DIRECCIÓN GENERAL DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Monterrey, N.L., 14 de octubre de 2013.

 

Buenos días tengan todos ustedes. Para mí es un gran placer estar por segunda ocasión en este gran esfuerzo que organiza Luis Eugenio Todd. Sin duda, la convocatoria que me hace el Rector de nuestra máxima casa de estudios, el doctor Jesús Ancer, es siempre correspondida, sobre todo cuando se trata para apoyar el futuro de nuestra querida Universidad.

Agradezco la presencia del ingeniero José Antonio González, representante del señor Gobernador, y actual Secretario de Economía, previo Secretario de Educación del estado, y sin duda, la presencia del señor Secretario General de la Universidad, el ingeniero Rogelio Garza, gracias por acompañarnos.

Reconozco la gran labor de Albert, quien ha estado presente prácticamente desde el origen de esta convocatoria. Anoche compartíamos el pan y la sal en casa de Luis Eugenio. Tuvimos una muy enriquecedora plática y discusión sobre estos temas.

Agradezco, sin duda, a nuestro anfitrión, a Carlos Eduardo Medina y al director del Secretario Académico de la Universidad, Juan Manuel Alcocer, gracias por estar aquí con nosotros.

Ingeniero Juan Francisco Garza Tamez, presidente de la Junta de Gobierno de la Universidad; doctor Thomas Fox, que nos honra con presidir el Consejo Consultivo Internacional, gracias por acompañarnos y estar presente en este gran evento.

Luis Eugenio Todd siempre se está tirando al piso y siempre se queja en vida, eso es invariable, pero creo que no pudo tener mejor compañera para todas sus aventuras que Elvira, a quien saludo en este día. Gracias por estar con nosotros, Elvira.

Luis Eugenio está a dos años de cumplir 80 años. Creo que es hiperactivo. No, pero lo interesante, anoche compartíamos en su casa, me tocó ser, después de haber sido diputado federal me tocó ser diputado local en el Congreso, líder de la fracción de mi partido, no líder del Congreso, porque éramos una minoría, me faltaba un voto para ser mayoría. Pero ahí tenía un gran amigo en la oposición, que era don Jesús Hinojosa, quien era diputado a sus 81 años de edad. Y acuñamos juntos una frase, que decía que “la senectud empieza cuando se deja prever el futuro”. Y en ese sentido, hay jóvenes de 80 y viejos de 40, así es que no te preocupes, Luis Eugenio, que te tendremos aquí para rato, pensando y creando cosas a favor de la Universidad.

Justamente el día de hoy el señor Rector nos hace favor a un grupo de alumnos de la Universidad de distinguirnos con un reconocimiento esta tarde. Y reflexionando sobre las ideas que compartiremos esta tarde, veíamos que las grandes cosas y las grandes instituciones no son producto de la labor de un solo hombre, mucho menos de una sola … y ahora Ancer al frente, han logrado construir a partir de su Fundación en el 33 la creación de la Ciudad Universitaria en los inicios de los sesentas, fines de los cincuentas, y eso nos lleva a una reflexión: generalmente cuando somos capaces de liderar, de encabezar proyectos, tenemos la capacidad de tocarnos a través de generaciones, de poder motivar e inspirar el trabajo de todos. Y creo que esta semilla que sembró Luis Eugenio en biotecnología y este tipo de seminarios, justamente es una labor que se va a construir en el tiempo; es una semilla que estoy seguro germinará por el bien de todos.

En el 2011 que me tocó participar como diputado federal, compartíamos justamente el esfuerzo que hacíamos desde la Cámara de Diputados para fortalecer el presupuesto de investigación y compartíamos también una serie de reformas que nos iban a permitir encauzar, a través de una Ley que aprobamos, de Asociaciones Público-Privadas, el capital privado en función con el capital público, con una aportación que otro gran legislador de Nuevo León, Enrique, hizo en el Senado, para poder permitir inversiones público-privadas también en la tecnología, agregando un gran elemento a la iniciativa del Presidente Calderón de ese tiempo, para justamente encauzar recursos a este tema.

En aquella ocasión me permití tener la irresponsabilidad de hablar sin un documento. En esta ocasión, dicen que “no es lo mismo ser res que ser carnicero”, así es que prefiero atenerme a una breve participación en lectura.

Esta invitación que me hace el Rector, pues realmente nos lleva a un tema central, y se sintetiza justamente con el nombre que le damos a esta Conferencia, que es la biotecnología, “De la Biotecnología a la Bioeconomía”; es decir, cómo pasar de la concentración en el ámbito del desarrollo científico y teórico, hacia las soluciones prácticas que el doctor nos hacía referencia.

