Boletín No. 180

El campo mexicano atraviesa una transformación de género en el trabajo y cultivo de la tierra, su realidad se ha modificado y hoy en día el número de mujeres que se dedican a esta actividad va en aumento, por lo que protegerlas y garantizar el goce de sus derechos es una prioridad para la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano que encabeza, Jorge Carlos Ramírez Marín.

Durante una reunión de trabajo en las instalaciones de la SEDATU con líderes campesinos de diversas entidades del país, Ramírez Marín informó que las mujeres dedicadas al campo enfrentan incertidumbre jurídica sobre sus tierras.

Una de las tareas que nos hemos propuesto por indicaciones del Presidente de la República Enrique Peña Nieto, dijo, es la defensa de los derechos de las mujeres para que accedan, como cónyuges, hijas o como sujetos agrarios a los beneficios de las tierras.

El titular de la SEDATU explicó que el 43 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) ocupada en México son mujeres y muchas de ellas en el sector agrario mantienen solas su hogar, por eso la importancia de que la SEDATU abra un espacio exclusivo para atender y garantizar los derechos de la mujer cuando sus terrenos formen parte de un contrato de hidrocarburos o minería.

“Tenemos que asegurarnos que las mujeres cónyuges, hijas y mujeres sujetos agrarios no sean objeto de discriminación en las negociaciones que se hagan entre particulares y núcleos agrarios”, precisó.

El funcionario advirtió que de no otorgársele a estas mujeres elementos para participar activamente en la vida del ejido y del país no podrá crecer la economía rural y permanecerán en condiciones de pobreza y desventaja.

Jorge Carlos Ramírez Marín indicó que el varón traslada a su familia a la ciudad porque piensa que va haber mejores oportunidades de empleo. En cambio, la mujer se tiene que quedar en su lugar de origen representando a su familia, sin que se le otorgue el derecho a decidir sobre la tierra en que habita.

Por otra parte, expuso que el 60 por ciento de la población rural tiene más de 60 años, lo cual refleja que el trabajo en el campo hoy en día la hacen personas adultas mayores y mujeres. Por lo que exhortó a rescatar el valor y confianza de los jóvenes para que se den cuenta que en este tiempo el campo sí puede ser negocio.