Por semanas, Oaxaca y Chiapas han vivido una situación compleja. La sociedad, en ambas entidades, ha sido víctima de actos que le han lastimado profundamente.

Se trata de actos que han afectado la normalidad y la vida de millones de personas.

De acciones que han obstaculizado la libre circulación y el abastecimiento de bienes, impidiendo que comerciantes abran las puertas de sus negocios.

Que trabajadores ganen el sustento para mantener a sus familias.

Que cientos de enfermos puedan recibir su atención y por supuesto los medicamentos que necesitan.

Que han evitado que los apoyos sociales lleguen a las familias que más lo necesitan.

Y muy importante, se trata de actos que han impedido que miles de niñas y niños, reciban una educación.

Los daños han sido muchos y todos para los ciudadanos.

Ante ello, el Gobierno de la República ha abierto el diálogo, ofreciendo soluciones y alternativas para distender el conflicto.

En los últimos días, me he sentado personalmente con las y los representantes de las maestras y maestros inconformes.

Hemos estado en la mesa por horas, escuchando con apertura y atención sus planteamientos.

Analizando cada uno de ellos para definir en cuáles, el Gobierno puede ofrecer una respuesta; y en qué otros, podemos abrir canales con las instancias y Poderes responsables, para dar cauce institucional a su conflicto.

Pero siempre dejando claro, siempre que en una negociación, no puede ser todo o nada.

Que en el diálogo se trata de buscar puntos de acuerdo, acercar posturas y que por definición, requiere que ambos lados pongan de su parte.

La única condición de nuestro lado, ha sido que se deje de afectar a los ciudadanos.

No obstante, no ha habido respuesta y se ha seguido afectando a la sociedad.

Se ha puesto a los ciudadanos en medio de este conflicto, lastimándoles y lesionándoles.

Se ha agotado el tiempo.

Muchas comunidades y miles de familias de Oaxaca y Chiapas, se encuentran en una situación crítica.

Se ha agotado el tiempo.

Los bloqueos y las afectaciones a la ciudadanía deben de terminar.

Por ello, en breve se estarán tomando las decisiones necesarias, para permitir el tránsito en vías estratégicas y el abastecimiento de las comunidades.

El Gobierno de la República está abierto al diálogo, y sigue llamándoles al mismo, pero también está obligado a ser garante de las libertades y derechos de los ciudadanos.

Reitero: sí al diálogo y sí a las soluciones, pero no por encima de la sociedad.

Para el Gobierno de la República, no hay opción, se trata de regresar la tranquilidad  a las y los millones de ciudadanos que lo exigen y por derecho lo merecen y así lo vamos hacer desde el gobierno.

Muchas gracias, buenas tardes.