Discurso No. 087

Palabras del secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, durante la inauguración del VII Congreso Nacional de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala.

México, D.F., 28 de octubre de 2013.

Muchas gracias queridos amigos, en primer lugar quiero darle las gracias a Pepe Narro por esta invitación y esta gran oportunidad de conversar con ustedes. Dos veces hemos sido diputados federales juntos, muchas de sus palabras son más de cariño y de sentimientos, pero quiero decirles que para mí es un gran honor, a nombre del Gobierno de la República, venir a compartir con ustedes estos momentos.

Para el Gobierno el movimiento campesino es clave para la transformación de México, y por eso mucho más me complace estar en esta Asamblea y ver que estamos, como dice Narro, forjando la unidad aquí con otros dos extraordinarios dirigentes, Max Correa de la Central Cardenista y mi buen amigo don Álvaro López de UNTA; muchas gracias a los dos por acompañarnos, y a nuestros amigos representante del Comité Ejecutivo Nacional de la CNPA, a los representantes de Chapingo, de instituciones del Gobierno Federal, muchas gracias.

Estamos en lo mismo, para ustedes lo más importante es la tierra, la razón de ser de la Secretaría que yo tengo el gusto de presidir es la tierra. La tierra tiene muchos problemas. El primero, creo yo que el fundamental, no todos tienen tierra ni todos tienen la calidad de tierra que se necesita, o la cantidad de tierra que se necesita. Pero hay una realidad que nos está alcanzando, incluso en los ejidos, los derechos ejidales se han convertido en objeto de comercialización, y eso está despojando a muchos verdaderos ejidatarios del derecho a la tierra que les correspondía por generaciones y generaciones, legítimamente a ellos. Una asamblea mal hecha, con malos funcionarios que se prestan, y con malos compañeros que traicionan a los de su propia clase, está despojando hoy a miles de ejidatarios con derechos legítimos a la tierra.

¿Y por qué los está despojando? Porque la tierra se ha convertido en un objeto valioso, más valioso que lo que fue nunca antes en la historia de México. Cuando el primer reparto de tierras, las que estaban alrededor de la ciudad eran muy valiosas para volverse urbanas y hacer fraccionamientos, y lo siguen siendo; o las que estaban a la orilla de la playa, las que eran susceptible de desarrollos turísticos, lo siguen siendo, pero cada vez hay menos.

Hoy, las minas representan un extraordinario reto para el Gobierno, porque si no somos capaces de poner orden en este sector, estamos viendo como paulatinamente con la razón de la explotación minera, muchos derechos ejidales son avasallados; pero ni siquiera por empresarios con conciencia social o con empresarios comprometidos con el sector industrial mexicano, muchas veces es el propio crimen organizado el que está detrás de estos despojos de tierra a campesinos.

Por eso, amigos, era imprescindible hacer una Secretaría como ésta, donde el tema principal es la tierra, ya no el reparto agrario, la tierra en todas las cosas que tienen que ver con la tierra: su propiedad, su legalización, su vocación, dónde debe estar cada cosa, y su explotación, ya sea agrícola, para vivienda, para desarrollos turísticos, para desarrollos industriales. La SEDATU fue creada por el Presidente de la República para darle a la tierra su verdadero valor y para evitar que ustedes, los hombres del campo de México, sigan siendo objeto de despojo como ya se ha dicho aquí.

Pero el primer problema es la propiedad de la tierra, cuántos tienen tierra; pero eso tiene ligado un aspecto importantísimo, amigos: cuántas mujeres tienen derecho a la tierra; ¿Y por qué es importante? Porque son la mitad de la población en el campo; además de eso es importante porque son las que se quedan a trabajar en el campo; y son las que no tienen derecho, y muchas veces la que se los niega es la asamblea ejidal. Esa es una injusticia que hay que corregir de inmediato, las mujeres deben tener el mismo derecho a la tierra que los hombres del campo de México.

Y por eso esta Secretaría tiene estos programas sociales, son programas que no están orientados, tanto al tema de la producción -aunque es su objeto- sino al tema del desarrollo agrario. ¿Qué entendemos por desarrollo agrario? Esta oportunidad de darle a la tierra un nuevo valor. Por eso, amigos, esta Secretaría puede ser la más poderosa aliada que ustedes tengan para la transformación del campo, para eso la creó el Gobierno, para que se convierta en el principal aliado de la transformación a partir de la tierra. Por eso, en este ejercicio presupuestal, hemos buscado que haya no solamente respeto a los acuerdos con las organizaciones, respeto a los porcentajes que establecimos para la Cruzada Nacional contra el Hambre, sino sobre todo la oportunidad de ir probando nuevas formas de organización.

Estas pruebas el próximo año alcanzarán algunas de ellas su plenitud, por ejemplo, estamos hablando de la lucha que tiene que hacerse en el campo; yo les diría que esta lucha ahora tiene tres planos fundamentales. Primero el conocimiento, nuestra tarea fundamental debe ser lograr la aptitud de los hombres del campo, de las mujeres del campo para dirigir ya no solamente sus pequeños porcentajes de dotación ejidal sino para dirigir empresas donde generen auténticamente recursos. En esto estamos absolutamente de acuerdo, las organizaciones han insistido al Gobierno en la necesidad de reformar el campo a partir de la tecnología y el conocimiento.

El segundo plano en el que estamos de acuerdo es el de la organización; mucho he aprendido sobre el tema de la organización del campo a partir de la vivienda. Nosotros no vamos a hacer casas, el Gobierno no va a ser el constructor de las casas, las tienen que hacer los desarrolladores o las organizaciones que produzcan casas. Si queremos mejores casas, tiene que ser a través de ellos; si queremos la transformación del campo, tiene que ser a través de las organizaciones. Organizaciones serias, organizaciones responsables, organizaciones comprometidas no con el gobierno, sino con las personas a las que representan, organizaciones que hablen claro, que respeten reglas, que cumplan, es exactamente lo mismo que ustedes le piden al Gobierno.

