Discurso No. 035

Palabras del secretario de desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, al tomar protesta al Consejo Directivo del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y la Sociedad de Arquitectos Mexicanos 2014-2016.

México, D.F. 07 de mayo de 2014.

Estimadas arquitectas, estimados arquitectos, muy buenas noches.

Saludo con respeto a los señores representantes del cuerpo diplomático acreditado en México que nos hacen el honor de acompañarnos esta noche.

Saludo particularmente y con gran emoción e identidad al arquitecto Fernando Méndez por una cuestión estratégica, es el arquitecto de la transición, el arquitecto con el que empezamos el tránsito de la creación de esta nueva Secretaría, que elevó a rango de Secretaría el tema del Desarrollo Urbano. Muchas gracias a Fernando Méndez por todo el apoyo recibido a lo largo de este tiempo y por todas las aportaciones que el Colegio -por su conducto- ha hecho a la Política de Vivienda y de Desarrollo Urbano de nuestro país. Muchas gracias, arquitecto, le deseo la mejor de las suertes.

Y por supuesto, con mi saludo le deseo la mejor de las suertes que estoy seguro tendrá, siempre y cuando no renuncie a ese espíritu que lo ha caracterizado: generoso, abierto, emprendedor y audaz; sé que José Luis Cortés va a hacer un extraordinario papel como presidente de la CAM-SAM. Felicidades arquitecto, sabe usted que cuenta con el respaldo de nosotros y nosotros contamos con usted.

Saludo muy respetuosamente a los integrantes del presídium, y decía el arquitecto Cortés que los he acompañado varias veces, no sé si me lo decía en tono de reproche o si me lo decía en tono de ¡qué bueno que viene el licenciado Ramírez a compartir con nosotros los eventos! Ciertamente he estado en varios y me complace siempre venir, porque siempre los arquitectos tienen este espíritu creador y de aportación que al mismo tiempo los hace de trato suave y generoso, no sé porque no me siento así entre mis colegas abogados, pero bueno es cosa de las profesiones.

Estimados amigos, soy definitivamente creyente de que el diseño del espacio, su planificación, su organización, el cálculo de las estructuras que reúne la arquitectura son una disciplina que contiene no solamente un discurso sobre el espacio, sino en general, en realidad un discurso sobre la estética de la vida.

A lo artístico dentro de la arquitectura lo acompaña siempre un importantísimo componente social. Por eso, nos preocupamos porque una de las precisiones de la política de vivienda y de desarrollo urbano planteada por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, sea recuperar la significación estética de las construcciones.

El Fondo Nacional de Infraestructura contempla, por primera vez, un fondo dedicado exclusivamente al tema de la recuperación estética de nuestras ciudades, una cruzada en la que tenemos que envolvernos e involucrarnos todos, las autoridades municipales, las autoridades estatales, pero donde sin ninguna duda los principales convocados son los arquitectos de nuestro país.

No es un asunto ornamental, es un tema de identidad nacional. Durante mucho tiempo la arquitectura en México no estuvo asociada simplemente a monumentos, sino a obras de gran funcionalidad urbana: escuelas, unidades habitacionales, depósitos de agua, todos asociados a los nombres de los más importantes arquitectos de nuestro país. Ahí están las obras en nuestros centros urbanos de Mario Pani, de Ramírez Vázquez, incluso Luis Barragán construyeron monumentos, pero también espacios públicos, viviendas; eso sí, pensando no sólo en su uso, sino fundamentalmente en su trascendencia, en su perdurabilidad.

Recuperar la parte estética de nuestras ciudades no es un tema de ornato, insisto, es un tema relevante sobre todo cuando alcanzamos a creer que la definición de “vivienda de interés social” se podía convertir en un eufemismo para definir las casas más alejadas de las ciudades, de menos calidad, con menos opciones de desarrollo para sus habitantes, resultando que nada fuera más mentiroso que el término interés social, porque nada más alejado del “interés social” que las viviendas que pudieran destruir el tejido que debía componerlo.

Para nosotros desde el Gobierno de la República, el tema representa -ustedes lo saben porque han compartido con nosotros aportaciones al Plan Nacional de Desarrollo y al Programa Nacional de Vivienda- un problema mayor. Necesitamos acercar las bondades de la ciudad a un lugar, aun cuando estuviere fuera de la ciudad, pero en lo posible necesitamos acercar a los ciudadanos a vivir una autentica vida de ciudad.

