DIRECCIÓN GENERAL DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Durango, Dgo., 07 de agosto de 2013.

 

Buenas tardes tengan todas y todos ustedes. Para mí es un gran honor venir a Durango con la representación del señor Presidente, y atender un compromiso que habíamos hecho con esta gran organización de mujeres empresarias de México, con quienes hemos venido trabajando y no desde el inicio de la administración, sino desde el gobierno en transición, e incluso en que ustedes institucionalmente estuvieron participando, porque la ley no lo recomienda, una gran representante de ustedes formó parte del Consejo Empresarial para el Empleo y el Crecimiento, del entonces candidato a la Presidencia de la República, y que hoy nos acompaña el día de hoy.

He tratado de ordenar en mi mente un poco las ideas para compartirlas con ustedes. Y pidiéndole permiso al señor Presidente, le comenté que esta presentación en su nombre la iba a dividir en tres áreas.

La primera, le comenté ayer, que nos hizo favor de inaugurar la Semana del Emprendedor, que en mi mensaje, si él me lo permitía, iba a hacer primero identificarme con ustedes desde la perspectiva que un servidor miembro del gabinete del Presidente Peña Nieto enfoca el empoderamiento de las mujeres; la vivencia personal de Ildefonso Guajardo en relación a la importancia que la mujer guarda en la economía y en la sociedad.

En un siguiente momento compartiré con ustedes algunas cifras básicas del diagnóstico de lo que representa el empoderamiento económico de las mujeres, y finalmente, y lo más importante, compartir la visión del Presidente en cuanto a los programas públicos y la importancia de la transversalidad de género en los programas gubernamentales.

Así es que inicio con la primera, y la primera me remonta a hace casi 40 años. Cuando tenía yo 17 años me encomendaron hacer una encuesta industrial en el Estado de Nuevo León. Teníamos que hacer entrevistas a dueños de empresas en los diferentes municipios. Me tocó visitar una empresa que se dedicaba a la confección, y al punto de entrada, cuando abro la puerta de esta empresa veo que había un pasillo de 150 metros, inmueble de 400 mujeres haciendo su trabajo como operarias en este gran taller. Al principio vi el pasillo y me aboqué a caminar, pero conforme empecé a caminar empecé a escuchar algunas expresiones soeces, interesantes, de las compañeras trabajadoras. Para cuando llegué a los 70 metros el miedo ya me invadió y me parecía interminable el resto del pasillo.

Esa experiencia me dejó marcado, sin duda, a una edad temprana, de lo que siente mi mujer cuando es acosada por un grupo de hombres, de lo que siente una mujer cuando no se respeta su dignidad, y cuando no se respeta su vida. Y en ese sentido aprendí a respetar y a dignificar a la mujer justamente por una experiencia que parece inverosímil, pero que sin duda a veces marca, que es respetar a la mujer en su dimensión y en su esfuerzo.

Como parte de un grupo familiar, el trabajo de mi padre era abarrotero, y ahí también aprendí el trabajo de una mujer en la casa en un micro o pequeño negocio. Aparte de atendernos, de alimentarnos, de cuidar nuestra ropa, nuestra salud, tenía que ayudar a su compañero a atender la tienda de abarrotes cuando el compañero tenía que descansar, así es que también viví desde muy temprana edad el valor del trabajo de la mujer al lado de los pequeños emprendedores y conjuntamente con la responsabilidad, tienen que sacar las familias adelante.

Y más adelante, cuando fui el único miembro de la familia que me dediqué a la política, empecé a participar en ella, creo que soy uno de los pocos mexicanos que ha tenido el privilegio de trabajar para alguna de las mujeres más destacadas en México.

Yo no creo que haya un mexicano que haya trabajado para Beatriz Paredes, para Silvia Hernández, ex-Secretaria de Turismo, y para Dulce María Sauri, ex-Presidente Nacional de mi Partido, prácticamente en periodos consecutivos.

Haber trabajado para ese grupo de mujeres talentosas y brillantes que han estado al servicio de México justamente educa y nos ayuda a ver la brillantez y la visión de la mujer y el liderazgo que tiene.

Y en esas responsabilidades, ya sea de Partido o de gobierno, me tocaron grandes debates sobre equidad de género, y a veces no se entiende, y a veces los críticos dicen por qué, que cada quien gane su espacio conforme a sus capacidades, y cuando estábamos viendo las listas de candidatos, la pregunta era, había hombres que decían, pero es que no hay mujeres formadas, no hay mujeres con cuadros, no hay mujeres con la capacidad de dar respuesta. No las hay porque nunca les hemos dado la oportunidad de formarse desde abajo para construir sus capacidades y sus posibilidades.

Este primer segmento lo considero necesario porque no se puede leer un discurso escrito por alguien más, sin convicción, sin entender el papel que ustedes juegan para la formación de las sociedades, en este caso de la sociedad mexicana, y el papel que ustedes juegan para la construcción de este país.