Hoy estamos en una situación que ustedes conocen mejor que yo, hay muchos funcionarios que abusan de su papel y hacen lo que no deben con los programas del campo, y hay muchos presidentes municipales que piden dinero para la vivienda, y muchas personas que, a nombre de las organizaciones, le piden dinero a los más fregados precisamente para que puedan tener un paquete de vivienda o para que puedan llegar a tener un programa de los que da la Secretaría o los que da alguna otra. Este es el tercer plano, un compromiso ético.

Estas transformaciones en el conocimiento, en nuestra capacidad de organización y en una cultura de rendición de cuantas real, donde los responsables efectivamente resulten pagando la responsabilidad que tienen o las fallas que hayan cometido son indispensables para transformar el campo.

Sobre esas tres reformas ha girado precisamente los objetivos del Gobierno. Una Reforma Educativa, reformas que establezcan efectivamente contrapesos en las áreas económicas más importantes, y cierto, una Reforma Energética donde el planteamiento liso y llano es el siguiente: no dejemos sin aprovechar lo que es nuestro, solamente porque nosotros, el Gobierno, no tiene el dinero para aprovecharlo.

Ese es el planteamiento básico de la Reforma Energética. A los hombres del campo les quedaría claro esta imagen, tienen una cosecha extraordinaria que recoger, pero no tienen tractores; entonces, como no pueden pedírselos al vecino, como no pueden hacer un acuerdo con los otros vecinos, como no pueden hacerlo, pues el trigo, el sorgo, la cebada o lo que sea hay que esperar que se muera.

Nosotros pagamos las tarifas más caras de electricidad, pero no podemos producirla más barato porque nuestro combustible es caro por lo que cuesta sacarlo; nosotros pagamos las tarifas eléctricas más altas en el campo, pero no podemos producir más porque la tecnología solar por ejemplo, puede ser más cara. Si el Gobierno tuviera dinero tendríamos más oportunidades.

Como dicen los dirigentes de ustedes: estas son cosas que vale la pena discutir. Yo por eso celebro que ustedes hagan un Congreso como el de hoy, y solamente quiero dejarles un mensaje muy claro, en todas estas cosas coincidimos. El Presidente de la República sabe que si queremos Mover a México, tenemos que mover y transformar el campo; y sabemos que si seguimos haciendo las mismas cosas, no vamos a tener resultados diferentes.

Por eso hay que hacer reformas, por eso hay que correr el riesgo de poner a discusión las cosas, no hay que dejarlas en los cafés, en las discusiones y en el pleito entre los partidos políticos, había que llevarlas al Congreso, donde los mexicanos tienen que decidir, donde sus representantes tienen que decidir y mientras tanto no dejar de trabajar ni un minuto.

Hemos cumplido este año en el otorgamiento de casi 3 mil millones de pesos de programas sociales. Me complace decirles que más del 50 por ciento de eso programas están siendo aplicados por mujeres del campo en México y ese es un extraordinario logro, no solamente los programas de mujeres -PROMUSAG es un programa exclusivo de mujeres- pero FAPPA, que es mixto, tiene hoy un componente de más del 48 por ciento dirigido a mujeres.

Y qué decir de vivienda rural. Con CNPA por ejemplo, un acuerdo para repartir 13 millones de pesos en vivienda rural que han sido debidamente canalizados, y que yo espero que, como en los años pasados, CNPA rinda cuentas puntualmente de este beneficio de los hombres del campo.

Dignificar la vivienda es una tarea clave en el campo, de eso se trata la SEDATU y yo espero que esta Secretaría pronto se convierta en un referente para ustedes. Nuestro tema es la tierra, nuestro trabajo es el campo, pero por primera vez no es aislado, sino que es el campo y la ciudad, la vivienda que se hace en los fraccionamientos es gracias a ustedes; o mejor dicho, en contra de ustedes muchas veces, porque les quitan la tierra a cambio de unos cuantos pesos para convertir grandes fraccionamientos o desarrollos de los que la gente del campo no ve un centavo.

Ese es el reto de la organización y ese el futuro, trabajar el próximo año para formar inmobiliarias ejidales, inmobiliarias rurales, intermediarias financieras. Junto con Sociedad Hipotecaria Federal vamos a destinar más de 100 millones de pesos para crear esos intermediarios financieros que respondan por la gente del campo. Quién mejor que la gente del campo para responder por la gente del campo, y esa es la tarea de las organizaciones, y ahí junto a ellas tiene que estar el Gobierno.

Esa, amigos y amigas, es la transformación que estamos buscando, eso es lo que quiere el Presidente de la República, que ustedes sepan que coincidimos en esta necesidad de un nuevo acuerdo, donde el campo sea el eje de la transformación de nuestro país. Sé que con unidad, con diálogo sincero, diciéndonos primero el lenguaje que tenemos que hablar Gobierno y organizaciones, sé que vamos a lograr ese acuerdo, y sé que vamos a logar la transformación de México a partir de la transformación del campo, donde hombres y mujeres, por generaciones, han sido pobres, pero nunca han perdido la dignidad. Hoy es hora de devolverle al campo dignidad, devolverle a la tierra valor y efectivamente hacer que México se mueva hacia el progreso, y que los hombres y mujeres del campo lo vean donde o tienen que ver, en la mesa donde está la comida de sus hijos.

Muchas gracias, estimados amigos