“¡Calladita te ves más bonita!”, “la letra con sangre entra”, “el mimo pierde al niño”, son refranes usados por la sociedad mexicana: destilados de “sabiduría popular” que condensan un “conocimiento” irrebatible. En el mejor de los casos son “lecciones” morales para niñas, niños y adolescentes; en los peores justifican el maltrato a la niñez, preámbulo de insultos, humillaciones, golpes.

Estos refranes son la punta del iceberg, lo poco que se asoma a la superficie del maltrato a la niñez. Estas frases hechas esconden una vieja manera de pensar en muchas familias. Niñas, niños y adolescentes no son personas, son propiedad de los padres, en especial de “el Padre”: objetos “amados” que, les guste o no, deben disciplinarse para que en el futuro sean “gente de bien”.

La conmemoración del Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, este 25 de abril, permite rasgar el velo que oculta la violencia intrafamiliar que afecta a nuestras niñas, niños y adolescentes día a día. Una mirada profunda bastaría para ver que, en muchas familias, el maltrato a la niñez se considera algo normal e incluso justificado “para que crezcan bien”. Incluso en sectores liberales cuando mucho se les considera “personitas con derechitos”; sí les reconocen derechos, pero madres y padres deciden cuáles son y cuándo se les conceden.

El maltrato a la niñez diversifica sus manifestaciones al pasar de la familia a la escuela: abandono; castigo corporal; violencia emocional, psicológica y económica adquieren rasgos más sofisticados. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (INEGI), un 42.2% de las agresiones hacia niñas, niños y adolescentes sucedieron en la vía pública; 40.4%, en las escuelas, y 10.1% en el hogar.

Lo anterior se da con más fuerza cuando se trata de género: las niñas y las adolescentes son maltratadas, además, por el sólo hecho de ser mujeres. Esta misma encuesta reportó que de todas las agresiones sexuales denunciadas, el 100 por ciento fueron en contra de niñas y adolescentes.

La sociedad y representantes del Estado amplían el maltrato a la niñez cuando se desentienden de ella y la abandonan, cuando los servicios médicos no la atienden “por saturación”, cuando a las niñas y las adolescentes se les acusa de provocar el abuso sexual que sufren. El maltrato a la niñez es un juego perverso donde todas y todos pierden.

Es hora de transformar el juego con un nuevo paradigma. A partir de la promulgación de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014) podemos generar un cambio social. La nueva regla del juego es “el interés superior de la niñez”, que coloca a más de 39 millones niñas, niños y adolescentes al centro de las políticas públicas que les atañen. Hoy son titulares de derechos: no más “personitas con derechitos” sino protagonistas de su propio presente. No sólo el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) tiene el mandato de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos humanos, sino todas las instituciones y cada una de las familias de México.

La articulación de instituciones federales, estatales y municipales en un esfuerzo común por la niñez es una tarea titánica… pero no estamos solos. Hoy nos acompaña un tercio de la población de México porque las mismas niñas, niños y adolescentes participan con sus opiniones, críticas, sueños. Junto con ellas y ellos podremos cambiar muchas cosas en su vida, entre ellas nuevos refranes: “La letra con diálogo entra”, “Participando te ves más bonita” y otras, que ellas y ellos mismos van a crear.