Discurso No. 044

Palabras del secretario Jorge Carlos Ramírez Marín durante la inauguración del “Ciclo de Conferencias sobre Temas Metropolitanos. Metropolización, Retos y Perspectivas”, en el recinto alterno del Senado de la República

03 de julio de 2013.

Muchas gracias. Muy buenos días a todos, particularmente por supuesto inicio agradeciendo esta invitación a la senadora Ana Lilia Herrera, presidenta de esta Comisión que tan importante trabajo tiene que realizar.

Quiero saludar también por supuesto, y lo hago con muchísimo gusto, me sumo a todos los reconocimientos de la presidenta de la Comisión, a este legislador, increíble persona y caballero por antonomasia, don Enrique Burgos, siempre es un gusto compartir con usted.

Y quiero también saludar a la doctora Negrete Salas por sus importantísimas aportaciones y que seguramente hoy compartirá con ustedes; y me da mucho gusto saludar a buenos amigos que además de este trabajo que siempre han realizado para todos los mexicanos desde la Academia, desde la función pública, o incluso desde el voluntariado. Hoy me precio de contar con su valioso apoyo en los trabajos que realiza la Secretaría, al arquitecto Roque González Escamilla, al maestro David Melgosa Mora, que nos ayuda a redefinir los conceptos de desarrollo territorial, por supuesto a mi buen amigo Joaquín Álvarez Ordoñez y a mi buen amigo el arquitecto Covarrubias aquí presentes. Muchas gracias a todos ustedes por acompañarnos en este muy importante tema.

Para el Gobierno de la República en materia de desarrollo urbano, el asunto de la urbanización es importante, pero sin duda el tema de la metropolización es fundamental, las cifras por si solas nos van a decir de qué tamaño es el reto y de qué tamaño es el problema. Así que a quienes asisten hoy en calidad de participantes de este encuentro, de este ciclo de conferencias, de verdad es fundamental que puedan reunir a quienes ya trabajan sobre el tema, a quienes ya han escrito sobre el tema, pero sobre todo a quienes empiezan desde su carrera, desde los estudios a introducirse al tema del urbanismo y particularmente al tema de la urbanización.

La importancia de las grandes urbes, según la Organización de las Naciones Unidas, muestra la tendencia de la concentración de la población: en 1950 había a nivel mundial 75 ciudades de más de un millón de habitantes y concentraban una población de más de 167 millones de habitantes; en 2010 las cifras ya se habían elevado a 442 ciudades donde hoy viven más de mil 330 millones de personas. No es un fenómeno exclusivamente mexicano, la metropolización es un fenómeno mundial ciertamente; mientras que la población mundial duplico su tamaño 2.7 veces entre 1950 y 2010, los habitantes de las ciudades mayores a un millón aumentaron en 7.5 veces su tamaño.

Hoy en México, como ustedes saben, existen 59 zonas metropolitanas; están integradas por 367 municipios, 263 son considerados centrales, 45 son municipios interiores y 61 son municipios exteriores, según una base que toma en cuenta los criterios de planeación y política urbana. Estas 59 zonas metropolitanas del país representan el 56.8% de la población total del país. Amigos, en México la población urbana es eminentemente población metropolitana.

México ha vivido un proceso de metropolización vertiginoso, pero al mismo tiempo desafortunadamente anárquico. El crecimiento de la mayoría de las zonas metropolitanas, la construcción de grandes desarrollos habitacionales en la periferia, que han inducido la expansión urbana en municipios incorporados al universo metropolitano, la aparición de temas emergentes como el crecimiento verde, el impacto del cambio climático, el consenso sobre el papel creciente de las zonas metropolitanas como motores del desarrollo económico y social del país.

Podemos distinguir que el fenómeno metropolitano se compondría entonces de cuatro elementos: el primero por supuesto, demográfico; el segundo el mercado de trabajo, expresado por el perfil económico y de empleo, y su ubicación sectorial y casi única en el territorio de las metrópolis; la conformación espacial, determinada por la expansión urbana; y la delimitación política administrativa en función de los gobiernos locales que involucra.

