Discurso No. 090

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, en la CXII Jornada Nacional del Notariado Mexicano.

Boca del Río, Veracruz, 08 de noviembre de 2013.

Estimados amigos, estimadas amigas, es un honor venir a Veracruz, siempre es un honor; y es un honor compartir con uno de los gobernadores que con más énfasis ha hecho trabajo específico, directo, sobre la base que efectivamente puede darnos a todos esa legítima condición de seguridad y de justicia que no van a conseguir por sí solos ni los programas sociales, de educación o de salud. La base de la justicia es efectivamente la aplicación de la Ley, Veracruz es un estado pionero, de vanguardia y saludo con mucho gusto a su gobernador, Javier Duarte de Ochoa. Muchas gracias señor gobernador, quien hoy además nos hace el honor de venir acompañado de otra gran abogada, la doctora Karime Macías Tubilla, muchas gracias presidenta.

Nos une una amistad fruto de que compartimos objetivos, compartimos tareas, y es una amistad abonada por la gratitud, porque una de las primeras instituciones, asociaciones que se acercó a la SEDATU y que levantó la mano para decir “ésta es una tarea en la que tenemos que participar” fue sin lugar a dudas la Asociación Nacional del Notariado Mexicano. Por eso agradezco a Javier Pérez Almaraz esta invitación, pero sobre todo el esfuerzo que ha compartido con nosotros en tareas tan importantes como la regularización de catastros, o el rediseño de los programas para la modernización de catastros en el país, tarea que compartimos con la Asociación del Notariado Mexicano.

La hospitalidad de don Eduardo Panes Campillo y sus amables palabras, y por supuesto la presencia de los señores funcionarios del gobierno del estado, pero particularmente agradezco la anfitrionía de nuestros presidentes municipales de Boca del Río, Anselmo Estandía Colón y de mi muy querida amiga Carolina Gudiño, compañera diputada, presidenta municipal de Veracruz, muchas gracias.

Está con nosotros la representación de los poderes del Estado de Veracruz, está el señor secretario general de gobierno, don Erik Lagos Hernández; y la representación del Congreso del Estado de Veracruz, ni más ni menos que en su presidenta la diputada Anilú Ingram Vallines, muchas gracias, diputada.

Agradezco a los señores representantes de nuestras fuerzas armadas, el General de División René Carlos Aguilar Páez, representando a la Secretaría de la Defensa Nacional, comandante de la Sexta Región Militar; y al Vice Almirante Jorge Alberto Burguete Kaller, Comandante de la Tercera Zona Naval, en representación de la Secretaría de Marina. Muchas gracias.

Gracias a los señores diputados Raúl Zarrabal y Tonatiuh Pola Estrada y, como siempre, nos acompañan representantes del Gobierno Federal relacionados con la tarea de ustedes, tanto en la parte registral como en la parte de regularización, el director general de CORETT, el licenciado Jesús Alcántara Núñez, y el señor director del RAN el señor Manuel Ignacio Acosta Gutiérrez.

Déjenme platicarles una historia que, buscando las referencias para esta reunión, es de esas veces que de repente te tropiezas con un buen ejemplo que vale la pena, que por supuesto no es mío, es de Abner Griff, un Doctor en Economía de la Universidad de Northwestern en los Estados Unidos -que por cierto tiene unos convenios firmados con la SEDATU para trabajar distintos programas sociales- es una de las escuelas de negocios más importantes en Estados Unidos; y el hecho tiene relevancia, porque no es un tema jurídico, sino fundamentalmente es un tema económico.

Decía, estimados amigos, que las costumbres, la cultura y las tradiciones han recorrido el mundo viajando en barco, y que mejor lugar para darnos cuenta de ello que Veracruz. Productos comerciales, pero sobre todo ideas, conceptos, formas de gobierno inclusive, llegaron a través de Veracruz a nuestro país; cuatro veces heroica, la muestra está en cosas como la Constitución de Cádiz, las primeras imprentas del país, todo ello llegó del Mundo hacia México; y también salió de México hacia el mundo, como algunas ideas de nuestra Carta Magna, que luego fueron inspirando otras constituciones a lo largo del Planeta.

