Discurso No. 031

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, al asistir al evento por el fin del conflicto agrario entre los ejidos El Botho-Rosario Capula, en Hidalgo.

Pachuca, Hidalgo, 14 de abril de 2014.

Buenos Días, gracias por estar aquí, particularmente a nuestros amigos de El Botho, a nuestros amigos de Rosario Capula, a nuestros amigos de la CCC, a nuestros amigos de UNTA, a nuestros amigos que hoy espero no solamente den por finiquitado este conflicto sino que amistosamente se den la mano y trabajen juntos para que esta región de Hidalgo sea cada día más próspera.

Este finiquito no hubiera sido posible si no hubiéramos contado con la definitiva intervención del gobierno del estado, por eso agradezco al gobernador Olvera todo el apoyo que le ha brindado al Gobierno Federal para poder llevar a buen término estas negociaciones que hoy nos permiten que dos comunidades, que dos organizaciones puedan amistosamente darse la mano. Muchas gracias, señor gobernador, muchas gracias señor secretario de Gobierno y a todos los funcionarios del gobierno del estado que intervinieron.

Hidalgo, estimados amigos, tiene desde el Valle del Mezquital pasando por la Sierra Gorda, una geografía por demás cambiante, por demás diversa; y también su gente no es la misma, por eso no son de extrañarnos las diferencias, y estas diferencias que empezaron a surgir alrededor de la tierra datan de muchísimos años.

Tenemos conflictos en la SEDATU en Chihuahua que tienen más de 300 años; tenemos conflictos en Oaxaca que tienen más de 100 años; y teníamos un conflicto aquí en Hidalgo que tenía más de 28 años. ¿Eso a qué se debe? Pues a que la tierra no es lo más valioso que tenemos, para nosotros, para algunos de nosotros, la tierra es lo único que tenemos.

Entonces, cuando estamos hablando de defenderla, estamos hablando de verdad de defender algo que sabemos nos pertenece desde hace muchos siglos. En el caso de Chihuahua dicen que fue un marqués el que les donó esas tierras, mucho antes de la Independencia y de la Revolución, y el papel de la SEDATU es encontrar la manera de cómo equilibrar esas peticiones antiguas con el conflicto nuevo, que el conflicto nuevo en este caso es que encima de esas tierras ya existe toda una ciudad, entonces, esa es la tarea de la SEDATU.

¿Por qué se dan los conflictos? Porque la tierra –insisto- no es importante, es vital; y entonces empezamos a contar con una valiosísima ayuda para la resolución de los conflictos, una ayuda que debo reconocer que en los últimos años, se había atorado, porque se había optado por la resolución judicial simple y llana. Hoy, gracias a la voluntad de quien preside ese tribunal -y ustedes son los mejores testigos de eso- ya no solamente apelamos a la justicia legal, también apelamos a la justicia que genera paz, apelamos a la justicia que establece equilibrios y condiciones, apelamos no solamente a los libros y los artículos de la Ley Agraria, sino al sentido común y al sentido político de los representantes en el conflicto.

Y esto no sería posible si el Tribunal Agrario no estuviera presidido por alguien que ha puesto en la conciliación su mejor esfuerzo y con quien la SEDATU trabaja mano a mano todos los días para resolver los conflictos agrarios, me refiero al presidente del Tribunal Superior Agrario, Marco Vinicio Martínez Guerrero. Gracias señor presidente, en nombre del Gobierno de la República, por estos esfuerzos que, desde la Península de Yucatán hasta la Península de Baja California, vamos despejando el camino para que no sea solamente el poder del que puede mantener un conflicto legal -para lo cual se necesita mucho dinero- sino que sea fundamentalmente la razón, y sobre todo, la razón de la paz social, la que vaya imponiéndose en la solución de estos conflictos.

Así como es diverso Hidalgo en su geografía, lo es en su gente, en sus actividades; fíjense nada más la cantidad de cosas que se siembran en Hidalgo -coliflor, elote, alfalfa, maíz, cebada, trigo- esto nos habla del carácter de los hombres y las mujeres que habitan esta región.

Entonces amigos ¿cuál es el problema de mantener un conflicto por más de 28 años? Pues el principal problema es que le restamos fuerza a una comunidad, la comunidad tiene que estar vigilando su tierra, porque no la puede trabajar a conciencia, porque no puede pedir créditos para ese trabajo, porque no puede pedir apoyos al gobierno del estado, eso es lo que cuesta un conflicto.

Un conflicto, para que se pueda resolver, necesita ciertamente del interés de las autoridades, de la participación de los magistrados, -y muchas gracias, señora magistrada, por acompañarnos esta mañana- pero sobre todo necesita que los representantes de las partes no se suban a una posición intransigente, que lo que busque sea sacar raja política o lo que busque es sacar beneficio personal.

Se necesita que la organización de verdad represente el interés de la gente, de verdad represente el interés de la comunidad; que para ellos sean más importantes las horas de siembra, el aprovechamiento del agua; que para ella sean más importantes el tiempo de paz, las horas que puede dedicarle a su familia, el ambiente que puede haber en toda una región, para que sea más productiva, que simplemente salir a decir “yo represento a tal comunidad y gracias a que lo represento hace veintitantos años que hemos impedido se cometa una injusticia”.

Hace veintitantos años estamos atrasando un acuerdo, eso no ha pasado aquí; desde el momento en que nos sentamos a conversar con la triple C y con la UNTA, pudimos percibir claramente que el interés fundamental era el beneficio de los habitantes.

