Discurso No. 001

Palabras del secretario de desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín en la ceremonia conmemorativa por el XCIX Aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria.

Boca del Río, Veracruz, enero 6 de 2014.

Con su permiso señor Presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Estimado gobernador anfitrión don Javier Duarte de Ochoa;

Estimado amigo, senador Gerardo Sánchez, dirigente nacional de la Confederación Nacional Campesina; y con él saludo a todos los dirigentes estatales de la Confederación Nacional Campesina, y a los dirigentes de otras organizaciones que trabajan por el campo y que se encuentran presentes en esta reunión.

Señores representantes de los poderes Legislativo y Judicial del Estado de Veracruz;

Saludo particularmente con afecto al señor César Camacho Quiroz, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, y con él a los representantes de otras organizaciones políticas presentes en esta reunión.

Estimados secretarios Emilio Chuayffet Chemor, Enrique Martínez y Martínez, compañeros en la Administración Pública Federal en el gabinete del señor Presidente;

Estimados amigos:

Conmemorar la Promulgación de la Ley Agraria en 1915, sin duda es darle su debida importancia a uno de los acontecimientos más importantes de la historia del país. Es muy simple de explicar la razón por qué es importante este evento, pero más que la razón, lo que significa esta razón son las miles de vidas de intelectuales, políticos, militares que entendieron una sola cosa: sin cambiar el sistema de propiedad la justicia estaría incompleta; en otras palabras, sin resolver el problema de la tierra, sin resolver la situación de sus verdaderos dueños, la Revolución estaría incompleta.

No somos el único país que vivió una Revolución, pero si el único que llevó cada una de las aspiraciones de esta Revolución a la Constitución, a las leyes y a las instituciones; esto hace a México diferente de cualquier otro país, y a la nuestra una Revolución viva y de ideales vigentes.

Promulgada por Carranza, la Ley Agraria -sin embargo- lleva sin duda el sello de Emiliano Zapata, de Otilio Montaño y de tantos líderes que lucharon en medio de una guerra civil, hasta que la justicia agraria se consolidara efectivamente, y la Revolución terminara con la distribución de la tierra.

En esta determinación no habría marcha atrás y así ha sido con el tema agrario en México. Por eso, 99 años después hemos iniciado el proceso de una profunda reforma del campo; hoy los ideales de la lucha agraria tienen enemigos específicos y nombres determinados.
La pobreza, campesinos con tierra, pero pobres en oportunidades.

El hambre, tierras productivas sin posibilidad de desarrollo tecnológico, y sin posibilidad de cultivo por falta de agua.
Comunidades donde las mujeres llevan el peso de la migración, pero no tienen derecho a participar en la toma de decisiones del ejido, que puede quitarles su tierra, que puede dejarlas sin derecho. El 45.9 de los hogares que reciben remesas en México tiene a una mujer como jefa de familia, pero no es así en las decisiones de los órganos ejidales; lo mismo suele pasar donde la mayoría de los cargos directivos son ocupados por hombres.

El Presidente de la República ha instruido a esta Secretaría a que convirtamos el tema rural en un frente específico y sólido, y con ella a otras secretarías de la Administración Pública Federal; la Cruzada Nacional contra el Hambre, las reformas estructurales del país, y por supuesto la reforma que se espera en el campo, están todas ellas orientadas hacia la búsqueda de la soberanía alimentaria, y sobre todo el desarrollo de todo el potencial del país en materia agraria.

Tal y como lo expresó el Presidente Enrique Peña Nieto aquí mismo hace justo un año: debemos lograr un campo justo, productivo, rentable, sustentable. Por eso en este primer año, las instituciones y programas específicamente dedicados al sector rural entregan metas cumplidas.

El Registro Agrario Nacional completó más de 434 mil trámites; la Procuraduría Agraria atendió más de 258 mil asesorías gratuitas. Así buscamos que se cumplan las instrucciones del Presidente, para que los sujetos agrarios no hereden a las próximas generaciones solamente un papel, lo que buscamos es que puedan heredar prosperidad y riqueza a sus descendientes.

En este punto hay que destacar que de las más de 110 mil hectáreas registradas en la Reserva Nacional de Tierras, más del 90% proviene de tierras ejidales; esta es una de las razones que demuestran que si no somos capaces de hacer las transformaciones que el campo necesita, posiblemente estemos pavimentando las únicas opciones, o las mejores opciones productivas que tiene el país.
Definir la vocación de la tierra y hacer posible su explotación es una tarea fundamental del Gobierno, para que el patrimonio de tierra, se convierta en riqueza efectiva. Para eso, es imprescindible agilizar procedimientos, dar certeza a la propiedad, agilizar formas de asociación y al mismo tiempo garantizar efectivamente el respeto al derecho agrario.

Queremos un campo que no pague la pobreza, sino que ofrezca efectivamente oportunidades de desarrollo. Por eso apostamos a la generación de competencias, habilidades, capacidades productivas en personas y en comunidades.

Creemos que la evolución de la Reforma Agraria significa la unión de dos formas complementarias de trabajo: en los campesinos de México la gran tradición para la toma colectiva de decisiones; y en la empresa el importe innovador y tecnológico orientado a una producción, no solamente de subsistencia, sino generadora de utilidades.

Progreso y sentido comunitario; progreso y arraigo en las comunidades; progreso y respeto al medio ambiente; progreso que reconozca y dé espacio a la mujer del campo; progreso con justicia en una sola palabra.

Por instrucciones del Presidente de la República, de la mano de estos cambios se realizan acciones en materia de vivienda, para que el sector rural sólo sea una denominación, pero los sujetos agrarios y los hombres del campo tengan exactamente los mismos derechos de adquirir una vivienda que cualquier persona que viva en la ciudad.

Rescatar los espacios públicos de los municipios rurales, desarrollar entidades comunitarias y un programa sin precedente, con una inversión sin precedente, para el aprovechamiento del agua.

El último de los considerandos de la Ley Agraria que hoy conmemoramos, define claramente desarrollar plenamente su derecho a la vida y librarse de la servidumbre económica. Así lo comprendemos, y por eso la justicia agraria y sus ideales siguen siendo la Rosa de los Vientos de todas las acciones que el Gobierno de República emprende.

Evolucionar sin ruptura, evolucionar sin renunciar a la propia identidad, esa tiene que ser la lección que brinde el campo mexicano en este momento preciso de la historia de México.

La identidad del campo no se riñe ni con la modernidad, ni con el desarrollo; esa es una falsa dicotomía que se presenta a campesinos, entre el arraigo a las tradiciones y la generación de riqueza. No es verdad, más allá lo que nos hará pobres o ricos son dos cosas: primero, que los sujetos agrarios estén comprometidos a esta evolución y segundo, que el Gobierno esté comprometido a hacerla posible, junto con una cultura de productividad orientada a que la tierra nos brinde sus frutos no sólo para la sobrevivencia, sino fundamentalmente para el desarrollo.

Cambiar sin renunciar a nuestra riqueza cultural, a nuestra sabiduría ancestral. Esa es la lección que el campo mexicano nos dará y el Gobierno mexicano trabajará para que así sea. Juntos hombres de campo y Gobierno, mujeres más reconocidas y en mejor lugar que nunca. Juntos, trabajaremos en la confianza en el gran país que somos, ese país que nos convoca a dar lo mejor de nosotros mismos.
Muchas gracias