Hoy quisiera platicarles de una historia desarrollada en los lados opuestos del Mediterráneo. Ahí se establecieron en la parte continental europea los genoveses, y en la parte africana los magrebíes. Ambos tenían flotas mercantiles, pasaban mucho tiempo en el mar comerciando, recorriendo distintos puertos, y esa situación los obligó a desarrollar sistemas sociales muy complejos para -como es natural- la solución de conflictos.

Por un lado, los magrebíes tenían una cultura que favorecía el colectivismo y la ayuda mutua, por lo que cuando se presentaban problemas había órganos colegiados que tomaban decisiones y dividían los conflictos.
La coerción de estas decisiones estaba fundada en una sanción social, la pena más grave era, por supuesto, el destierro, dejar de ser parte de esa comunidad. Todas las cargas que comerciaban venían acompañadas de una carta donde decían todos los nombres de los magrebíes que habían participado en ese encargo, así los clientes podían saber quiénes eran los responsables de la calidad de ese envío. El principal activo de estos comerciantes magrebíes era por supuesto su reputación.

Pero al otro lado del mar, en Génova, eran una nación fundada por emigrantes que aprovechaban la posición estratégica de la ciudad y comerciaban con el resto del mundo. ¿Qué hacían para resolver problemas?
Nombraban personas especializadas en dar testimonios de los hechos; y la sanción no era una sanción social, estaba fundada en normas claras, iguales en su aplicación y por supuesto públicas, la peor sanción era la incautación de la carga y la prisión. Todas las cargas que comerciaban los genoveses eran certificadas por estas personas especializadas para dar testimonio, así los clientes podían saber que si la carga que recibían estaba certificada tenían la certeza de estar avalada por la calidad del comercio genovés.

Los genoveses, a diferencia de los magrebinos, crearon un sistema de notarios, que daba fe pública de todos los actos comerciales que realizaban sus ciudadanos; no sólo en Génova, en todas partes del mundo, en cualquier lugar del mundo la firma de los notarios genoveses acreditaba condiciones como la calidad, pero sobre todo la certeza de la transacción. Más de 500 años después podemos afirmar -a la vista está- que el mayor éxito comercial sin duda lo tuvieron los genoveses, el mayor éxito quizá en términos culturales haya sido de los magrebinos.

Lo que demuestra este hecho es que hay una forma de derecho basada exclusivamente en la confianza que soluciona los conflictos en sociedades pequeñas, que soluciona los conflictos en el seno de la familia o en el seno de una pequeña comunidad tal y como lo hacen por ejemplo los ayuntamientos; pero cuando se trata de crear las relaciones entre toda una sociedad, de respaldar el tejido económico por el cual puede pensarse o hacia el cual debe pensarse en términos de progreso, solamente hay un elemento que nos puede decir, y ese elemento es la Ley.

Esa certeza de legalidad es justamente la función de los notarios. Los magrebinos jamás pudieron tener expansiones comerciales ordenadas, al crecer el tamaño de estos mismos grupos las traiciones se volvían más frecuentes, el descrédito no fue suficiente con tantos destierros y esto propicio un desequilibrio poblacional. Los genoveses, en cambio, lograron mantener la reputación general en un nivel estable gracias a que los certificadores trabajan sin pensar quién era su cliente, sino en la función social que tenían acreditando, por vía de la Ley, la confianza que la gente depositaba en ellos.

No sorprende entonces, estimados amigos notarios, que esta idea de garantizar los actos mediante la fe pública se extendiera en todas las actividades en Génova, y mucho más allá y la adquisición de propiedades, de inmuebles. Otras naciones con las que tenían relaciones comerciales hicieron que finalmente ésta fuera una práctica general.

Este profesor del que les hablaba al principio -el cual es el autor de esta historia- concluye que los genoveses sembraron la semilla del desarrollo comercial europeo gracias a que encontraron la forma de solucionar el conflicto fundamental en las relaciones comerciales, y diría yo en las relaciones en general, cómo avalar y acreditar lo que es solamente un concepto, la confianza; mientras los magrebinos lo hicieron, pero sólo en tasas menores y en sociedades muy pequeñas.

Estos dos principios de organizaciones los vemos hoy en día, no solo entre naciones, sino entre regiones de un mismo país. El desarrollo en Génova está basado en el individuo y en la formalidad de los contratos; el desarrollo magrebí privilegia la colectividad y la confianza. La forma de urbanización de uno y otro sí nos muestra que no podemos aplicar siempre el mismo modelo, pero que hay un eje fundamental para todas las sociedades que es la confianza, los genoveses resolvieron la acreditación de esta confianza.

