Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas; doctora Beatriz Gutiérrez Mueller, esposa del señor presidente; diputada Dulce María Sauri Riancho, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados; senador Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.
Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México; apreciables compañeros integrantes del gabinete del gobierno de la República; maestro Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia; compañeros de armas, representantes de los medios de comunicación.
Buenos días a todos.
La Secretaría de la Defensa Nacional agradece la presencia de todos ustedes en el Alcázar de Chapultepec para conmemorar 108 años de la Marcha de la Lealtad, episodio que se remonta a la mañana del 9 de febrero de 1913, en que un grupo de civiles y militares, movidos por intereses mezquinos y ambición de poder, se sublevaron atentando contra a institución presidencial, representada en ese entonces por don Francisco I. Madero, quien había sido elegido libremente por el pueblo de México.
Los sediciosos, al atentar contra la institución presidencial, también transgredieron la estabilidad nacional, la democracia y la legalidad.
Ante los lamentables acontecimientos que se dieron ese día y que generaron incertidumbre en los mexicanos, surgió un acto sublime de patriotismo e institucionalidad por parte de los cadetes del Colegio Militar que cinceló la lealtad como directriz y base doctrinaria permanente que ha regido el pensamiento y actuar de las Fuerzas Armadas con la patria.
Acto que puede explicarse y entenderse fácilmente en la convergencia de convicciones que se manifestaron en dos hechos cruciales:
Primero, la acertada decisión de Francisco I. Madero al depositar su confianza en los cadetes para que le brindaran seguridad desde este Castillo de Chapultepec hasta Palacio Nacional, con el fin de que el pueblo de México supiera que su presidente estaba de pie y que los sublevados habían sido derrotados.
Segundo, la respuesta inmediata y resuelta de los jóvenes en formación militar que atendieron con presteza al llamado de Madero, porque sabían que la institución presidencial estaba en riesgo.
Por ello, como salvaguardas del honor militar, con firme lealtad respaldaron al Apóstol de la Democracia, demostrando plena consciencia de que su principal deber era la defensa de las instituciones y la legalidad.
La lealtad que mostraron al presidente Madero fue tanto a la persona como a la investidura que él representaba y sobre todo a los ideales de libertad, democracia, justicia social e igualdad por las que luchó el pueblo de México.
Ello es la raíz de la importancia y significado profundo que soldados y marinos damos a este valor central del compendio axiológico con el que se ha formado y se forma actualmente el personal militar y naval en los planteles militares y centros de adiestramiento.
Pero la lealtad militar, además de tener importancia y gran significado para quienes abrazamos la carrera de las armas, también para la sociedad es sinónimo de confianza al ver nuestra disciplina y espíritu de servicio que se constituyen en seguridad, cumplimiento del deber, solidaridad, esperanza y acompañamiento para todos los mexicanos en tanto que para las instituciones de la República es garantía de estabilidad y de apoyo absoluto.
Por ello, 108 años representan mucho más que sólo números, son el esfuerzo conjunto de acciones que en favor de los mexicanos han realizado los integrantes del instituto armado en todo este tiempo, siempre imbuidos del valor de la lealtad, 108 años en que las Fuerzas Armadas se han mantenido fuertes a pesar de las adversidades, gracias a la madurez y evolución que han alcanzado mediante la profesionalización de sus integrantes, la cultura de apego a la ley y la vocación de servir, 108 años en que la línea institucional ha sido de lealtad irrestricta al gobierno legalmente constituido, de apoyo al proyecto de nación y de respeto total a los poderes de la unión.
Por ello, lejos de causar sorpresa o inquietud, debería generar certeza el que las Fuerzas Armadas, además de cumplir con las misiones de defender la integridad, independencia y soberanía de la nación o garantizar la seguridad interior, contribuyan al progreso del país, participando en proyectos prioritarios, apoyo a la seguridad pública o actividades de labor social, ayudando al fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud ante la necesidad pública causada por la pandemia del COVID-19, o poniendo al servicio de los mexicanos las capacidades y experiencias logísticas para el traslado y seguridad de las vacunas en el plan de vacunación.
Lejos de causar sorpresa o inquietud, debería generar certeza, porque siempre que se nos ha requerido para cualquier tarea en favor de México y su pueblo, Ejército, Armada y Fuerza Área ahí hemos estado.
En este sentido, estamos convencidos de que el debate informado, objetivo y constructivo de los asuntos en los que participan las Fuerzas Armadas forman parte del diálogo abierto que debe existir en la pluralidad.
Afirmamos que el único propósito de nuestro trabajo es que el esfuerzo de cada mujer y hombre en uniforme militar sirva al engrandecimiento de la patria, siempre leales al compromiso que empeñamos al ingresar a esta honrosa profesión; en consecuencia, ratificamos a la sociedad entera que no existe ni existirá jamás un interés distinto.
Las Fuerzas Armadas son de esta gran nación y con lealtad sirven a su pueblo del que provienen.
Señor presidente:
Reconocemos que, desde el principio de la administración, el gobierno que usted encabeza ha trabajado intensamente por el bien de México en diversos frentes y esto ha permitido que se hayan sentado las bases de la transformación y que se siga avanzando firmemente para consolidarla.
Hoy, al recordar la actitud patriótica de los cadetes del Colegio Militar, también recordamos al presidente Madero que en su momento histórico enfrentó resistencias en su afán de transformar al país y eso jamás lo desanimó; al contrario, trabajó para superar todas las expectativas que generaba al inicio de su movimiento y logró el triunfo de la revolución maderista.