Esta evolución es necesaria desde muchos puntos de vista, pero uno que lo hace evidente es la escala de los retos que como humanidad enfrentamos; permítanme compartir algunos datos que nos harán esta reflexión:

En 1950 el mundo tenía dos mil 526 millones de personas; hoy somos siete mil millones de habitantes en el orbe; en el 2050 las estimaciones nos dicen que llegaremos a ser 10 mil millones de seres humanos en el planeta.

Nuestra esperanza de vida en 1950 a nivel global eran más o menos de 47 años, en México 51 años; actualmente en el mundo la esperanza de vida es de 70 años en promedio; en México es de 77, y hacia 2050 se estima que ascienda a 76, en México casi 84 años, así es que vas muy bien, Luis Eugenio.

La tasa de dependencia que mide la dependencia entre la población económicamente activa y la población no activa, en 1950 había 65 personas en edad de trabajar por cada 100 habitantes; en México esa relación era 85 personas trabajando por cada 100; en la actualidad en el mundo hay 52 personas en edad de trabajar por cada 100, y en México, 56.

O sea, en un mundo con una población creciente, que en promedio vivirá más años, y en donde habrá cada vez menos personas en edad productiva y más personas económicamente dependientes, el reto es lograr modelos económicos que hagan viable el bienestar de la población.

En este escenario, la biotecnología es un cúmulo de respuestas (incipientes en muchos casos, pero promisorias) a los desafíos que enfrentamos.

Si entendemos la biotecnología como el conjunto de conocimientos para utilizar organismos vivos o sus productos para la generación de nuevos productos, procesos o servicios, su aplicación la podemos ubicar en tres grandes apartados: La alimentación; la medicina; y, la ingeniería aplicada (biología sintética).

En la alimentación, el reto es lograr formas sustentables de producir y comercializar alimentos para 10 mil millones de personas hacia 2050. En México, este reto tendrá una escala de poco más de 150 millones de personas, 40 millones más de lo que hoy somos.

Si a eso le agregamos el reto del cambio climático. Esta mañana escuchaba una entrevista en el radio, donde justamente hablaban cómo la manera como, qué certifica esto, el planeta está evolucioando, el reto de las plagas, el reto del cambio climático, y la presión poblacional, no hay manera que con métodos tradicionales podamos enfrentar ese gran paradigma.

La biotecnología ha desarrollado una comprensión más precisa de los procesos biológicos de cultivos y animales y de su adaptabilidad a distintos climas y ecosistemas, abriendo posibilidades para desarrollar variedades más resistentes y de mayor rendimiento.

Actualmente, inclusive en los campos experimentales que se han procesado en México, en materia de maíz en Sinaloa, una cosecha puede ser 20 veces más productiva en la producción de maíz, una cosecha con semillas transformadas, que una cosecha tradicional. Puede ser básicamente entre cinco y 10 veces más resistente al embate de plagas, y sin duda más resistente a las sequías.

Pero hoy, el debate en México es ese: ¿estamos listos para enfrentar el reto de la transformación o no? Hay muchas voces a favor y en contra, pero lo único que no podemos ser es ser incongruentes.

Hoy en México, importamos alimentos generados en la agroindustria con maíz genéticamente transformado, pero les prohibimos a nuestros productores agrícolas utilizar maíz biológicamente transformado. ¿Qué quiere decir esto? Pues que de alguna manera estamos sujetando a los campesinos de México a una pobreza histórica y de baja productividad.

Por ejemplo, se ha descifrado el genoma del maíz, del frijol, y del aguacate, entre muchos, los cuales forman parte importante de la dieta promedio y hacen posible una comprensión más amplia de su naturaleza y de las mejores formas para cultivarlos y producirlos.

Así es que este debate lo tenemos que librar muy pronto, y lo tenemos que librar positivamente por el bien de México.

En México, en el sector salud la demanda de medicamentos para atender a la población actual asciende a 350 millones de dólares al año, y se estima que crecerá a dos mil millones de dólares en los siguientes 10 años.

La biotecnología abre un campo vasto: la mejor comprensión de ciertos padecimientos a partir del estudio del código genético de nuestro ADN, y la posibilidad de desarrollar terapias personalizadas, mucho más efectivas y eficientes en costo.

En México, por ejemplo, se ha avanzado en el “Mapa del Genoma de Poblaciones Mexicanas” que identifica variaciones genéticas comunes a la población mestiza y las compara entre regiones diferentes en México.

Gracias a este conocimiento hemos podido identificar padecimientos a los que nuestra genética nos hace más propensos, como la diabetes tipo 2, cuyo genoma fue descifrado por investigadores mexicanos (2012) y hace posible orientar mejor los recursos a la prevención y tratamiento de una de las diez principales causas de muerte en nuestro país.