Y por eso, amigos, hoy podemos tener una resolución. El acuerdo que hoy celebramos, que incluye a dos de las organizaciones mejor estructuradas del país, permitirá que ambas salgan fortalecidas y que los habitantes de estas comunidades tengan más oportunidades, cada día, de mejorar sus condiciones de vida.

Lo más grave de los conflictos es la pérdida de la energía productiva entre los protagonistas, tiempo, dinero por supuesto, pero sobre todo el riesgo de que se pierdan sean vidas, sean familias. Me comentaban tanto Martha como Max que muchos de la comunidad del Rosario y de la comunidad del Botho son parientes entre sí, imagínense que tristeza que tengamos que mantener tanto tiempo vivo un conflicto, vivir sabiendo que la gente que yo quiero está del otro lado, que la gente que yo quiero es mi sangre y está del otro lado. Eso también está detrás de la solución de un conflicto, evitar que estas cosas sigan ocurriendo y que comunidad se siga desgastando. Hoy, personas de El Botho se pueden encontrar con personas de Rosario Capula, y yo espero que el saludo sea afectuoso y con los ojos puestos en el futuro.

Siempre es mejor, estimados amigos, llegar a la conciliación, siempre es mejor resolver la zozobra, eliminar el conflicto. El Gobierno Federal aporta la parte correspondiente a la indemnización fijada entre los propios integrantes de la comunidad; el gobierno del estado aporta programas productivos para que las tierras resueltas entren inmediatamente en producción; y por otro lado todos aportamos un ingrediente fundamental, nuestro compromiso de mantenernos cerca, vigilando que este acuerdo se cumpla y vigilando que cada una de las partes cumpla con lo convenido.

A través del diálogo llegamos a una solución; a través de la ley mantendremos esa solución; a través de la conversación, del ánimo, de la buena fe, acordamos números y acordamos acciones; a través del ejercicio de la ley y de la obligatoriedad de nuestro acuerdo haremos que todo lo que conversamos y que cada palabra empeñada se cumpla cabalmente.

Para nosotros eso es fundamental porque, amigos, tenemos más de 487 conflictos agrarios inscritos en COSOMER. Yo coincido plenamente con las organizaciones que nos piden revisar los lineamientos del COSOMER. Tienen razón, es el momento de actualizarlos.

Y así como coincido con esto, también las he invitado reiteradamente a que busquemos que las vías de solución no siempre impliquen la vía económica, porque de seguirlo haciendo corremos el riesgo de que organizaciones sin compromiso social como las dos que están aquí presentes, sin el grado de fe en el campo como las que están aquí presentes, pero sobre todo que organizaciones sin la importancia que ustedes le dan a la vida en riesgo de las comunidades y de sus integrantes, se aprovechen buscando solamente un beneficio económico y conviertan del conflicto agrario una industria buscando que les deje dividendos.

La tarea de la SEDATU es precisamente ir eliminando estos conflictos y evitando que conflictos prefabricados consuman el presupuesto que tenemos para conflictos reales, por eso es tan delicada la integración de la lista de COSOMER, por eso tanto favorezco la revisión de las reglas como tendría mi particular reserva para el tema de la retroactividad.

Sin embargo, estoy frente a gente pensante, de las más inteligentes del sector agrario, y sé que tendremos un espacio suficiente para discutir y encontrar las mejores soluciones; estamos empeñados en lo mismo, no podemos seguir manteniendo un campo con conflictos por todos lados y estoy seguro que ustedes comprenden la posición del Gobierno Federal, no podemos dejar que unos cuantos intenten aprovecharse de la situación, de la buena fe de los habitantes del campo y de la disposición del Gobierno Federal para resolver conflictos, eso es algo que tenemos que resolver juntos y estoy seguro que voy a contar con la ayuda de todos ustedes.

Amigos, cuenten con la SEDATU para lo que hace falta, hoy el 48 por ciento de la población de Hidalgo que vive en el medio rural, en conjunto todo el sector incluyendo la parte que corresponde a la minería, produce el 7.7 por ciento de todo el Producto Interno Bruto del estado, esto quiere decir que tenemos que concentrar nuestro trabajo en el medio rural.

Nosotros estamos dispuestos a hacerlo; con mi saludo, con este convenio de finiquito que hoy atestiguamos, las relaciones entre ambas comunidades han alcanzado, eso es lo que queremos, borrón y cuenta nueva. De aquí en adelante a producir sobre lo que fue tierra en disputa, hoy ya no lo es, mañana tiene que ser tierra productiva, hoy más que nada a trabajar dentro de lo jurídico, dentro de lo legal para encontrar la tierra que nos permita compensar y realizar el trabajo que queremos.

Son, estoy seguro, muchas más las cosas que nos unen a la triple C, a UNTA, a la SEDATU, al gobierno del estado, al Tribunal Agrario; son muchas más las cosas que nos unen, que son nuestra lucha común, que las cosas que nos separan. Tenemos una lucha común por hacer productivo el campo, por combatir la pobreza, por combatir el hambre; esos son nuestros únicos enemigos.

Compañeros, los de este lado y los de este lado son iguales que nosotros, mismo color de piel, mismas necesidades y si hoy sus dirigentes son otros eso es ahora; su dirigente, el Presidente de la República, está con ustedes, comprometido con ustedes para que haya paz social y para que se produzca en paz social. Ese es el México y ese es el campo que necesitamos, yo sé que ustedes para eso ponen su mejor esfuerzo, cuenten con el Gobierno de la República.

Muchas gracias y muchas gracias por todas sus amables muestras de apoyo y afecto.