A la edad de nueve años, presenció un despojo de tierras a campesinos por parte de hacendados de la zona.

Veintiún años después, se convirtió en dirigente agrario de Morelos; analizó documentos que acreditaban los derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras, los cuales habían sido negados por las Leyes de Reforma; y participó en reuniones en Villa de Ayala, que luego se convertirían en el #PlandeAyala.

En 1910, se incorporó a las fuerzas maderistas atraído por las propuestas agrarias del Plan de San Luis, como General en Jefe del Ejército Libertador del Sur y Centro; pero una vez que el movimiento triunfó la devolución de tierra no se cristalizó.

El 28 de noviembre de 1911 el llamado “Caudillo del Sur” proclamó el Plan de Ayala, con el que desconoció el gobierno del presidente Francisco I. Madero y estableció seguir la lucha por reivindicar los derechos de los campesinos.

Murió en una celada organizada por el general Jesús Guajardo en la hacienda de Chinameca, en los alrededores de Cuautla, Morelos.

Con su lema “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, proclamó y firmó instrucciones y decretos, como los siguientes:

 

  • Sugería que los pueblos en general tomaran posesión de sus terrenos siempre que tengan sus correspondientes títulos de propiedad, tal y como lo preveía el #PlandeAyala; mientras que los jefes y oficiales debían prestar su apoyo moral y material, siempre y cuando los pueblos soliciten dicha ayuda.

 

  • Prohibía el saqueo, robo o depredación cuando había sitio o estaba en marcha un ataque a una ciudad o poblado, bajo la amenaza de ser aprehendidos para ser juzgados y, de ser hallado culpable, recibir un castigo severo.

 

  • Hacía responsables a los jefes de que los revolucionarios a sus órdenes no se emborracharan en calles y plazas públicas, con el propósito de infundir en las fuerzas el mayor orden y disciplina posibles.

 

  • Para la alimentación de la tropa, prohibía sacrificar ganado de la gente pobre o de los aliados a la causa, solo el de los hacendados o enemigos. Pedía cuidar que no se sacrificara a vacas paridas o bueyes.

 

  • Decretó la nacionalización de bienes de los enemigos de la Revolución para destinarlos a la formación de instituciones bancarias dedicadas al fomento de la agricultura, con el fin de evitar que los pequeños agricultores sean sacrificados por los usureros y conseguir, por este medio, recursos para pagar pensiones a viudas y huérfanos de esta lucha.