Boletín No. 212

• El titular de SEDATU, Jorge Carlos Ramírez Marín, asistió a una misa en esta comunidad

La Pintada, Guerrero.- A un año del desgajamiento de un cerro que provocó la muerte de 71 personas en la comunidad de La Pintada, los habitantes de esta zona viven su duelo y reconocen que el Gobierno de la República no los ha dejado solos y el apoyo no se detiene.

Esta comunidad rural, de Atoyac de Álvarez en Guerrero, cambió la noche mexicana por una misa, a la que asistió el Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), Jorge Carlos Ramírez Marín, quien aseguró que la calidad de las obras de reconstrucción y de las viviendas no está en duda.

Dijo que La Pintada es un ejemplo de lo que está bien hecho y explicó que son casas de dos recámaras con todos los servicios, para las cuales se han invertido mil 200 millones de pesos, totalmente auditables. Agregó que hasta el momento se han construido 137 viviendas de las 190 programadas.

El Gobierno de la República hizo el trabajo de ingeniería, el hidráulico y el arquitectónico, trazó las calles, reforzó el cerro, construyó las casas y dotó a la comunidad de todos los servicios.

En medio del colorido de las casas nuevas y el verde de los cerros, los habitantes de esta comunidad llevaron a la iglesia las cruces de granito que representan a cada uno de los muertos.

A un año de la tragedia, los habitantes comentan que se sienten apapachados y jamás han perdido la fe en sí mismos por eso pudieron levantarse.

Eleazar Núñez Velazco, ama de casa, explica que todos los días se levanta, abre la ventana y ve el cerro. “Es imponente, pero no soy egoísta, veo en mi interior, las heridas no cicatrizan pero entendí que trabajar en equipo nos sacó adelante”, dice.

Este 15 de septiembre llovió fuerte y la comunidad se sobresaltó porque las ausencias de sus seres queridos fueron más sentidas. La naturaleza, comentan, no tiene palabra y en cualquier momento desata su furia; pero esta vez no ocurrió y las familias se reconfortan, se sienten seguras al ver que han pasado más tormentas y la obra resiste.

La malla que se puso al cerro se cubre con la reforestación, los conductos escurren el vital líquido de manera normal y el colector ha desfogado al río como está previsto.

El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, en su homilía, rompió la solemnidad al señalar que este debe ser un día de fiesta porque “en ustedes renació el amor, la fe, la solidaridad y con ello se renueva la vida, la sociedad”.

Les dijo además que las autoridades civiles, el Gobierno de la República, la SEDATU, los tienen presentes en sus necesidades y prueba de ello es que a un año de la tragedia ya tienen casa nueva, servicios y un futuro promisorio.

Al aniversario de conmemoración de La Pintada, asistió la Brigada Internacional de Rescate Tlatelolco Azteca A.C, mejor conocida como los Topos Aztecas, que durante dos meses trabajó para rescatar los cuerpos de las víctimas, acudieron a ratificar su amistad con los deudos.

El presidente de esta agrupación, Héctor Méndez, recordó que en esos días el problema era la lluvia que no cedía, “pensamos que el cerro se desgajaría otra vez, y cuando la voluntad flaqueaba aplicábamos el decálogo Yaqui, no hay frío, ni calor, ni miedo, solo el sentido del deber”.