Por eso el Programa de Desarrollo Urbano 2014-2018, al que en gran medida esta nueva directiva acompañará, es la herramienta normativa que contiene los planes para el resto del sexenio del Presidente Peña Nieto, y tiene como primerísimo objetivo controlar la expansión de las manchas urbanas y consolidar las ciudades para mejorar la calidad de vida de los habitantes.

Y es que es inaudito que entre el año 2000 y el 2012 hayamos logrado incorporar 150 mil hectáreas de suelo exclusivamente para construir viviendas; ese espacio -nada más para darnos cuenta de su dimensión- equivaldría más o menos a 275 mil canchas de futbol.

Lo absurdo es que mientras exista esta voracidad por abarcar espacios alrededor de las ciudades, numerosos centros, centros urbanos, barrios históricos han sido paulatinamente abandonados, convirtiéndose en espacios vacíos en medio de la ciudad, mientras paradójicamente millones de personas tienen que cruzar toda la ciudad para ir a sus trabajos y muchas veces cruzar varias ciudades para llegar a sus trabajos.

Buscamos evitar esta realidad, reconstruirla y para eso los arquitectos son indispensables. Por eso nos proponemos impulsar la sustentabilidad social promoviendo una cultura de convivencia y participación ciudadana y fortaleciendo el tejido social de las comunidades, por eso, una de las líneas de acción del Programa de Desarrollo Urbano dice a la letra: “impulsar el rescate arquitectónico de barrios y edificios históricos de las ciudades para reforzar la identidad vecinal”. Rescatar la belleza de las ciudades, estimados arquitectos, arquitectas, para que sean lugares en donde la gente quiera vivir, quiera pensar, quiera innovar; podría ser una de las reformas que cambiaran radicalmente la fisonomía de nuestro país.

Mover a México desde adentro de sus ciudades, de esa importancia es el vínculo que encuentro entre el quehacer de la arquitectura y la misión que el Gobierno de la República tiene para la realización del ordenamiento territorial, pero al mismo tiempo re-significar el espacio y con eso -estoy seguro- re-significar la vida de los ciudadanos.

Hacer que en cada lugar pueda haber algo que le dé autentica identidad, sin duda es una tarea que resulta indispensable. Yo recuerdo el pensamiento de un gran arquitecto, Adolf Loos, Jefe de Obras de la ciudad de Viena, que justamente decía que la arquitectura no tiene su origen en la vivienda, sino en los monumentos. Yo lo parafrasearía y diría que la arquitectura, lejos de ser simplemente un elemento de utilidad, tiene que ser un elemento generador de identidad a partir justamente de la belleza y la estética.

Por eso estimados amigos, yo sé que este es un evento muy importante, que una nueva directiva encabeza los esfuerzos de esta -de ninguna manera voy a aceptar el concepto del arquitecto Félix- muy distinguida y muy antigua (que no vieja) agrupación.

Comentaba con doña Sarita Topelson y con el arquitecto Covarrubias, justo al entrar, cuántas obras habría aquí reunidas. Escuchándoles, creo que lo más importante es pensar cuántas obras hay aquí ya pensadas que todavía necesitan encontrar un espacio, y cuánto espacio hay en nuestro país para que la creatividad, la generosidad del pensamiento de los arquitectos salga a flote y saque a flote esta imprescindible necesidad de recuperar nuestra identidad nacional, no como un país que resuelve en función de lo económico solamente, sino que rescata la belleza como un elemento indispensable de su propia esencia.

Por eso estar aquí es realmente un honor, darle la bienvenida a este nuevo Consejo Directivo del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos. Yo sé que hay muchos temas a lo largo de esta gestión en los que esta directiva sabrá innovar y sabrá resolver.

Termino, señores arquitectos y arquitectas, señalando solamente que la arquitectura es una disciplina que se trata también del afecto de los individuos. Por eso entiendo a la arquitectura mexicana como una síntesis del aprecio que tenemos por la vida, por la vida en comunidad y como una aliada para nosotros desde el Gobierno Federal para definir nuevamente la dignidad de vivir, la dignidad de vivir en una ciudad y ustedes, sin lugar a dudas, amigos arquitectos, son los principales difusores de esa fuerza vital.

Muchas gracias