos, chilenos, brasileños, bolivianos, paraguayos y uruguayos que salieron de sus países en los años 70, por diversas causas, fundamentalmente golpes de Estado.

Así lo hicimos también en la década de los 80, con la llegada a México de más de 80 mil centroamericanos que huyeron de los conflictos armados en la región, particularmente en Guatemala y El Salvador, y que aquí en México, años después se firmaron acuerdos de paz en esas mismas naciones para que pudieran tener, quienes así quisieran, un retorno seguro.

Y el más reciente, el arribo y recepción por razones humanitarias de ciudadanos haitianos, que en el estado de Baja California, tan solo en 2017 sumaron más de dos mil personas de ese país, como ha sido ya documentado.

Ese espíritu de solidaridad internacional que caracteriza a México, y que es reconocido en el mundo entero, ha quedado de manifiesto al suscribir las Convenciones sobre Asilo de La Habana de 1928; la de Montevideo de 1933, y la de Caracas de 1954, de las que ya se ha dicho algún pronunciamiento, y adherirse en el año 2000 a la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 de las Naciones Unidas, a las que hacía referencia el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

En el contexto internacional, este año México es líder, junto con Suiza, del Pacto Global para la Migración Regular, Segura y Ordenada y tiene un importante rol en el Pacto Mundial para los Refugiados, porque sabemos que las soluciones a los retos migratorios requieren de trabajo, de colaboración entre naciones.

Recientemente, en el marco de la más trascendente reforma constitucional en materia de derechos humanos desde la creación de la Comisión Nacional en 1990, el Congreso de México en el año 2011, modificó una serie de artículos a la Constitución, uno de ellos, el Artículo 11 para garantizar el derecho al asilo político y refugio a extranjeros que así lo requieren.

Y es importante decirlo así, hay naciones muy poderosas en lo económico, muy poderosas en lo cultural, que no tienen definiciones claras sobre las diferencias entre lo que significa el asilo y el refugio; que tiene nuestro país, una connotación política ideológica y la otra, una razón humanitaria.

En México tenemos afortunadamente bien definida estas dos figuras jurídicas que tienen efectos distintos en situaciones distintas para cada persona.

El Estado Mexicano tiene la convicción de que en un mundo libre y democrático, nada debe estar por encima de los derechos humanos, y que la protección que brindan el asilo y el refugio son derechos fundamentales; en especial cuando se trata de población vulnerable, como son menores migrantes acompañados y no acompañados.

 Hoy la migración en el mundo tiene rostro de niños, la migración en el mundo tiene rostro de mujer, y la migración en el mundo tiene rostro de una persona que quiere ganarse la vida con trabajo.

 Esa es una posición muy clara y muy firme del Estado Mexicano. No se está, ni se estará de acuerdo en que se separe a niños de sus familias.

 Así lo refrendamos hoy en el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, afirmando el principio de que todas las personas que estén en territorio nacional sin distinción alguna, y sin consideraciones sobre su situación migratoria, deben gozar de los derechos y libertades fundamentales que la Constitución Mexicana reconoce, no otorga, son derechos fundamentales, inherentes a la dignidad humana.

Esto se ha reflejado en un mayor número de solicitudes de refugio que hemos recibido durante esta administración. En el 2013, eran mil 300, hoy son casi 15 mil solicitudes de nacionales de más de 25 países, en 2017.

Asimismo, entre 2013 y 2017 se expidieron más de 458 mil nuevas residencias temporales y permanentes de extranjeros en territorio nacional.

 Ello da cuenta de que nuestro país se ha convertido en un lugar donde es posible construir una vida, insertarse en la comunidad bajo condiciones de libertad, de seguridad jurídica, de dignidad y de respeto.

 Hoy que conmemoramos el Día Mundial de los Refugiados, honramos una vez más ese compromiso, con acciones concretas para facilitar la integración de los solicitantes de refugio en la sociedad mexicana.

 La Secretaría de Relaciones Exteriores ha comentado ya los compromisos que el gobierno de México asumió en la Cumbre de Líderes sobre Refugiados del año 2016.

 Y me es grato informarles que en cumplimiento de estos compromisos, desde la Secretaría de Gobernación se impulsó acciones concretas para brindar un trato más digno y más humano a migrantes y refugiados y reforzado la presencia y capacidad operativa de la COMAR.

Las campañas informativas y contra la discriminación de la población refugiada se llevan a cabo con regularidad y se han trabajado protocolos y capacitación que aseguren una actuación profesional y atenta de todos quienes servimos en las instituciones del Estado.

Una de las demandas más sentidas es precisamente, la posibilidad de contar con una CURP y hoy, por determinación del gobierno del Presidente Enrique Peña, tenemos el agrado de anunciar la Clave Única de Registro de Población Temporal que será expedida en favor de personas de otros países, migrantes y solicitantes de refugio, refugiados y beneficiarios de protección complementaria que hayan obtenido previamente de la COMAR, la Constancia de Trámite de su solicitud de reconocimiento.