Como diputado federal, haciendo campaña, uno de los casos más tristes que encontré, tocando puertas en el distrito de Apodaca, o en el distrito 1 de Monterrey, como diputado local, fue mexicanos de entre 45 y 55 años de edad que estaban en sus casas ya habiendo sufrido amputaciones por la diabetes. Se pierde talento, se pierde capacidad humana y se pierden recursos valiosos, no sólo para las familias sino para el país entero. Es un reto importante y creo que lo debemos de tomar de frente: la diabetes en México.

Finalmente, la tercera línea, la aplicación de la ingeniería y la nanotecnología a la biología ha permitido diseñar y construir sistemas biológicos con un fin totalmente funcional, trabajando a nivel molecular con ADN, proteínas, y otras moléculas orgánicas esenciales.

En México, existen esfuerzos entre el sector público y el sector privado, junto con la academia, en la triple hélice referida, para desarrollar esta área principalmente en los campos de la farmacéutica y los agronegocios.

El CONACYT ha destinado recursos del Fondo Sectorial de Innovación (FINNOVA) a la Asociación Mexicana de Biología Sintética A.C. que reúne justamente esfuerzos de los tres sectores.

La biotecnología es una veta inmensa para el desarrollo de México. Si bien en 2012, México se posicionó como el quinto proveedor de Estados Unidos en productos de biotecnología y ciencias de la vida, aún hay mucho por desarrollar, sin duda.

Contamos con alrededor de 375 empresas relacionadas con la biotecnología, y con más de 10 mil investigadores relacionados con las distintas áreas de la biotecnología, y alrededor de 80 instituciones educativas ofrecen programas relacionados a esta área del conocimiento.

Actualmente, México cuenta con más de 20 centros de investigación en biotecnología, entre los que destacan el laboratorio de genómica del CINVESTAV en Guanajuato y el Centro de Investigaciones en Productos Bióticos del IPN en Morelos.

En México existen más de 100 instituciones dedicadas a la investigación en campos relacionados a la biotecnología y sin duda el bio-cluster de Nuevo León en esta materia, bien expresado por el Rector, es un ejemplo nacional.

Lo que se ha desarrollado en el Centro Tecnológico de Monterrey, para mí, como Secretario de Economía, es un ejemplo que cada vez que un Gobernador viene a solicitar recursos para un parque de esta naturaleza en materia de conocimiento, un requisito fundamental es una visita al Parque de Tecnología justamente de este estado para poderlo diseñar apropiadamente, porque incluye no sólo la rectoría de un estado comprometido sino dirigirlo al sector productivo para poder aterrizarlo.

Hay esfuerzos privados que son de resaltar, el Centro de Biotecnología FEMSA del Tecnológico de Monterrey, dedicado a generar investigación, transferir conocimiento y diseñar modelos de negocio en áreas biotecnológicas y alimentarias.

Estamos trabajando con empresas internacionales como Pepsico, como Mondelez, y como muchas otras, justamente con la responsabilidad corporativa de cómo dar soluciones nutritivas, de alimentación y de combate a la obesidad.

El Gobierno Federal tiene absolutamente clara la urgencia de invertir en investigación y desarrollo; la meta planteada por el Presidente Peña y expresada por Luis Eugenio, justamente es reconocer que no es posible pensar en un país con desarrollo siguiendo la inercia de una inversión de sólo 0.4 por ciento del PIB en investigación y desarrollo. El compromiso del Presidente, que inició ya en el presupuesto 2013, y se fortalecerá con el presupuesto 2014 es lograr justamente la meta en este sexenio de llegar al uno por ciento del PIB con incrementos que han sido sin duda notables en la asignación presupuestal.

De hecho, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 es también claro en este planteamiento al establecer en la cuarta meta “México Próspero”, la línea de acción “Aprovechar el desarrollo de la biotecnología, cuidando el medio ambiente y la salud humana”.

En la Secretaría de Economía trabajamos con la industria en la definición de políticas públicas a través de diversos mecanismos:

El Fondo sectorial de Innovación con el CONACYT (FINNOVA), que ha apoyado a cerca de 100 proyectos de biotecnología productiva, por un monto superior a los de 300 millones de pesos.

El Fondo de Fondos, “México Ventures I”, ha apoyado al Fondo Excel Ventures, el cual invierte en empresas del sector de medicina y biotecnología.

Los avances tecnológicos permiten, fundamentalmente, lograr un mayor bienestar. La inversión que realicemos en campos como la biotecnología, sin duda contribuirán a una comprensión más amplia de nuestra naturaleza y de la mejor forma de asignar nuestros recursos para alimentación, medicina y tecnologías.

Debemos desarrollar un entorno para la ciencia y la capacidad de innovación para el futuro del país.

Les agradezco mucho su presencia, y los felicito, justamente, por este gran esfuerzo.

Muchas gracias.