¿Qué logramos?

Mantener el acceso preferente e ilimitado para los productos mexicanos en los mercados de Estados Unidos y Canadá, eliminando la posibilidad de imponerles

restricciones que obstaculicen el funcionamiento de las cadenas regionales de valor.

  • En particular, se favorecerá la producción de prendas y productos de la cadena textil vestido en América del Norte, manteniendo las preferencias arancelarias del acuerdo previo, así como las disposiciones que facilitan el acceso a insumos indispensables para sus actividades productivas.

Preservar los tres mecanismos de solución de controversias incluidos en el acuerdo previo:

  • Se mantiene íntegro el Capítulo XX, el cual da congruencia a nuestro acuerdo, ya que permite a los Estados dirimir las controversias que puedan surgir en torno a la interpretación, aplicación y alcance del Tratado.
  • Se preserva el Capítulo XI, que permitirá defender las inversiones más importantes en las controversias Inversionista-Estado.
  • Se mantiene el mecanismo de solución de controversias del Capítulo XIX.
  • Gracias a ello, se eliminó la propuesta de Estados Unidos sobre estacionalidad, diseñada para bloquear las exportaciones agropecuarias mexicanas en temporada de productos frescos.

Mantener la independencia y soberanía de México en materia energética y garantizar certidumbre jurídica a los prestadores de servicios, exportadores, importadores e inversionistas que participan en el sector, en el marco de la reforma energética.

Incorporar un mecanismo para revisar el acuerdo.

  • Esto permitirá alinear el acuerdo a una revisión periódica de políticas públicas, para mantenerlo acorde a la realidad económica, y evitar llegar a una situación como la actual, en donde el instrumento no se revisó, sino hasta 24 años después de su firma.
  • Este nuevo mecanismo prevé que las revisiones se realicen cada seis años y que, una vez acordada su revisión, se relance la vigencia del acuerdo a 16 años.