 Esta es una determinación histórica del gobierno de México.

 Esta es la mejor respuesta ante la comunidad internacional de lo que un país puede y debe hacer con el respeto a la dignidad de cualquier persona que está buscando una oportunidad, no para venir a hacer mal en una sociedad, sino para integrarse porque quiere una oportunidad también de trabajar y de vivir y de desarrollarse y construir su propia historia.

 Esta es la forma en que sabemos decir no, a lo que no nos gusta, y sabemos poner el sí, en donde queremos y hacemos cosas como nación soberana y como gobierno, sin que posibilidad alguna sea con twitter o sin twitter nos diga qué debemos y podemos hacer.

 El objetivo es que los solicitantes de refugio y quienes fueron acogidos a través de visas humanitarias, puedan hacer efectivos todos sus derechos, y la CURP es fundamental para ello, les da certeza jurídica, da seguridad jurídica y los hace mucho menos vulnerables.

 En principio, se les otorgará una CURP de carácter temporal, misma que se adquirirá el carácter de permanente al obtener el reconocimiento de la calidad de refugiado.

 Con esta CURP temporal podrán acceder a servicios públicos importantes para hacer efectivos sus derechos a empleo, salud, educación, a abrir una cuenta en el banco, a solicitar un crédito para el consumo o para la vivienda, entre muchos otros.

 En este sentido, el derecho a la identidad, materializado a través de la Clave Única de Registro de Población es una llave, como ninguna otra para asegurar su bienvenida a nuestro país.

La clave contendrá fotografía, lo que permitirá contar con un documento oficial de identificación, tan necesario para miles de solicitantes de refugio que salen de sus países prácticamente con lo que llevan encima por lo que en muchas ocasiones no pueden ni acreditar su identidad.

 Por eso quisimos que hoy, además de este importante anuncio, suscribir dos convenios de la mayor relevancia, uno entre la Secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, el INEA; y otro, con los Centros de Integración Juvenil.

 Con el INEA, para realizar de manera conjunta, acciones orientadas a la atención al rezago educativo de refugiados y beneficiarios de protección complementaria y facilitar su inclusión educativa y laboral.

 El mejor mecanismo que existe en la humanidad para mejorar la condición de cualquier persona, es la educación, que se vuelve mucho más complejo cuando ya se es adulto.

 Reconvertir capacidades o reconvertirse en la capacidad más básica de leer y escribir, de enseñar, es un derecho fundamental para quien llega aquí en busca de oportunidades para su desarrollo.

 Y con los Centros de Integración Juvenil, para llevar a cabo acciones de prevención y tratamiento de las adicciones, así como promoción integral de la salud mental en beneficio de la población migrante.

 La Secretaría del Trabajo y Previsión Social se ha sumado a este importante esfuerzo, al ofrecer a las personas reconocidas como refugiados, servicios de vinculación laboral, becas de capacitación y el programa de Fomento al Autoempleo, bajo los mismos requisitos en que se ofrece a los nacionales.

 Programa exitoso, en esta administración se logró colocar al término de la misma, a cerca de 7 millones de personas en un empleo formal. No es cosa menor en un mundo donde la mayor crisis que existe es la del empleo, muchas de esas crisis son las que generan la migración de la gente.

 La construcción de una integración plena implica el acceso a todos los programas sociales que ofrece el Gobierno de la República.

 No solo porque es una obligación constitucional del Estado mexicano, sino porque nos mueve la convicción humanitaria de hacer que quienes encuentran refugio en México, encuentren también un hogar que les acoge sin distinción alguna desde la convicción que son sujetos de derechos, por el hecho de ser personas.

 Por ello, este año el presupuesto de la COMAR se incrementó en 150 por ciento, y contará con un 84 por ciento más de personal que aumentarán su capacidad operativa, para dar un trato más eficiente, digno y humano a los solicitantes de refugio.

 Señoras y señores:

 Sin duda, el arribo de migrantes refugiados a nuestro país nos ha enriquecido en todos los ámbitos, lo mismo en la educación, en el arte, en la cultura, en el campo, en la industria o en el comercio.

 Con su talento, con su trabajo contribuyen también al desarrollo y al engrandecimiento de nuestra patria.

 Por ello, seguiremos siendo una nación solidaria, que honra este valor en nuestras relaciones con otros países y en el actuar cotidiano de nuestras instituciones.

 Seguiremos siendo una nación abierta para quienes buscan cobijo y protección, así como tierra fértil para construir con su esfuerzo, una nueva vida y un mejor futuro para sí, para sus hijos y para sus nietos.