Boletín No. 102

• El esquema prevé otorgar 16 mil microcréditos de autoproducción para abatir el rezago de casas en el campo

El Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares (FONHAPO) y los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) firmaron un convenio de colaboración para poner en marcha el programa de Financiamiento a la Vivienda Rural con base en la Actividad Productiva, mismo que fue signado por el secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, en calidad de testigo de honor.

Con este esquema, firmado por los titulares de FONHAPO, Ángel Islava Tamayo, y de FIRA, Rafael Gamboa González, se otorgarán 16 mil microcréditos de vivienda a productores rurales de bajos ingresos, con una inversión total aproximada de mil 800 millones de pesos.

Se busca abatir el rezago de casas en el campo al garantizar el otorgamiento de préstamos para autoproducción de vivienda apoyados con recursos de FIRA y garantizados por el FONHAPO.

El programa beneficiará a cafetaleros, cañeros, pescadores, ganaderos, productores forestales y agricultores en general, quienes perciben ingresos menores a cinco salarios mínimos mensuales, y que actualmente no son atendidos por el sistema financiero.

Para el funcionamiento de este esquema, FONHAPO destinará, en una primera etapa, 100 millones de pesos de garantías, que detonarán microcréditos por un monto de mil millones de pesos otorgados por FIRA. Los microcréditos serán complementados con 728 millones de pesos de subsidios federales.

El crédito otorgado por FIRA representa el 55 por ciento del valor del inmueble, un 5 por ciento más será cubierto por el beneficiario, además de que la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) proporcionará el 40 por ciento restante del valor como subsidio; mientras que FONHAPO dará la garantía para el crédito. Las viviendas tendrán un valor máximo de 113 mil 200 pesos.

El secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, destacó que este esquema de apoyos tendrá una repercusión directa en la economía del país, ya que abre un inmenso campo de trabajo para los desarrolladores de vivienda, los promotores y productores sociales, los intermediarios financieros y sobre todo, dijo, da la posibilidad de que más mexicanos tengan una vivienda digna y, con ello, una mejor calidad de vida.

El titular de la SEDATU señaló que el programa permite que más ciudadanos transiten hacia la formalidad y exhortó al director de FONHAPO a verificar que los estándares de calidad de las viviendas que se construirán no sean menores a lo que se pide para las construcciones que se edifican con el apoyo de INFONAVIT y FOVISSSTE.

Asimismo, solicitó al director de FIRA, que los esfuerzos que se hagan tengan la flexibilidad necesaria para el medio rural, al que, dijo, no podemos pedirle los mismos niveles de cumplimiento que se exigen en el medio urbano.

En su intervención, Ángel Islava Tamayo, director de FONHAPO, subrayó que hasta el día de hoy no existía un esfuerzo institucional relevante para atender a las familias rurales, por lo que con la conjunción de los esfuerzos se atenderá a este sector de la población de manera oportuna. “Lograremos detonar y multiplicar las acciones de vivienda ahí donde la necesidad tiene forma y rostro”, dijo.

Precisó que se trata de una vivienda digna con al menos 40 metros cuadrados, con dos recámaras, baño, cocina y ecotecnias adecuadas a las necesidades del entorno rural.

Por su parte, el director general de FIRA, Rafael Gamboa González, afirmó que este modelo de atención ofrece un esquema de garantías financieramente sostenibles, lo que contribuye al objetivo de asegurar la solidez y prudencia del sistema financiero.

Este proyecto representa un importante paso hacia el logro de la equidad social y el mejoramiento de las condiciones de vida en el ámbito rural, dijo, el cual desde hace más de 58 años atienden, impulsan y desarrollan dichos fideicomisos.

En México nueve millones de hogares están en rezago habitacional ampliado, es decir que viven hacinados o sus viviendas están construidas con materiales de baja calidad y duración.

El 76.5 por ciento de este rezago se concentra entre las familias que no tienen acceso a los sistemas de seguridad social como el INFONAVIT y el FOVISSSTE.