Nos sirve esto de ejemplo importante para saber que una nación con un cuerpo de fedatarios públicos eficiente, es capaz de generar desarrollo económico a tasas mucho más aceleradas. La actuación de los notarios, estimados amigos, -y es en parte una de las cosas que nos llenan de honor y de satisfacción al acudir con la representación del señor Presidente a su evento- es en definitiva la principal diferencia entre una economía formal y una economía informal destinada al fracaso.

El principal problema de la informalidad no sólo es la evasión fiscal, sino la limitación que crea en las posibilidades de crecimiento de buenas ideas, la innovación, la creación de más inteligencia; si el negocio no está constituido legalmente, no paga impuesto, no consigue financiamiento, no puede por tanto expandirse, no puede por tanto generar la confianza que se requiere para crear redes suficientes que lo hagan o lo conviertan en un negocio exitoso, llámese para comprar maquinaria, para comprar tecnología, para crecer a tasas más aceleradas es indispensable un proceso de formalización en el que los notarios juegan el papel central.

Por eso, las buenas ideas en México a causa de la informalidad limitan las opciones de crecimiento. Pongamos el ejemplo de otros países: Estados Unidos tiene una tasa de préstamos que equivale el 150% de su Producto Interno Bruto, en México nuestra tasa alcanza el 30%; eso se refleja en el número de negocios que se intentan pero que no resultan ser exitosos en un tiempo muy breve.

Y aquí es donde adquiere crucial importancia el papel de los notarios. Según datos del Instituto Mexicano de la Competitividad, el 63% del costo total de abrir una empresa, y el 22% del costo de registrar una propiedad está determinado por la función notarial. Combatir la informalidad, tanto mercantil como inmobiliaria, es una política pública de este Gobierno, y la empezamos mejorando nuestra coordinación entre el Gobierno y los notarios públicos, debemos buscar esquemas en que los ciudadanos tengan mayor acceso a estos servicios sin sacrificar su calidad.

El problema no es sencillo, es sumamente complejo; por ejemplo, en Argentina hay 21 notarios por cada 100 mil habitantes; en España hay siete por cada 100 mil habitantes; en México hay tres notarios por cada 100 mil habitantes. Si analizamos la cantidad de notarios entre regiones, Campeche por ejemplo tiene 10 notarios por cada 100 mil, pero en Guerrero solamente hay uno por cada 100 mil habitantes.

La importancia de la presencia de los notarios afecta a la población de menores ingresos. Según datos de la COFECO, mientras que del 10%, de la población más rico, el 87 por ciento vive en una casa con escrituras en regla, entre la población más pobre apenas el 50% cuenta con una escritura para acreditar su propiedad; esta deficiencia se agrava a lo largo de la geografía nacional, por su puesto, haciendo énfasis en las zonas más pobres, le decía al Gobernador hace un momento que en Guerrero, por ejemplo, o Chiapas, menos del 40% de la población vive en una casa con escrituras en regla.

Esta situación tiene una carga de trabajo descomunal para el notariado, pero por encima de todo nos implica una tarea clave, cómo mejorar la calidad de nuestros servicios sin sacrificar el aspecto principal de la tarea del notario que es la confianza. De ninguna manera es un asunto de masificación o simplemente de números, es imprescindible trabajar juntos para crear las condiciones de cómo la función notarial puede estar más cerca de los ciudadanos, sin sacrificar ni el profesionalismo, ni la calidad de sus servicio, pero por encima de todo la seguridad y la certeza de la confianza que esos servicios deben generar.

Por eso debemos buscar juntos soluciones innovadoras, de consenso por supuesto y ofrecer, como nos lo piden algunas importantes instituciones, un trabajo mucho más cercano a la ciudadanía que nos permita resolver este tema de la informalidad juntos. Tragedias como la que ocurrió en Guerrero, recientemente, pero no es la única en México, empezamos a acostumbrarnos a los nombres de las tragedias, las tragedias tienen el nombre de un huracán o el nombre, la fecha de algún sismo, el sismo del 85 o el huracán Manuel o el Huracán Stan, que provocarán tantas y tantas desgracias.

