La Organización de Naciones Unidas (ONU) intenta que el Mediterráneo no se transforme en un enorme cementerio marino de migrantes muertos (hasta hoy alrededor de 15 mil personas); es lo que uno como persona quisiera evitar en los desiertos de Áridoamérica, esa zona geográfica común a México y Estados Unidos. El movimiento migratorio global que ha sido generado por factores como, guerra, violencia, pobreza, hambrunas por cambio climático, es el más alto registrado desde la Segunda Guerra Mundial: hoy se calcula que hay 65.3 millones de personas refugiadas o desplazadas, casi el doble de las que existían en 2005. Esto significa que 1 de cada 113 personas que viven en el planeta es desplazada. Pero si analizamos lo que está dentro de la cifra la situación es desesperada. El 51% de esos 65.3 millones de personas son niñas, niños y adolescentes: casi 40 millones en el mundo. Y otro dato impresionante: alrededor de 98,400 NNA han pedido asilo sin estar acompañados por una persona adulta. A lo anterior sumen ahora 244 millones de personas migrantes.

La situación es tan alarmante que finalmente la ONU convocó a una Reunión Cumbre sobre Refugiados y Migrantes que se efectuó a partir del 19 de septiembre en Nueva York. En ella, el Presidente de México expuso que la historia demuestra que “no hay barreras que detengan el movimiento de las personas”. Ni “naturales ni tampoco artificiales. “Para cada río, ha habido siempre un puente, para cada obstáculo ha habido siempre un camino”. La postura de México, que es “origen, tránsito, destino y retorno” de personas migrantes, es defender la aportación que estas comunidades hacen en los países en los que se asientan por la “energía y talento” que aportan. Se abogó por una respuesta basada en los derechos humanos, en políticas que ofrezcan un manejo “seguro y ordenado” de los flujos migratorios. Esto es particularmente urgente en el caso de NNA, en especial de quienes viajan sin compañía adulta. No sólo se trata de derechos expuestos en la Convención del Niño, la más firmada y ratificada de las creadas por la ONU. Se trata ya de una crisis humanitaria sin precedentes.

México se define en este proceso. Se incrementa la migración proveniente de Centroamérica, en especial de NNA no acompañados, que viajan solos. En ese sentido, el país tiene leyes claras, compromisos internacionales firmados, que mandatan que los tres órdenes de gobierno garanticen los derechos de NNA en tránsito, desplazados y migrantes. Y se deben de dotar a las autoridades de las herramientas mínimas para cumplir con dicha garantía. El país está a tiempo de evitar tragedias mayores sobre todo para la niñez.