El fenómeno metropolitano de nuestro país no es nuevo, tiene más de 70 años. Lo que ha tardado es que lo reconozcamos; y lo que ha tardado más es que nuestras políticas no sean simplemente políticas de desarrollo urbano o políticas urbanas, sino que sean específicamente metropolitanas. De hecho, es la primera vez que el Senado de la Republica reconoce la importancia, no solamente de la vivienda o del desarrollo urbano, sino del desarrollo metropolitano. La generación de programas urbanos y sectoriales para el ámbito metropolitano, la planeación territorial, la prestación de obras y servicios públicos hasta ahora evidentemente ha sido insuficiente para cubrir los requerimientos y necesidades de la población que vive las zonas metropolitanas.

La encuesta que acaba de darnos la senadora es más que evidente, en el país las zonas metropolitanas comenzaron a conformarse desde los años 40; sin embargo, las reformas económicas, políticas y en particular constitucionales que se han dado respecto a las facultades de los municipios en la regulación del suelo, pasaron por alto esta tendencia hacia la metropolización de varios centros urbanos, misma que habría de acelerarse y consolidarse en las décadas siguientes, carente absolutamente de todas estas normatividades o siquiera de sus perspectivas.

El crecimiento anárquico de las zonas metropolitanas en el país ha dado lugar, sin duda, a una paradoja. Por un lado una gran cantidad de problemas económicos y sociales, pero al mismo tiempo un sinfín de oportunidades; y es precisamente el objetivo de esta discusión y de este ciclo de conferencias; y es justamente el espíritu con el que se ha reformado la Ley Orgánica de la Administración Pública para transformar, lo que era simplemente una Secretaría de tramites de asuntos agrarios, a una Secretaría que concentra en sus funciones el problema metropolitano en toda su extensión, el suelo, el desarrollo urbano y la necesidad de vivienda, al mismo tiempo de regular esta vivienda.

En sentido negativo, las tendencias actuales del fenómeno de metropolización provocan concentración del desempleo y proliferación del trabajo informal; pero en sentido positivo tenemos un mercado extraordinario para el propio empleo y una enorme formalidad para la formalización del mismo.

En los últimos cinco años el Fondo Metropolitano destinado para la estructura en zonas conurbadas ha aumentada a razón de 9.8 % en promedio anualmente; en 2009 el total de recursos fue de 5 mil 985 millones, casi el mismo que se le otorga al total de subsidios para la vivienda al Gobierno Federal. Para el 2010 se aumentó en un 23%; en 2011 un 6.4% y en 2012 otro 6.4%. Los recursos de estos fondos, según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de 2013, tienen como destino “la atención de las necesidades de las metrópolis, para llevar a cabo estudios, proyectos y acciones orientadas a desarrollo coordinado y sustentable por las mismas”

Las zonas metropolitanas hoy en día se caracterizan principalmente por la concentración de población, de actividades económicas y por gestiones político administrativas fragmentadas. Esas características son las que alimentan el debate sobre el fenómeno de la metropolización desde la perspectiva territorial, así como desde la perspectiva de la gestión pública. Hoy tenemos por ejemplo, cinco solicitudes que añadirían cinco zonas metropolitanas más a las 59 que ya tenemos; y la pregunta obligada -la hago sobre todo a mis amigos estudiantes- es si será más valioso contribuir a la metropolización o sería más valioso contribuir con una regulación y una división administrativa eficiente, de gestión pública eficiente, al fortalecimiento de municipios periféricos sin necesidad de que tengan que considerarse conurbados.

Creo que el reto va mucho más allá de conseguir más recursos para las zonas metropolitanas, creo que el reto va mucho más allá de poner en perspectiva y en orden a los desarrolladores de vivienda. La vivienda finalmente, a través de empresas especializadas o de desarrolladoras de vivienda, no representa a la mayoría de las que se construyen en el país; 67% de estas viviendas se autoconstruyen, es decir la gente, buscando el empleo, busca la oportunidad de cualquier espacio de tierra para establecerse cerca de su centro de trabajo, dentro de sus núcleos familiares, o finalmente donde vivir no le represente un problema económico adicional.