Este día en que conmemoramos la lealtad y la confianza que Madero depositó en los hijos del Colegio Militar, las Fuerzas Armadas reconocemos su férrea su voluntad para hacer frente a los retos y desafíos que enfrenta el país, pese a las adversidades, buscando resolver las demandas que por años ha tenido el pueblo de México.
En este tiempo de dificultades para la humanidad hemos sido testigos de su preocupación y trabajo constante para que México salga delante de la pandemia y se sobreponga a la compleja situación económica que esta ha generado en el mundo entero.
Pero además de eso, ha sido firme en su propósito de erradicar la corrupción y la impunidad, brindar seguridad a la ciudadanía, ver por los más vulnerables, atender las situaciones de emergencia generadas por desastres naturales y muchas acciones más que requieren de una atención permanente.
Quienes integramos las Fuerzas Armadas seguiremos respaldando las políticas que ha impulsado su gobierno en aras del bienestar y del progreso.
Hoy, en este sitio emblemático que fue sede de nuestra alma mater, el Heroico Colegio Militar, los soldados y marinos de México, al igual que desde el primer día de su gobierno, le refrendamos una vez más nuestra lealtad absoluta, porque la confianza que ha depositado en nosotros para contribuir a la transformación del país sólo puede ser correspondida de esa manera.
Así pues, las Fuerzas Armadas mexicanas se mantendrán leales al pueblo de México y a todas las instituciones nacionales. Existe garantía y vasta evidencia de ello.
Compañeros de armas:
La justa comprensión de las enseñanzas que nos han dejado los acontecimientos y héroes del pasado es la baliza que marca el rumbo de nuestras instituciones armadas en el presente y se proyecta la postura militar en el pasado.
En ambos casos confluyen con certeza la lealtad y la institucionalidad que nos legaron los cadetes del Colegio Militar aquel 9 de febrero de 1913 y que a las generaciones actuales y venideras nos corresponde honrar y refrendar.
Lealtad e institucionalidad, que son las bases de la profesión militar y que de ningún modo dependen de tiempos o circunstancias particulares, sino de su permanencia inalterable en los principios y valores militares que hemos abrevado de nuestra raíz y cercanía con el pueblo, de nuestra historia y de nuestras propias convicciones.
Lealtad e institucionalidad, que confirman la voluntad individual y colectiva que nos distingue para asumir conscientemente y con aplomo el compromiso de trabajar con ahínco todos los días por este gran país.
Esto exige cumplir lo que establece la Constitución política, las leyes y reglamentos castrenses, por la doble responsabilidad que tenemos como ciudadanos y como militares; además, nos convoca a ser íntegros y adoptar un comportamiento correcto, acorde con las normas que dictan la disciplina, el honor y el deber, porque cuando el actuar de un soldado o marino está avalado por esa forma de conducirse, jamás podría vulnerarse el prestigio y honorabilidad que le preceden en el servicio a la patria. Y tengan la certeza de que siempre les será reconocido por sus compañeros, pero sobre todo por la sociedad mexicana.
Así que en el trabajo diario sigamos actuando en todo momento con responsabilidad y firmeza, con respeto a los derechos humanos y dando lo mejor de nosotros mismos.
Recordemos con solemnidad todos aquellos acontecimientos donde la lealtad militar ha quedado de manifiesto, pero también recordemos con aprecio a todos nuestros compañeros de armas que en estos 108 años han perdido la vida protegiendo a las familias mexicanas.
Respetable auditorio:
Las Fuerzas Armadas mexicanas tienen una identidad y filosofía propias desde su origen, identidad y filosofía fundadas en la lealtad que han practicado y fortalecido a través de los años y que hoy refrendamos, con plena consciencia de que es factor indispensable para la estabilidad de la nación que genera seguridad, progreso y bienestar de México.
Una lealtad que debe también entenderse como el compromiso y motivación para seguir trabajando sin descanso por la ciudadanía en un ambiente de diálogo constructivo, apertura institucional, transparencia y rendición de cuentas, como ha sido instruido por el señor presidente.
Esto también es una muestra de lealtad al pueblo de México y de las convicciones que guían el rumbo de las Fuerzas Armadas en la actualidad.
En estos tiempos de transformación y de adaptación a las nuevas realidades que como sociedad nos toca vivir y en el seno de esta gran nación plural y multicultural, ahora más que nunca debemos trabajar juntos con objetivos claros, definidos por el interés común y con el sentimiento de fraternidad que siempre ha caracterizado a los mexicanos.
Hagamos patente nuestra responsabilidad social y compromiso ciudadano articulando esfuerzos para consolidar el entorno de un auténtico Estado democrático de derecho donde impera la ley y se garantice el ejercicio de las libertades públicas.
Hagámoslo así, porque el amor que le tenemos a la patria es en todo momento y se demuestra con hechos concretos.
Por nuestra parte hoy, como hace 108 años, a los pies del baluarte de gloria y grandeza que representa el Castillo de Chapultepec, las Fuerzas Armadas refrendamos nuestra lealtad al servicio de la patria.
Tengan la certeza de que cada general, almirante, capitán, jefe, oficial tropa y marinería seguiremos con lealtad al lado del gobierno de la República sumando esfuerzos para transformar al país y alcanzar las metas nacionales.
Somos leales e institucionales porque tenemos consciencia del pasado, presente y futuro nacional.
Somos leales e institucionales porque sentimos, valoramos y practicamos la lealtad como regla de vida.
Somos leales e institucionales por amor a la patria, por respeto al pueblo de México y respeto a nosotros mismos.
Esa es la convicción de las Fuerzas Armadas, ese es el proceder que prevalecerá siempre, siempre por México.
Muchas gracias.