Discurso No. 021

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Lic. Jorge Carlos Ramírez Marín, en la exposición The Real State Show, organizada por la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (adi)

07 de Mayo de 2013.

Buenas Tardes, saludo con gusto al presidente de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), Elías Fasja, así como a representantes de emprendedores, de soñadores y de artistas que congrega su extraordinaria organización.

Para mí es un honor, y al saludarle a usted, saludo a todos los socios de la Asociación Nacional de Desarrolladores Inmobiliarios de parte del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, el Licenciado Enrique Peña Nieto, que les manda a todos un muy afectuoso saludo, y el reconocimiento del Gobierno Federal a la extraordinaria labor que realizan, labor de la que él da fe desde que era gobernador del Estado de México y que apoya decididamente hoy que es Presidente de la República.

Yo siempre he querido creer esta anécdota sobre las catedrales góticas que dice que fueron diseñadas así en el afán del Ser Humano que, consciente de su situación en ese momento, diseña estas extraordinarias agujas y estas increíbles puertas de entrada a las catedrales pensando en la grandeza, y en alcanzar lo que para ellos era entonces inalcanzable.

Yo siempre he querido creer en la autenticidad de esta anécdota, y esa misma pregunta me la hacía hace algunos momentos, cuando veía los trabajos de ustedes expuestos a la entrada de esta extraordinaria reunión. Y me preguntaba que si esta anécdota es cierta, ¿en qué están pensando los desarrolladores mexicanos?

Pues estamos pensando en eso que titula su encuentro del día de hoy, estamos pensando que somos un gran país, estamos pensando que merecemos lo mejor para este país, y estamos pensando en la grandeza que nos reserva el futuro. Por eso están aquí, en el lobby, esas extraordinarias obras de arte presentadas por ustedes. Y por eso merecen el reconocimiento y la felicitación del Gobierno Federal.

Creo que el trabajo que están haciendo trasciende ya las fronteras de México. Desde hace muchos años México tiene extraordinarios arquitectos; pero hoy no se trata solamente de la arquitectura, se trata de vencer retos extraordinarios; de vencer duros momentos económicos; de vencer difíciles negociaciones para localizar los mejores espacios; se trata de vencer difíciles regulaciones para que finalmente, lo que se trazó en un papel, pueda convertirse en una realidad sobre una calle de una ciudad de cualquiera de los estados del país.

Eso es lo que está haciendo la diferencia. Amigos, los mexicanos siempre hemos sido extraordinarios para diseñar nuestras ciudades, ahí están las enormes urbes de la época prehispánica, ahí está el sueño del orden en las primeras grandes ciudades, aquellos enclaves mineros; y si en la época prehispánica eran Tenochtitlán, o Chichén Itzá, o Teotihuacán mucho más atrás; y en la época colonial, Taxco, San Luis, Zacatecas, en la época de los setentas no nos quedamos atrás. En el México moderno diseñamos y creamos extraordinarias ciudades que no existían, como Cancún, por ejemplo; creamos y diseñamos extraordinarios espacios que no existían, y hoy son parte cotidiana de la vida de los mexicanos.

Si fuimos capaces entonces, tenemos que ser capaces hoy de reconocer el momento en que nos encontramos. El orden ya no puede ser un sueño, el orden tiene que ser una realidad para que efectivamente esté garantizado el derecho a la convivencia; que si podemos presumir de libertades, necesitamos de espacios donde desarrollarlas; que si queremos presumir de un país democrático, necesitamos efectivamente que las condiciones de vida en que viven unos y otros tengan no solamente la misma aspiración, sino la misma posibilidad de realizarse; si presumimos de ser un país justo, entonces no podemos negarle derechos al quien hoy no puede acceder a la vivienda de las formas institucionales como son el INFONAVIT y el FOVISSSTE, sino reconocer que hay que crear nuevas formas para que ellos puedan también ser parte del abatimiento de este rezago en vivienda, que es un rezago en Justicia para nuestro País.