Quiero compartir con ustedes esta segunda parte –y les juro que no lo voy a hacer muy largo- algunas estadísticas básicas. Por ejemplo, en los últimos 12 años, desde el inicio de este milenio, en América Latina, entre el 2000 y el 2012, ha aumentado en un 15 por ciento la participación de las mujeres en la economía.

Si en esta primera parte del sexenio, en su primera década, no hubiera cambiado el nivel de ingreso de la mujer en la primera década del milenio, tendríamos 30 por ciento más de pobreza en América Latina, y tendríamos un 28 por ciento más de desigualdad. De hecho, los análisis que se hacen sobre la importancia de la participación de la mujer en la economía nos dicen que aquellos hogares que tienen más de un 75 por ciento de sus ingresos generados por mujeres implica una mayor participación de los hijos en el sistema escolar, y un mayor cumplimiento de metas escolares para la familia, contrario a aquellos hogares que encabezan desde el punto de vista de ingresos-hombre, lo que demuestra el compromiso de las mujeres para sacar adelante a las familias.

Y créanmelo, como diputado federal en dos ocasiones, y uno como diputado local, lo que se hace recorrido es casa por casa, en barrios innumerables, y ver el gran esfuerzo que las madres solteras o las madres solas, jefas de familia, tienen que sacar, para sacar adelante a sus familias, por eso, es, sin duda, un compromiso fundamental de esta administración, es probar alternativas de apoyo específico de género para sacar adelante a las mujeres a través de microempresas, empresas pequeñas, para que pueda coexistir su responsabilidad familiar con su responsabilidad económica.

La Cepal recientemente también en un estudio nos dice que cuando están las mujeres con microfinanciamiento, la respuesta de pago de las mujeres es de un 95 por ciento, mientras que la de los hombres dista mucho de este nivel de cumplimiento.

Justamente a nivel global, la ONU nos dice que el 66 por ciento del trabajo realizado por mujeres, las mujeres realizan el 66 por ciento del trabajo global, incluyendo sus responsabilidades en casa, producen el 50 por ciento de los alimentos y perciben únicamente el 10 por ciento de los salarios, y desde el punto de vista de patrimonio sólo controlan uno por ciento de los activos.

A nivel global las mujeres en las micro y pequeñas empresas tienen el 38 por ciento de participación; en México sólo el 23 por ciento.

Está demostrado, según Naciones Unidas, que por cada 10 por ciento más de niñas que vayan a la escuela, el PIB se puede multiplicar en tres por ciento.

Con estos números, independientemente del compromiso que tengamos con la equidad de género, sólo a un economista ciego y miope no puede quedarle claro el impacto que darle oportunidad a las mujeres, y a las mujeres empresarias, pueda tener en la expansión y en la movilidad de las mujeres en la economía nacional y en la economía global.

El BID acaba de hacer un análisis de 20 países en Latinoamérica. Las buenas noticias es que dentro de Latinoamérica somos el cuarto país que genera el mejor ambiente de negocios para mujeres, pero no es mucho orgullo, porque Latinoamérica no representa los mejores promedios mundiales. El primer lugar lo tiene Chile; el segundo lugar lo tiene Perú; el tercero Colombia, y el cuarto, México. Coincidentemente son los cuatro países con los que estamos haciendo la Alianza del Pacífico, uno de los acuerdos más innovadores en América Latina.

Y la última parte de esta presentación, que decidí compartir con ustedes, sin duda, es la parte sustancial, el compromiso del Presidente de la República en la agenda de género en materia económico-empresarial.

Cuando se diseñó el Plan Nacional de Desarrollo, el Presidente en lugar de seguir la tradición de anexar un capítulo más al capítulo de la mujer, lo que hizo específicamente fue directamente instruir al Secretario de Hacienda para que el tema de las mujeres al igual que el tema de la productividad o la democratización de la productividad fueran transversales. ¿Esto qué significa? Que todo el diseño de la política pública sea en economía, sea para empresarios y empresarias, sea en salud, tenga un enfoque riguroso de género justamente para lograr ese objetivo.

Y entre sus compromisos de campaña, que están en proceso de desarrollo y cumplimiento está generar condiciones de financiamiento directo y exclusivo para mujeres y generar oportunidades para madres solteras jefas de familia, de darles la tranquilidad de un seguro para sus hijos en caso de fallecimiento.

Hay un tema integral del tratamiento de la mujer en este contexto en la Semana del Emprendedor que hoy se está realizando en la Ciudad de México, que ustedes pueden consultar vía electrónica en el foro virtual de la Semana del Emprendedor, justamente para trabajar de la mano en las condiciones que debemos de aportar en la Secretaría de Economía para el futuro de las mujeres empresarias de México.