La denominación “Ámbar de Chiapas” se aplica a la piedra semipreciosa de origen vegetal, y a los productos derivados de ésta, tales como joyas, objetos de arte y religiosos, entre otros.

Desde la época prehispánica, el ámbar era sumamente apreciado para elaborar ornamentos y realizar intercambios comerciales.

Según las evidencias arqueológicas y la información histórica, el ámbar llegó a regiones lejanas como el Altiplano Central, Oaxaca, la costa del Golfo, la región zoque del occidente de Chiapas y el área maya.

La creatividad de los artesanos logra hacer uso pleno de las propiedades del ámbar, con sus características físicas y colores. Las diferentes etapas del trabajo artesanal son, por lo tradicional: selección de las piedras brutas; estudio para determinar su utilización; talla y corte para esbozar los modelos; pulido con papel de lija y pasta para brillo; limpieza final hecha con el cuidado más exigente; y finalmente, el engarce para montar las piedras en metal precioso.

Es la Norma Oficial Mexicana, NOM-152 SCFI-2003, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25 de agosto del 2003, la que establece las especificaciones fisicoquímicas que debe cumplir el “Ámbar de Chiapas”, durante su extracción y elaboración; además de dar sustento a la Denominación de Origen del Ámbar.