Por eso se creó esta Secretaría, estimados amigos; el ordenamiento territorial es uno de los pilares de esta Secretaría, y ustedes son el eje de ese ordenamiento territorial. La función notarial para el Gobierno Federal tiene, no solamente nuestro respaldo, sino sobre todo nuestra atención, para que a través de la SEDATU podamos hacer un trabajo coordinado que nos acerque a la ciudadanía, pero, insisto, que nos permita mantener los niveles de confianza y credibilidad que hasta hoy hacen del notariado mexicano una certeza para cualquier ciudadano, de cualquier nivel económico.

Por eso, la informalidad inmobiliaria es un asunto del Gobierno Federal; más allá, es un asunto de Estado, es un asunto que amerita una política pública específica; lo que empieza en una casa que no tiene sus escrituras en orden, evoluciona hasta comunidades completas que viven en la irregularidad.

Según datos del propio CORETT en México tenemos casi 13 millones de viviendas que no cuentan con una documentación que acredite su regularización, su carácter de ser propiedad de alguien, pero lo que es peor, una buena parte de estas viviendas están asentadas en zonas de alto riesgo, e inclusive en zonas donde el simple hecho de establecerse constituye un delito.

Es por eso que el presidente EPN presentó desde el principio de este Gobierno la nueva política de desarrollo urbano y vivienda, precisamente creando la SEDATU, tenemos por primera vez un organismo gubernamental que coordina las acciones de ordenamiento territorial, de legalidad del uso del suelo, del desarrollo urbano y por supuesto de la vivienda.

El objetivo de la SEDATU es que no sean las personas las que tengan que migrar de su lugar de origen, ya sea dentro del país o el extranjero, para buscar el desarrollo económico, sino que ordenando el territorio, ordenando la casa y las acciones complementarias a ello, el desarrollo económico llegue efectivamente a todas las regiones del país.

Tener ciudades ordenadas, transporte accesible, políticas ambientales es una tarea de largo plazo, pero es una tarea que comienza con la certeza del suelo que cada quien pisa, habita o en el que pretende establecer su negocio, esa es la importantísima labor que compartimos con los notarios de México. Empieza con la certificación de las transacciones, pero más aún, crea la certeza de que todos los miembros de una misma comunidad actuamos de buena fe y actuamos dentro de la ley.

Al avanzar hacia la formalidad de la Sociedad, no sólo mejoramos el registro de las acciones de los ciudadanos, las empresas, las sociedades, sino que alcanzamos brechas de desarrollo económico mayores, lo que permite que se resuelvan problemas como la pobreza o la marginación. Qué increíble traslado de responsabilidades, de una función aparentemente simple como la de registro, sencilla y transparente como la de dar fe, hasta la solución a los problemas de pobreza en nuestro país.

Sí, la función de ustedes es fundamental para el combate a la pobreza, porque la pobreza terminará cuando compartamos efectivamente, con absoluta certeza, la idea de que la ley se aplica a todos por igual. Esa es la tarea que ustedes garantizan, sabemos que comparten con nosotros esos grandes objetivos del Estado mexicano, los notarios deben tener una participación crucial garantizando transacciones de suelo, garantizando legalidad para la adquisición de vivienda, dando certeza al patrimonio de las familias y la realización de negocios para darle empleo a millones de mexicanos.

Reconocer su labor, para el Gobierno mexicano, no solamente es una satisfacción, sino un imprescindible deber. Los notarios han sido catalizadores importantes de muchos programas de Gobierno, los programas de regularización de la tenencia de la tierra, los programas de ordenamiento urbano, más recientemente programas que permiten la constitución de organizaciones de la sociedad civil, de jóvenes, por ejemplo, a muy bajo costo, septiembre el mes de los testamentos, los descuentos que se hacen a personas de la tercera edad o los que tienen con gobiernos locales para fines específicos; nadie puede dudar del compromiso social que los notarios mexicanos han abrazado siempre como una responsabilidad.

Por eso es imprescindible que juntos, la Asociación Nacional de Notarios, la SEDATU, los gobiernos locales, establezcamos planes comunes para atender necesidades crecientes de la población; por eso es imprescindible que sean ustedes un actor principal en el tema de la modernización de catastros y los registros públicos del país; y por eso, estimados amigos, como en la historia de Génova y el Magreb, que ilustra los efectos a largo plazo de la institucionalización de la ley, les decimos con satisfacción que ustedes son los garantes de la fe pública, pero no solo eso, ustedes son los portadores de la esperanza pública de un futuro mejor.

Muchas gracias.