Entonces estimados amigos, concluyendo: es imprescindible un cambio de modelo, y es por eso que el Presidente de la República tiene, con el propósito de poner orden, el propósito de encausar el crecimiento conforme a criterios de planeación que impulsen el trazo predeterminado, la oferta objetivada de empleo, de bienes y de servicios, es decir, poner las cosas con donde las necesitamos. Con este modelo pretendemos promover la densificación sobre una base de conectividad existente y futura, mejorando las condiciones de sustentabilidad y habitabilidad urbana, con una visión de la planificación fundada en la búsqueda del máximo aprovechamiento de las oportunidades que ofrece la ciudad actual.

No se trata de un criterio sencillo, de un criterio maniqueo de decir “hasta aquí puede construirse” o “hasta aquí van a crecer las ciudades”; mucho más allá, se trata de combinar esta la complejidad de problemas con soluciones y creación de oportunidades. No se trata de adoptar soluciones maniqueas o simplistas, que por un lado aparentemente representarían orden, pero por otro lado significarían nulificación del empleo, nulificación de oportunidades y finalmente propiciarían un fenómeno de informalidad, que es justamente el que queremos evitar.

La vitalidad urbana, referida a las características de extensión, junto con el creciente fenómeno de fragmentación, conllevan un déficit en la calidad de los servicios y de la infraestructura, cuyo costo a repartir entre el conjunto de la población va en aumento, pero es sobretodo negativo para cualquier ciudadano una vez que es la autoridad municipal, cada vez con menos recursos, la que encuentra cada vez más necesidades a distribuir en un área cada vez más extendida.

El orden y el nuevo modelo requieren de instrumentos normativos y de gestión para un mejor aprovechamiento del suelo urbano existente, de la capacidad urbana instalada, con énfasis en la consolidación del tejido urbano, la renovación de áreas intermedias, el mejoramiento de la movilidad urbana, el acceso a tierra y vivienda de sectores socioeconómicos medios y bajos. El fenómeno que observamos en el Distrito Federal, por ejemplo, no deja de ser también paradójico: por un lado tenemos una ciudad cada vez más moderna, y efectivamente resolviendo problemas fundamentales para la habitabilidad; pero por otro lado tenemos una ciudad donde con tierra cada vez más cara, será cada vez más difícil encontrar vivienda en términos que pueda ser accesible a quienes tienen menos de 5 salarios como ingreso.

Finalmente queridos amigos impulsar la homologación normativa en aspectos administrativos, hacendarios, de inversión y sobre todo en las zonas metropolitanas que abarcan dos o más estados. Definir políticas a largo plazo que trasciendan los períodos de gobierno locales, y que den sustento al diseño de presupuestos de municipios y de entidades federativas. En las ciudades se necesitan normas más específicas para el desarrollo urbano, sanciones fuertes para quienes violan la Ley y estudios específicos que determinen cómo y hasta dónde crecer.

Estimados amigos, la oportunidad sin duda es ahora. Tenemos por un lado la determinación del Gobierno Federal, pero yo pondría como punto más importante la determinación del Poder Legislativo de coadyuvar a la solución de estos problemas; ingredientes tales como los conflictos sociales, el aumento de la delincuencia son sin duda un acicate para que todos, sin dejar a nadie afuera, nos pongamos en marcha en la solución de estos conflictos.

Quizá mejor ahora o quizá ahora o nunca; no vamos a tener la oportunidad, espero irrepetible, porque en esta vamos todos a una Comisión de Desarrollo Metropolitano entusiasta y puesta en marcha a resolver los problemas más importantes del país. Creo que el Ejecutivo tiene la vista y la voluntad puesta en todo nuestro apoyo a las decisiones del Honorable Poder Legislativo. Qué bueno que la Cámara de Senadores, su Comisión especial dirigida con el entusiasmo de la senadora Ana Lilia Herrera, esté tomando cartas en el asunto. Por supuesto estaremos sumados desde el primero y hasta el último momento, estamos seguros, estimados amigos, que es el momento ahora. Quizá valga aquí la pena parafrasear a García Márquez que decía: “Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir –decía él- una utopía que nos permita compartir la tierra para todos”

Muchas gracias.