¿Qué tiene que ver esto con los desarrolladores inmobiliarios? Es fundamental, para eso el Gobierno de la República modificó la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, y creó una Secretaría que resolviera los problemas de la tierra. ¿A quién no le gustaría, y seguramente lo discutieron ustedes a lo largo de su encuentro del día de hoy, tener la certeza de que la tierra que está adquiriendo no va después a revivir algún tipo de problema jurídico y retrasar la inversión que están haciendo? Resolver los problemas de la tierra desde el punto de vista legal, y también desde el punto de vista social.

¿A quién no le gustaría vivir en una ciudad que garantizara que, donde se determinó que es un espacio para vivienda, no se instale después un taller mecánico? O un restaurante que bloquee sus estacionamientos. Minucias aparentemente para quién piensa en un edificio de doscientos sesenta metros de altura, pero una realidad cotidiana que puede hacer nugatoria cualquier posibilidad de pensar y desarrollar este tipo de edificios. Si no somos capaces de resolver esa instancia de todos los días de los mexicanos, no tendremos la capacidad de garantizar el desarrollo urbano en que se inscriben estas extraordinarias obras de arte que ustedes han creado.

Necesitamos, y ese es el propósito de esta Secretaría, un marco legal que nos dé garantías en Quintana Roo, en Zacatecas o en Tijuana; un marco legal que efectivamente regule el desarrollo urbano con mínimos y máximos que hagan que la libertad municipal de otorgar permisos encuentre parámetros lógicos, y no sea simplemente el capricho el que regule densidades o definiciones de sustentabilidad. Que no sea la ocasión política la que haga posible o imposible que se construya una obra extraordinaria. Que el desarrollo urbano no dependa de ningún otro factor más que nuestra aspiración al orden. Y que entonces todas las acciones que emprendamos en esta materia estén encargadas de dar certeza.

¿Por qué un trámite tiene que tardar dos años? ¿Por qué una licencia tiene que estar sujeta al momento político por el que pase determinada administración? ¿Por qué la reacción vecinal tiene que ser con una discrecionalidad impresionante, y no simplemente estar sujeta y regulada, y saber, vecinos y desarrolladores, qué es lo que pueden hacer y qué no?

Ese es el ámbito en el que esta Secretaría trabaja en estos días. No tardaremos años enteros en hacer planes de desarrollo, porque muchos están, hay una extraordinaria base que el país se ha dado a lo largo de estos años. Se trata de reasumirla y reactivarla sobre todo, y a través de la concertación hacerla posible municipio por municipio, el Presidente ha ordenado que esto suceda en los sesenta municipios más importantes del país; y también hacerla posible estado por estado.

Yo creo, estimados amigos, que este deseo de certeza y este deseo de orden es posible, y esa precisamente es la meta y la tarea de esta Secretaría. El orden no es un fin en sí mismo, no debe serlo; porque si solamente nos preocupa el orden, viviremos en el autoritarismo. Se trata de hacer que florezcan los consensos, que los planes sean efectivamente fruto de la concertación, y yo creo que en ese sentido, el fin último de ustedes, los desarrolladores inmobiliarios, coincide plenamente con el fin del Gobierno Federal, el fin de ustedes y de nosotros es la armonía, y propiciar una calidad de vida entre los ciudadanos que efectivamente refleje la clase de País que somos y que merecemos ser.

Por eso puedo reiterarles el día de hoy nuestro decidido apoyo al trabajo que ustedes realizan; y puedo reiterarles sobre todo que nuestra comunicación con la Asociación Nacional de Desarrolladores Inmobiliarios será permanente; que nuestra comunicación con ustedes tendrá que ver con el diseño de reglas, con el diseño de planes; que ustedes ocupan un lugar que no regatea ni escatima el Gobierno de la República, y por el contrario, se los reconoce.

Creo, estimados amigos, que si la anécdota del inicio es cierta o no, hay algo que no podemos dudar, y que decía Octavio Paz, “no hay duda, la arquitectura es el testigo insobornable de la Historia”, hoy ustedes están dando testimonio de la grandeza de México, y el Gobierno se los reconoce.

Muchas gracias.